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Mostrando entradas con la etiqueta Zona Colonial. Mostrar todas las entradas
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18/5/16

Este hotel por dentro...

Aunque a veces te traten como mierd... –total, una sigue yendo como si nada–, los antiguos bohemios de la Ciudad Colonial reconocemos sentir un cariño especial por este restaurante de la Meriño con Conde.
Debe ser la arquitectura, el lugar, las palomas, la sombra o la figura del álamo de su lateral izquierdo. 
Algo.
Porque fíjense que solo a la quinta vez que le pides que por favor te lleven la pasta con la salsa blanca esa pero sin cebolla, a la quinta o sexta vez, sin mentir, el mozo se viste de valor y te dice que nunca podrá ser, porque la salsa no es natural, es decir no la preparan ellos, sino que viene lista, y no hay forma de sacarle los pedacitos de cebolla, “como usted comprenderá”. 
El objetivo de la entrada es este: como conocemos de sobra el restaurante, ¿no les da curiosidad, cuando le pasan por el frente, de ver/conocer el hotel por dentro, a partir del segundo piso? Conocer sus habitaciones, pasillos, vistas...
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Bien, aquí las tienen. Algo viejas, eso sí (imaginemos que es un #tbt). 
En 2008 lo incluimos en un reportaje sobre los hoteles de la ZC y como estos hoteles, la verdad, cambian muy poco, es casi seguro que, si volvemos a recorrerla, la estancia lucirá así.
Pasillos, habitaciones...


El Palacio Consistorial desde el balcón.

La plaza Colón y la Catedral desde el balcón del hotel.

2/12/12

El Museo Alcázar de Colón recreará un parque medieval

El próximo sábado 8 de diciembre, día en que se celebra la Noche Larga de los Museos y el Día Nacional del Patrimonio Cultural, el Museo Alcázar de Colón recreará en su frente un parque medieval.
Es la propuesta de la institución para el evento cultural que se realiza en el país desde 2008 y en el que museos públicos y algunos privados ofrecen al público actividades especiales gratuitas desde las 8:00 de la mañana y hasta las 12:00 de la medianoche.
La inauguración del parque medieval está pautada para las 7:30 de la noche y lo bonito de la actividad, dijo a LISTÍN DIARIO la directora del museo, Raysa Astacio, es que no solo ofrecerán a los que se acerquen una atractiva velada, sino que darán la oportunidad a jóvenes artistas plásticos, músicos y actores para que formen parte de la escena, exhiban su arte y talento allí y, en el caso de pintores y artesanos, vendan sus mercancías a precios módicos.
“Nos remontaremos a esa época y colocaremos todos los elementos que la caracterizaron, desde las artes plásticas y la artesanía hasta la música y el vestuario”, explica Astacio. La música antigua será combinada con música en vivo de blues y “lounge” moderno y la participación de un DJ.
Astacio recuerda que el Museo Alcánzar de Colón ha participado en todas las ediciones de la Noche Larga de los Museos y en esta ocasión han querido hacer algo fuera del recinto para atraer a las familias dominicanas y a los visitantes extranjeros.
“Estamos buscando artesanos que muestren su mercancía, pintores que trabajen allá mismo con sus caballetes, al estilo de aquella época; que lleguen músicos a tocar su violín o una flauta, todos vestidos con trajes medievales, como también estarán vestidos los empleados del museo”, expresó Astacio.

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Más en Listín Diario

2/7/12

La Plaza de la Poesía

¿Qué tal un paseo por uno de los rincones más quietos e inspiradores de la Zona Colonial? Está ubicado en la calle La Atarazana, justo en la curva que se forma en el costado derecho del Alcázar de Colón. Su nombre, Plaza de la Poesía, honra la memoria de la poetisa y educadora dominicana Salomé Ureña de Henríquez (1850–1897).  Una escultura de la fundadora del primer centro de educación superior para mujeres jóvenes en República Dominicana, el Instituto de Señoritas, sobresale en el pequeño y acogedor espacio.
Inaugurada el 20 de octubre de 2011, durante la celebración en el país del Tercer Festival Internacional de Poesía Santo Domingo 2011, la plazoleta es el lugar perfecto para leer, meditar o descansar tras un recorrido por los principales atractivos de la Zona Colonial.

