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19/1/09

El Palacio de Borgellá (Novela de una chica ilusa, cap. 4)

Otra vergüenza. Ella dice: “Estamos en el Palacio de Borgellá”, frente al parque Colón, en la Zona Colonial". Y Yalo, que priva en que conoce La Zona más que to’ el mundo, le dice, para evitar el bochorno: “No, realmente no sé cuál palacio es, pero descuide, lo encuentro. Si está en la Zona Colonial yo lo encuentro”. (Obvio, ¿no?).
Diañe, cuando pregunté y me dijeron cuál era el edificio puse las manos en la cintura, como quien insinúa: Ahora sí es verdad que te pasaste, Yalo. Ella, que pasa "mil" veces al mes por la Oficina de Turismo que funciona en ese edificio a suplicarle a las chicas que le den el último catálogo de promoción del país, la que no salía de Segafredo y relajaba a los taxistas que usan el árbol de enfrente como pizarra, la que se sienta en los bancos justo frente a su fachada a ver las matas raras del parque… Ella no sabía que ése era el Palacio de Borgellá. Y mira que el edificio tiene tremenda placa en el frente que reza:
“Palacio de Borgellá (antigua Casa de Diego de Herrera). Casa del siglo XVI de Don Diego de Herrera, importante personaje de la colonia. Fue adquirida por el gobernador haitiano Gerónimo Borgellá (1822-1844), quien la remodeló para la casa de gobierno, imprimiéndole el carácter actual. Este palacio fue asiento de la Real Audiencia la Anexión a España (1863). Ha tenido varios usos: Tribunal de Justicia, casa de Gobierno y sede del Senado de la República”.
PD: Venga, otra lección que Yalo jamás olvidará…

15/1/09

Iván, un chico extremo

"Nos perdimos por dos días entre Bonao y Constanza y se nos acabó la comida. Al final apareció un campesino que nos rescató. Al llegar abajo comí como un loco, tanto que justo al terminar, vomité todo de una vez".

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Yaniris López
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Iván Gómez Carrasco nació en Santo Domingo. Estudió Administración de Empresas pero desde los 15 años se dedica a practicar deportes extremos (él prefiere llamarlos no convencionales), entre ellos excursionismo y montañismo, windsurf, kitesurf, enduro, paracaidismo, rock climbing, exploración de cuevas, mountain bike, buceo y wakeboarding. Ha subido más de 24 veces al pico Duarte, fue miembro del primer equipo dominicano y del Caribe en participar y completar un Eco-challenge (2000) y formó parte de equipo dominicano que participó en el Malboro Adventure Team, en Utah, Estados Unidos (2002). Yalo lo torturó con unas preguntillas hace unos años:

¿Basta con ser arriesgado y loco para practicar deportes extremos?
No arriesgado y loco, sino tener el espíritu, la vocación y el ímpetu de hacer cosas no convencionales, que se salen de lo normal pero que te llenan de vida, te suben la adrenalina, te ponen en contacto con la naturaleza, te ensucian, donde pasas trabajo y te da miedo. Después, sólo tienes que conseguirte unos amigos locos, igual que tú, fajarte a trabajar porque los equipos son caros y sacar tiempo para divertirte.

Hablando de trabajo, ¿elegiste mal tu carrera o sí ejerces la administración de empresas?
Sí, soy vicepresidente ejecutivo de Segocar, una firma de consultoría y desde el año pasado soy socio de Desde el Medio Tour. Lo que hacemos es que trabajamos como locos de lunes a viernes hasta las 7:00 de la noche, de ahí pa’l gimnasio y los fines de semana pa’ los montes o pa’ la playa.

¿Qué tienen los deportes extremos que les falta a los más populares o tradicionales?
La mayoría se practican outdoors o al aire libre. Generalmente tienen un factor de riesgo mucho más alto. En otros deportes te lesionas, pero en estos las consecuencias pueden ser más graves, hasta la muerte en algunos casos. Necesitas mucha destreza y agilidad y por supuesto tienes que tener ciertas condiciones físicas, seguir ciertos entrenamientos y ser ágil.

¿Por qué se practican menos si son más completos?
Por eso, porque son más difíciles, más riesgosos y más costosos. Ah, y no puedes practicarlos solo porque nunca harías nada y te quedarías en el mismo círculo. Tengo amigos con los que practico buceo, con otros escalo montañas… También debes conocer las localidades en el país donde se practican estos deportes, que son muy específicas: si quieres hacer windsurf tienes que ir a Cabarete o a Salinas; si quieres escalar tienes que entrar al frontón de Samaná, al que se llega por un trillo que casi nadie conoce; si quieres bucear tienes que ir a La Caleta o a Dominicus…

¿Por qué vale la pena subir el pico Duarte?
Porque te ofrece una experiencia de vida indescriptible. La gente me pregunta por qué sigo subiendo y le respondo que hay que vivirlo para poder entenderlo. Es una experiencia lindísima. El contacto con la naturaleza es increíble, te independizas de todo. Puedes tener mil pesos y no te sirven de nada allá arriba, te desprendes de lo material, estás más cerca de Dios. Hay gente que ha llorado con nosotros, en los tours que hacemos con Desde el Medio Tour. Para mí no significa nada subir solo al Pico, la experiencia bonita la hace la gente con la que subes, ayudándolos, pasando trabajo...

