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27/11/18

Así como las flores...


Se acerca una supercosecha de Syzygium samarangense (manzana de agua). O pomarrosa, o marañón, o cajuilito rojo… Como quieran llamarla. Por donde sea que una pasa están las matas a rebosar de flores, con ese color tan intenso (entre rosado y rojo turquesa) que invita a suspirar. Son difíciles de ver, porque este árbol echa las frutas en el interior, como el de las carambolas (Averrhoa carambola).
Recuerden que si quieren comerlas por montones, gratis o a precios que dan risa, solo tienen que ir a Sánchez, Samaná, donde se dan por todos lados. Estos días hemos visto muchos ejemplares en flor en La Vega, en San Cristóbal y en la misma capital.





21/11/18

La Llovedora, en Loma Miranda



Es una ruta soñada para aquellos viajeros que no hacen alarde de una buena condición física, un sendero sombreado de apenas kilómetro y medio a lo largo del río Jagüey que termina frente a una pared asombrosamente negra de la que brota una lluvia permanente. 


Dejando atrás el popular balneario Acapulco, solo hay que seguir el curso de agua hacia arriba, a los pies de loma Miranda, para ir internándose poco a poco en el corazón de la montaña. Hay que atravesar cuatro o cinco veces el río con su lecho cargado de piedras de todos los tamaños y corriente cristalina para ubicar los senderos, pero no importa buscar aquí y allí si el guía es el veterano excursionista Manuel Peralta Ureña.


El suelo, una tupida alfombra de hojas o un camino de tierra, amortigua los pasos y hace más agradable la caminata. Solo una pequeña subida antes del destino final y ahí está.

Lluvia que brota de las piedras
Luego de media hora de ejercicio ecológico, se escucha el rumor de una cascada y tras la maleza aparece La Llovedora. 

Le caben muchas definiciones, pero la más justa es que parece la falda de una cascada cuya agua se desparrama sin sentido por la terraza de piedras acompañada de la música característica de un suave y constante aguacero. 
A simple vista, parecería que la lluvia brota de las piedras. Los hilos de agua parecen surgir de todos lados, de cualquier grieta, de lo alto, de los lados, de entre los árboles. 
El charco es cristalino y de pocos desniveles, haciendo del balneario un lugar perfecto para disfrutar en familia. Y para olvidarse, entre muchas otras cosas, del cada vez más nocivo estrés citadino.





12/11/18

Acampada en Candongo Arriba


Candongo Arriba es una idílica comunidad ubicada en el municipio de Bonao, provincia Monseñor Nouel, que ofrece otra experiencia de monteo en República Dominicana.
Ocho kilómetros son suficientes para llegar al campamento, una casa de familia que permite la acampada, y de ahí dos horas más de caminata para disfrutar de los saltos que hacen atractivo el lugar para los visitantes: las cascadas del río Casa de Piedra, en honor a la cueva por donde pasa el río; y la cascada del río Cundo y la confluencia de este río y el Tireíto.


También se encuentra en Candongo el charco de Las Golondrinas, y los paisajes de montaña de un municipio ecoturístico de gente solidaria que acoge con cariño a los viajeros. El tiempo promedio de caminata hasta el campamento es de tres horas.

¿LE GUSTARÍA CONOCERLO?
Manuel Peralta Ureña, reconocido excursionista y explorador de trayectos pocos conocidos, visitará el lugar los días 1 y 2 de diciembre. ¿Qué ofrece, además de transporte ida y vuelta? La oportunidad de probar café orgánico, el clima agradable de las lomas de Bonao, animales que llevarán el equipaje, todas las comidas, té en la noche, mulo de emergencia. Y mucha diversión. El cupo es limitado para 15 personas. Escríbale si necesita saber más detalles a manuelpu33@gmail.com