Entorno cultural
La Plaza de la Poesía forma parte del Circuito Cultural de Las Atarazanas, que incluye la Librería de Cultura y la tienda de artesanía Manos Dominicanas.
El área donde está ubicada, al norte de la Ciudad Colonial, es una de las más visitadas del centro histórico de Santo Domingo, declarado patrimonio de la Humanidad en 1990. En sus alrededores se encuentran –además del Alcázar y la Plaza España– el Museo Naval de Las Atarazanas, la Puerta de Las Atarazanas, el Museo de las Casas Reales, el Museo Casa de Juan Pablo Duarte, las alcantarillas coloniales, el Museo del Ron y la Caña, el Fuerte de La Carena y la Batería del Almirante.
Con las paredes blancas de los recintos coloniales al frente y las piedras marrones del Alcázar de Colón detrás, no es un lugar fácil de encontrar en el entramado de la Zona Colonial. La Atarazana, una calle muy visitada durante la noche por turistas y locales que se acercan a sus bares y restaurantes, luce despejada durante el día. Y es esa quietud que parece desprenderse del movimiento continuo de La Zona lo que convierte a esta plaza en un refugio citadino para los amantes de la lectura y el silencio.

30/3/12

Sí, es una flor negra

Le dicen “murciélago” y sí, es una flor negra. Nos la topamos en el patio de Casilda Reyes, presidenta de la Junta de Vecinos de la calle Sánchez de la Zona Colonial. Es linda y rara a la vez. La partecita que parece un globo es durísima y suponemos que muy pesada, porque a los pocos días de reinar en lo alto la flor se desgonza y cae desplomada hacia abajo (perdonen la tanda de pleonasmos). Y tiene unos flecos larguísimos, como pueden ver, y una especie de capota en la parte trasera con unos destellos entre marrón y morado. Su tallo es también muy largo. Por lo rara que es, una se queda varios minutos observándola, sin poder controlar los malignos deseos de que, de repente (y sin querer discriminar), se vuelva amarilla, o blanca, o azul, o roja…

15/2/11

Cuándo volverán...

Como para burlarse de las últimas generaciones, en La Cafetera de la Zona Colonial conservan letreros como estos que indican los lejanos –y no tanto–, felices y prósperos años en los que cualquier comensal podía degustar un club sándwich con apenas 80 centavos y una batida de toronja con 25 centavos. Todo un lujo, considerando que hasta bien entrados los años 80 del siglo pasado –según dicen– ganar 100 pesos era un sueldo respetado. Hoy, el mismo sándwich mejorado cuesta entre 150 y 200 pesos, dependiendo los ingredientes y el tipo de carne que adornen sus orillas; y la batida, si se encuentra la toronja y quien la haga, 95 pesos.
Alguien dijo que cualquier tiempo pasado fue mejor. En asuntos financieros parece que sí…

3/1/11

Pobre Colón: está lleno de mierda

Es el monumento más fotografiado de la ciudad
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Una pregunta indiscreta: ¿a quién le toca limpiar los monumentos de la ciudad? ¿A Patrimonio Monumental, al Ayuntamiento? Bueno, no importa. Si las estatuas hablaran, seguro que ésta de Cristóbal Colón echaría pestes: está toda llena de mierda. Las palomas del parque Colón hacen y deshacen sobre él. Es el monumento más fotografiado de la ciudad, porque la plaza Colón es el punto de la Zona Colonial más visitado por turistas y locales (estadística llevada por mí, ejem), por lo que él pensará (el monumento) que, mínimo, merece mejor atención.

Respuesta hipotética de los encargados de limpiar el monumento:

− Verá, entrometida Yalo, la mierda no se ve desde abajo de la escultura, por lo que no hay problemas con las fotos. La mierda sólo se alcanza a ver con binoculares y lentes de cámaras como esa que tomó la foto (la de Jorge Cruz), que tiene miles y miles de megapíxeles. Deje de ser tan alarmosa y dedíquese a escribir sobre cosas más lindas y menos hediondas.