Con 24 subidas al pico supongo que toda la gente de la zona te conoce...
Sí (ríe). En La Ciénaga de Manabao, el último pueblito que bordea el Parque Nacional, donde empezamos el ascenso, todo el mundo nos conoce, los guías, los muleros, los guardaparques...

Tierra, mar o aire, ¿dónde te sientes mejor?
Mi base es el montañismo, ahí empezó todo, a los 15 años, con el grupo de excursión del Colegio Loyola. Ahí empezó mi fascinación por los deportes al aire libre. Es chulísimo sentarte frente a una hoguera con los muchachos, a 3,000 metros de altura, con un frío del carajo... Más tarde llegó el senderismo, rockclimbing y el buceo, luego pasé al enduro, incursioné en paracaidismo y en los últimos tres años vengo con los deportes del agua, windsurf y kite.

¿Qué es lo peor que puede pasarle a un extremista?
Que te enfermes, que llueva, y en el caso del windsurf y el kite, que no haya viento.

¿Eco-Challenge o Marlboro Adventure Team?
Son cosas diferentes. Como reto, Ecochallenge es una experiencia casi inhumana, hasta crees que te vas a morir; pero el MAT es más divertido, más emocionante, que requiere de un trabajo en equipo.

¿Cuál es la situación más extrema que has vivido?
Paracaidismo, tirarme desde 13,000 pies de altura en la Base Aérea de San Isidro con el Club Dominico-Canadiense, al que pertenezco.

Mi hijo, pero a algo tienes que tenerle miedo...
Al fracaso, en todos los sentidos, y a quedarme inválido...

¿Y qué es lo peor que te ha pasado en un monte de esos?
Lo peor que me ha pasado en un monte fue entrenando para el EcoChallenge: nos perdimos por dos días entre Bonao y Constanza y se nos acabó la comida. Al final apareció un campesino que nos rescató. Al llegar abajo comí como un loco, tanto que justo al terminar, vomité todo de una vez.

¿Le ves futuro a los deportes extremos en el país? ¿Se pueden practicar con éxito?
Aquí se practican exitosamente sin ningún problema; la mayoría de estos deportes tienen grupos, asociaciones o federaciones o escuelas... Aquí tenemos en windsurf a Tony García, que quedó número 1 del mundo el año pasado en el Aloha Classic de Hawai, también a Pablito Guzmán y a Ricardo Esteban; tenemos a Luciano en el kite… Claro que tienen futuro.

¿De qué se queja la gente en las excursiones?
Dicen que no lo van lograr, que se van a lesionar, que se van a perder, que “me voy a morir, a mojar, a pasar trabajo, que me va a dar hambre”…

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PD: Esta entrevista fue publicada en el año 2003 en la sección La Generación, del Listín Diario. Iván participó en el 2005 en la expedición Coronando Africa (subida al Kilimanjaro) y en el 2006 en Coronando América (subida al monte Aconcagua, en Argentina).
Foto: proyecto de montañismo 10en10.com
Arte: Eric Febrillet

6/1/09

“Vengan a Ver”

Que hace muchos años en la zona había tantos chivos, vacas y ovejas y se cosechaban tantos plátanos, guineos, arroz y hortalizas que la gente se acercaba al campo y voceaba: “¡El picho, vengan a ver!” (las dos primeras palabras son de Yalo, pero debió ser algo así).
Que ahora sólo quedan La Zurza (al norte) y más arriba el lago Enriquillo como únicos atractivos.
Que después de la debacle era peor, más feo, más “desbaratao”. Que ahora luce un poco mejor. Que, realmente, aunque hay muy poco que ver, vale la pena el viaje y seguir averiguando por qué le dicen así.

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Vengan a Ver es un distrito municipal de la provincia Independencia ubicado aproximadamente tres kilómetros al oeste del municipio Duvergé. Allí viven, según la ONE, 2,635 habitantes. Es un paso obligado de la ruta sur del lago Enriquillo, porque la carretera Duvegé-El Limón-Jimaní atraviesa la comunidad y de todas formas hay que pararse en el balneario La Zurza. Los ancianos de la comunidad aseguran que la abundancia de recursos hacía que la gente se acercara y dijera: “Vengan a ver”.