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17/10/19

¿Vivir para siempre? (Novela de una chica ilusa, cap. 18)


A Tony Arias Gil

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Esta mañana, en el semáforo en rojo de la Gómez con Mayor Valverde y camino al trabajo, dos señoras muy sonrientes bajan el vidrio de su auto y me dicen algo, aprovechando que voy a cruzar la callecita.
Me acerco con miedo (ya saben cómo anda la cosa). No las oigo bien. Me acercó más. Les digo que no las escucho bien. Es el ruido matutino.
Me dan un chin de pena. Seguro están perdidas. O vienen del campo y buscan una dirección.
Hay que ser amables con las personas que buscan algo, un día te puede tocar a ti.
La chica que está en el asiento del pasajero baja más el vidrio y sonriendo me dice, casi vociao:
― ¡Que si quieres la vida eterna!
― ¿La vida eterna? –respondo yo, desilusionada porque no buscan una dirección–. ¡Noooo! ¡Eso debe ser terrible!
Crucé la calle de prisa, por si acaso se ofendía, y solo alcancé a escuchar que empezaba a decir: “¿Terrible…?”

P. D. Creo que no lo decía literal. Seguro se refería a algo relacionado con la religión. En fin. Vivir para siempre, en un eterno estado de plenitud y dicha (¿y si no, y si es al revés?)… No, no me llama la atención. A menos que esté acompañada de… a ver, ¿Facundo Arana?

10/10/19

Pobre Cuco...


Él es Cuco, el guardaparques del Valle de Dios desde hace 10 años. Tiene seis hijos. Su vecino más cercano se encuentra a cuatro kilómetros.
Vive en una casita muy modesta cruzando el río Colorado, a unos minutos de la confluencia de este arroyo y el Blanco.
Dice que va por 70 y pico de años, que nació y vivió en la comunidad de Arroyo Colorado y que una vez el área fue convertida en zona protegida (“le ofrecieron casas y tierra a la gente para que se fuera”) él se quedó con su solarcito cuidando el área.
Era, además, el alcalde pedáneo de este paraje ubicado en Los Cacaos, San Cristóbal. El valle forma parte del Parque Nacional Montaña La Humeadora.
Cría algunas vacas. Cosecha yuca, yautía, guineos, café, chinolas, pera criolla, naranjas, limón...
Tiene una especie rarísima de café brasileño (las flores de la foto).
No gana mucho. Un racimo de guineo lo vende a ¡50 pesos! en la placita (mercadito) de Santana Abajo (el pueblito desde donde salen las excursiones al Valle de Dios) y todo lo otro prácticamente lo regala, “así de mal anda el campo”.


Les cuento todo esto para que vean cuán terrible fue lo que le pasó.
Él venía cruzando el río con un hermoso caballo y varios racimos de guineos. Como íbamos a visitarlo – a lo mejor pensó que brevemente-, les pidió a dos chicos que estaban en el río que le vigilaran el caballo y la carga.
El lío es que duramos muchísimo hablando con él, recorriendo la parcela, conversando con su mujer. Cuando volvimos, los chicos no estaban y el caballo se estaba zampando uno de los racimos de guineo. Miren nomás su hocico, por si pensaban que no.
Y se nos metió una tristeza enorme…
Pobre Cuco. Nosotros ya sabíamos del valor de esos guineos. 


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P. D.: Condena'os muchachos del…