Respuesta real de la Yalo:
− Disculpe, yo no tengo problemas con la mierda. Es mi palabra favorita. Además, es divertido ver a las palomas defecar sobre Colón, usted sabe, el Almirante, el hijo de p… que dijo que nos descubrió. Lo denunciamos para, si es posible, nos regalen las capas de mierda que seguro hay amontonada en la estatua para utilizarla como abono de un pequeño jardín que tenemos en casa…

23/10/10

Cuando Colón baje el dedo

No sé si mami sabía exactamente a lo que se refería, pero cada vez que le pedíamos algo que, para ella, era imposible de conseguir, nunca decía que no, sólo nos respondía con la misma frase: “Cuando Colón baje el dedo”.
De chiquitos qué sabe una quién fue Colón y qué sabe una por qué tiene que bajar el dedo. Luego aprendemos quién fue Colón, pero todavía no sabemos por qué tiene que bajar el dedo para que mami nos diera lo que le pedimos.
Hasta que la realidad te da de bruces en los ojos al toparte, así como si nada, con la primera estatua de Colón que vemos –es casi seguro- los que hemos crecido en Santo Domingo.
En medio de la plaza que lleva su nombre, frente a la Catedral, el navegante lleva una mano levantada, señalando al cielo, al infinito, y con el ademán de su dedo parece regodearse en ser la inspiración de las peticiones infantiles inalcanzables. Está hecho de bronce, de piedra, de algo duro, sabrá Dios, y está muy alto.
Es probable que sí, que tarde mucho tiempo en bajar el dedo…

14/6/10

Los árboles de la Plaza Colón

Colocan tarjas con el nombre común, nombre científico y la procedencia de las plantas del parque más visitado de la Ciudad Colonial
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Además de la estatua de Cristóbal Colón señalando al infinito, de la fachada lateral de la Catedral de Santo Domingo y de las palomas que revolotean por todos lados buscando quién les ofrezca un poco de maíz, los árboles de la Plaza Colón, en la Ciudad Colonial, también forman parte de la estampa más fotografiada de Santo Domingo. Ellos le dan ese aire bohemio al paisaje urbano y cosmopolita de La Zona y, según la época del año, dejan que sus ramas verdes se llenen de trocitos rosados, rojos y amarillos. Sí, pero, ¿cómo se llaman? ¿Cómo deben registrar sus nombres los viajeros en sus diarios o los nacionales en la memoria? Era una misión imposible hasta hace unos meses.
Por iniciativa del Clúster Turístico de Santo Domingo y sus miembros, con la cooperación de la Agencia del pueblo de los Estados Unidos para el Desarrollo (USAID) y la Agencia Internacional de Cooperación Española (AECID), los árboles de la Plaza Colón fueron identificados. Las tarjas colocadas a un lado de sus troncos indican su nombre común, nombre científico y procedencia.

Con nombres y apellidos

Los cuatro gigantes que vigilan las esquinas de la plaza, que dan una sombra tan copiosa que invita a leer, a dormir o soñar y que los lugareños llaman álamo, es el higuillo o Ficus religiosa. Y le llaman higuillo, comenta el guía turístico Rodolfo del Orbe, porque la frutilla es similar a la del higo, pero mucho más pequeña. 
Frente al Palacio de Borgellá está el higo cimarrón, de hojas anchas. Hay dos ejemplares de flores rojas: el flamboyán y el avellano criollo o capacito, y dos ejemplares de roblillo o aceituno de flores rosado pálido, casi blanco. El de las flores rosado intenso es el roble rosado (Tabebuia rosea), y el árbol que combina hojas verdes y amarillas es el caucho.

Una historia curiosa

Los visitantes más fieles de la Plaza Colón notan que los cuatro higuillos de la plaza no están perfectamente alineados, aunque de lejos lo parezca. El árbol ubicado frente al edificio de la antigua Cárcel Real, en el punto donde se colocan los guías turísticos (calle Isabel La Católica), está fuera de línea. Y eso, como cada espacio y detalle de la Ciudad Colonial, también tiene su historia. Los guías cuentan que el higuillo original, el que sí estaba alineado al resto, fue destruido por el huracán George en 1998. Para no perder el ejemplar, un pedazo del tronco del higuillo fue replantado unos dos metros más al centro de la plaza. Cuando a los guías les preguntan si los cuatro árboles son centenarios, suelen responder que sí, pero que el higuillo en cuestión es más joven, y proceden a contar la historia. Y tienen razón: el huracán George se llevó parte de sus años.

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P.D.: Lo que es el bombo y la publicidad, ¿vieron cuántas instituciones participaron en poner unas míseras tarjas?

10/12/09

Hoy se celebra "La noche larga de los museos"

Esta será una noche larga. “La noche larga de los museos”. Pero la fiesta comienza temprano. De 9:00 de la mañana hasta las 12:00 de la medianoche los dominicanos podrán disfrutar de todo su patrimonio cultural asistiendo gratis a los principales museos del país en la segunda edición de un proyecto que busca fomentar desde el Estado el interés ciudadano por las propuestas culturales.
Institucionalizada por la Secretaría de Cultura con motivo de celebrarse cada 10 de diciembre el Día Nacional del Patrimonio, la apertura oficial de La noche larga de los museos está pautada para las 6:00 p.m. en el Museo Alcázar de Don Diego Colón, en la Zona Colonial. En la capital, habrá actividades simultáneas en los museos de la Ciudad Colonial y de la Plaza de la Cultura, así como en la Quinta Dominica y Casa de Teatro. En el interior habrá actividades en el Centro León de Santiago y en la Fortaleza Colonial de San Felipe, en Puerto Plata.
Como parte de los atractivos, el cantautor Víctor Víctor se presentará en el Museo de las Casa Reales y los restaurantes Pate Palo y De Ángelo tendrán un 20 por ciento de descuento.
Personajes, conciertos, degustaciones, música, congos, perico ripiao, jazz, un coro de 100 voces que cantarán villancicos de Navidad y la iluminación especial de algunas fachadas de monumentos forman parte del repertorio que la Dirección Nacional de Museos ha preparado para la ocasión.

27/11/09

Andrés Neuman en La Cafetera

Encontró a Lisa en la sala, avivando el fuego de rodillas. Ella se levantó de un salto, se sacudió los bajos de la falda, miró a Hans apenada. ¿De verdad te vas mañana?, preguntó. De verdad, contestó él reprimiendo el impulso de acariciarla. No puede ser, dijo ella negando con la cabeza. Sí, puede, sonrió él. ¿Puedo pedirte un último favor? El que quieras, dijo Lisa. (...)
Ella tomó el sobre con expresión solemne. Lo escondió entre la falda y la camisa, suspiró y se arrojó en brazos de Hans, que apenas tuvo tiempo de reaccionar para evitar que ella cayera de bruces. Lisa se dio por abrazada, lo besó en la comisura de los labios y anunció:

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Andrés Neuman
El viajero del siglo, pág. 524
Premio Alfaguara de Novela 2009

13/11/09

Un hombre y un café...

La entrada a las caballerizas de un antiguo palacio en el número 253 de la calle El Conde, en el corazón de la Zona Colonial, ha sido desde 1929 refugio de bohemios, artistas plásticos, hombres de letras y futuros personajes importantes de la sociedad dominicana. Es el local de La Cafetera, el café más antiguo de la ciudad, el mismo lugar al que llega todos los días don Roque Félix a disfrutar de aromas y sabores que no cambian, eso asegura, con el paso de los años. Y créalo si él lo dice: hace ya 57 años que no falta a esta cita diaria.

Yaniris López
Para Tuaventura.org

La Cafetera tiene apariencia de un largo callejón. En su parte delantera, en forma de bar, no caben dos coches colocados horizontalmente. En el año 1929, la familia Paliza convirtió el pequeño local en el café más visitado de La Zona, como también le llaman a la Ciudad Colonial de Santo Domingo. Otra familia, la Franco, lo administra desde 1949.
Dicen que el edificio donde está empotrado el café formaba parte de un palacio colonial y que en sus altos vivió un cuñado del mismísimo Napoléon Bonaparte.
Además de café recién molido, jugos y emparedados, en La Cafetera se venden libros, bebidas alcohólicas, tarjetas telefónicas y alguno que otro cuadro que de vez en cuando lleva un pintor amigo “para que lo ayuden”. Es, también, centro informal de tertulias sobre temas de actualidad, política y literatura.
Aquí llegó en 1950 un joven procedente de La Romana, al este del país, que se dedicó a la fabricación de ropa. Tanto le gustó el lugar a Roque Félix que hoy, a sus 80 y tantos (se niega a dar el último dígito), no ha dejado de visitarlo todos los días. Eso, todos los días. Llueva, truene o ventee. Ni enfermo, ni en días de huelga, ni en tiempos de guerra. Si La Cafetera abre, como cada día a las 7:30 de la mañana, puede contar con su presencia dos veces al día: mañana y tarde. Ha sido así por 57 años.

Don Roque
Risueño, conversador, saludable pese a la edad y fumador, don Roque es una biblioteca andante que guarda en su memoria, hasta ahora infalible, cada detalle de la historia reciente dominicana. Su mayor orgullo es haber visto pasar por La Cafetera a muchos personajes cuya sola mención llenaría de envidia a políticos, escritores y artistas.
“Todos venían”, responde a los tertulianos que se dan cita en La Cafetera sólo para oírlo hablar. A cada pregunta don Roque se acerca la mano a la oreja para que le repitan “la idea”. Achaques de la edad. Luego le toma a una el antebrazo y habla, habla, habla... De cuando el café costaba cinco cheles. De cuando el agua se bebía de la pluma y gratis porque no existía eso de botellitas ni se vendía. De cuando llegaron muchos españoles huyéndole a la Guerra Civil. De cuando los hermanos y un cuñado del dictador Leónidas Trujillo pasaban por allá a beber café. De cuando murió el dictador en 1961...
Cuenta que en La Cafetera se sufrió el triste desenlace de uno de sus clientes ilustres, el escritor español Jesús Galíndez; y explica con detalles, para deleite del interlocutor, por qué Galíndez le caía mal a Trujillo y las posibles causas de su desaparición.

Una excelente “hoja de servicios”
Entre café y café, don Roque le hizo diez “chacabanas” (camisas) a Fulgencio Batista, “cuando salió corriendo de Cuba y se refugió aquí”, en 1959. Colaboró para Óscar de la Renta, “con su marca, claro. Óscar tenía una tienda en la calle Pasteur a principio de los años 70 pero no prosperó. Se le adelantó al tiempo. No había auge. Ahora sí le está yendo bien”.
Conoció a Jacques Chirac antes de ser presidente de Francia y al coronel cubano Eleuterio Pedraza. Tomó café con los ex presidentes Juan Bosch y Jacobo Majluta y conoció muchos otros personajes que hoy figuran, por diferentes motivos, en las enciclopedias dominicanas.
Don Roque es el fundador de los famosos partidos de ajedrez de la peatonal calle El Conde. En cualquier banco, frente a las tiendas de ropa, en los restaurantes, no es extraño toparse con dos concentrados jugadores frente a un destartalado juego de ajedrez. ¿Quiere ver el juego, retar, esperar y jugar? Puede hacerlo, se aceptan curiosos y desconocidos.
Para dar por acabada la tertulia, dice don Roque -casado y con 5 hijos- que no le pregunten si algún día dejará de ir a La Cafetera, que puede no ser la más elegante del área, “pero sí donde hacen los mejores sandwichs”.
“No, qué va”, responde si alguien insiste. Son 57 años de tomar el mejor café de La Zona, el que ya ni le cobran; de sentarse con sus eternos breteles en la barra del estrecho y oscuro bar, donde le tratan “mejor que en casa y las mujeres lo enamoran”, a rememorar mejores y peores tiempos.
No, qué va. “Qué pregunta tan tonta”, pensará don Roque...

P.D. Un hombre y un café... se publicó en marzo de 2007, por lo que ya suman 59 y pico los años que lleva don Roque visitando La Cafetera

23/10/09

El cumpleaños del Jefe


Como cada 24 de octubre, Manuel (¿?) llevará mañana un cuadro de Trujillo a La Cafetera y con un velón encendido y una radio celebrará un aniversario más del nacimiento de El Jefe. “Porque fue un gobernante de verdad, porque es mentira todo lo que dicen de él”, defiende Manuel su celebración. Algunos se reirán al pasar, otros le mentarán la mai y los más ni siquiera repararán en tan campante festividad. Franklin (a la derecha) le seguirá la corriente porque La Cafetera siempre ha sido así: abierta, plural.
Para los que creen que han visto todo en esta vida…

19/1/09

El Palacio de Borgellá (Novela de una chica ilusa, cap. 4)

Otra vergüenza. Ella dice: “Estamos en el Palacio de Borgellá”, frente al parque Colón, en la Zona Colonial". Y Yalo, que priva en que conoce La Zona más que to’ el mundo, le dice, para evitar el bochorno: “No, realmente no sé cuál palacio es, pero descuide, lo encuentro. Si está en la Zona Colonial yo lo encuentro”. (Obvio, ¿no?).
Diañe, cuando pregunté y me dijeron cuál era el edificio puse las manos en la cintura, como quien insinúa: Ahora sí es verdad que te pasaste, Yalo. Ella, que pasa "mil" veces al mes por la Oficina de Turismo que funciona en ese edificio a suplicarle a las chicas que le den el último catálogo de promoción del país, la que no salía de Segafredo y relajaba a los taxistas que usan el árbol de enfrente como pizarra, la que se sienta en los bancos justo frente a su fachada a ver las matas raras del parque… Ella no sabía que ése era el Palacio de Borgellá. Y mira que el edificio tiene tremenda placa en el frente que reza:
“Palacio de Borgellá (antigua Casa de Diego de Herrera). Casa del siglo XVI de Don Diego de Herrera, importante personaje de la colonia. Fue adquirida por el gobernador haitiano Gerónimo Borgellá (1822-1844), quien la remodeló para la casa de gobierno, imprimiéndole el carácter actual. Este palacio fue asiento de la Real Audiencia la Anexión a España (1863). Ha tenido varios usos: Tribunal de Justicia, casa de Gobierno y sede del Senado de la República”.
PD: Venga, otra lección que Yalo jamás olvidará…

6/11/08

Buen té, excelente café…

O al revés. "Buen café, excelente té".
Don Julio repite estas palabras no sé cuántas veces al día.
Se pasea por El Conde, el parque Colón y las calles de la Ciudad Colonial el día entero anunciando su rica mercancía.  
Es el cafetero ambulante oficial de La Zona y de algunos salones de belleza que lo esperan con ansias después del mediodía, cuando el sopor obliga a buscar en esta bebida la alerta necesaria para seguir en pie.
En esos momentos la voz de don Julio es una bendición. Porque su voz no molesta. Treinta años de experiencia le han convertido en un “marchante” educado, fino. Comenzó con dos termos y ahora lleva seis. Y seguro que es porque no puede cargar más.
Empezó siendo un jovencito porque no pudo seguir estudiando. Vendiendo café y té hizo su casa y mantiene a sus tres hijos. Siempre afable y contento, no le importó posar para Yalo, que cada vez que lo ve y le compra café piensa que si tomara a don Julio como ejemplo no se quejaría tanto de la vida, de lo que estudió, de las experiencias que le ha tocado vivir y de las cosas que aún anhela descubrir.
Lo piensa mientras camina, pero lo olvida todo al llegar al parque Independencia, la condená. Por eso su “depre” es eterna.

30/5/08

El Coco Boutique (Hoteles de La Zona)

Próximo a la esquina donde comienza la calle Arzobispo Portes, entre la Isabel La Católíca y Las Damas y frente a la plaza Pellerano Castro -uno de los refugios mejor guardados de la Zona Colonial-, se encuentra el Coco Boutique. De apenas cuatro habitaciones, no tiene nada que envidiarle a un gran hotel. Cada rincón del casón de dos plantas invita al descanso, a sentarse en los sillones a leer o ver el mar desde un ventanal. Es el más acogedor de todos los hoteles de La Zona porque esa familiaridad que irradia sólo se encuentra en casa. De hecho, esas son las pretensiones de sus administradores, Eduardo y Elizabeth: ser un pequeño hotel familiar donde tomarse un trago o preparar una parrillada en la más romántica de las azoteas sirva para calmar el espíritu y llenar el alma a plenitud. Aunque abrió hace apenas tres meses y medio, de los 63 hoteles de Santo Domingo registrados en la famosa página TripAdvisor, el Coco Boutique ocupa el puesto número dos en la preferencia de los usuarios votantes. Aquí algunas fotos:

25/4/08

Parada 77 (Monumento al ego 12)

La Noda –Nodalia Arias- se escapó de Brasil por unos días y había que celebrarlo. ¿Dónde? La respuesta sobra. El bar de la Isabel La Católica que por años fue algo así como una sucursal – o cuarto- de su casa la recibió con los brazos abiertos. Sus amigos también. Abrazos, saltos de alegría, fotos.... Parada no es Parada sin la Noda. No luce igual. A la misma Zona Colonial le ha costado un tiempo hacerse la idea de que se fue a vivir a Sao Paulo y la dejó sin su risa franca, sin su entusiasmo contagioso, sin esa chispa que no conoce de adversidades.
Y así como llegó se marchó, dejándonos huérfanos de su alegría.
Vuelve pronto, Noda. Santo Domingo no es el mismo sin ti…

En la imagen: Yalo, Francis, Noda y María.
Foto: Yenny Lovera

19/12/07

En El Mesón de Luis (Monumento al ego 9)


Si entran al local de la Hostos casi El Conde, en La Zona, y una chica toda ella con aire "alitraneao" les habla medio duro, les mira medio raro y parece que está algo guapa no le hagan caso y pidan por su boca. Si no hay concón o aguacate ella los fabrica. Si se acabó el pollo horneado se olió que iban pa' llá y les guardó un poquito. Sirve el jugo de chinola más espeso de la bolita del mundo y te brinda el honor de escuchar algunos de sus cuentos. Se llama Carmen -de amarillo en la foto- y no hay forma de hablar del Mesón de Luis sin mencionarla. Así que ya tienen una idea del grado de familiaridad que se vive en este espacito estrecho y oscuro de la Zona Colonial que cuando lo descubres se convierte, así como si nada, en tu segunda casa.
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En la imagen: Jaclin, Carmen, María Scharbay, María Mercedes, Albida, José Armando, Naivi, Nodalia y Yalo. Ese día comieron como unos "desambríos". Foto: Efraín Javier

17/8/07

La Generación (Monumento al ego 4)


¡Qué tiempos!
Oyendo música de Rolling Stones
formando parte de una revolución
cantando el Hare Krisna
viviendo cada noche el amor...
(Perales, El Rincón de Andrés)

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En la imagen, de atrás pa'lante: Yalo, María Isabel, Nodalia y Jaclin, fundadoras de la sección La Generación, del Listín Diario, en un sitio emblemático para ellas: Café El Conde, ayer.
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La foto es de Phillipe Leonor

Pintaron el Consistorial



La verdad es que por muchos años el espacio comprendido entre las columnas y las paredes de piedra del Palacio Consistorial de Santo Domingo (Zona Colonial, Conde esquina Meriño, frente al parque Colón) no era más que un criadero de ratas, refugio de vagabundos y “meadero” público. Ahora está tan bonito, tan pulcro, tan precioso con su color mantecado clarito, tan nítido, que choca verlo. Los más extremistas hasta se pusieron guapos con el cambio. “Sólo necesitaban limpiarlo y alumbrarlo –dicen- no cambiarle su estado original”. ¡Ay, Santo Domingo, palo si boga y palo si no boga!
El palacio, antigua sede del Ayuntamiento "colonial", fue construido entre los años 1502 y 1504 y remodelado entre 1911-1913 por el arquitecto Osvaldo Báez Machado. Hace años funcionaba en el lugar el Banco de Trabajadores, pero ahora el edificio es regentado por el Ayuntamiento del Distrito Nacional y en sus salas se realizan actividades culturales. Ah, la torre tiene nombre: le dicen El Vivaque. Ni idea.

Foto nueva: Yalo
Foto vieja: rsta.pucmm.edu.do