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25/4/08

Parada 77 (Monumento al ego 12)

La Noda –Nodalia Arias- se escapó de Brasil por unos días y había que celebrarlo. ¿Dónde? La respuesta sobra. El bar de la Isabel La Católica que por años fue algo así como una sucursal – o cuarto- de su casa la recibió con los brazos abiertos. Sus amigos también. Abrazos, saltos de alegría, fotos.... Parada no es Parada sin la Noda. No luce igual. A la misma Zona Colonial le ha costado un tiempo hacerse la idea de que se fue a vivir a Sao Paulo y la dejó sin su risa franca, sin su entusiasmo contagioso, sin esa chispa que no conoce de adversidades.
Y así como llegó se marchó, dejándonos huérfanos de su alegría.
Vuelve pronto, Noda. Santo Domingo no es el mismo sin ti…

En la imagen: Yalo, Francis, Noda y María.
Foto: Yenny Lovera

23/4/08

Yo no quiero viajar


Por Santiago Tejedor*

Yo no quiero viajar si el viaje se hace para luego decir simplemente:“Estuve allí”. Yo no quiero viajar con “esas” ONG solidarias que cobran a los cooperantes (y que, a fin de cuentas, poco cooperan...). Yo no quiero viajar en esos viajes donde todo se observa desde la distancia y a través de la ventana de un autobús. Yo no quiero viajar a paradisíacos y amurallados resorts que construyen oasis artificiales de falsa opulencia en países (tan) míseros (como llenos de riqueza). Yo no quiero viajar en excursiones organizadas donde todo está previsto (incluso, lo imprevisto). Yo no quiero viajar en la piel de ese “falso explorador” que se entromete en los barrios, en las casas, en las vidas de los más débiles, pobres e indefensos. Yo no quiero viajar para creerme un entendido, un experto, un erudito. Yo no quiero viajar sabiendo (o creyendo saber) todo sobre el destino escogido. Yo no quiero viajar desconociendo totalmente el lugar al que me dirijo. Yo no quiero viajar para enseñar. Yo no quiero viajar para “estar”. Yo no quiero viajar para “ir”...
Yo quiero viajar en esos viajes que dejan huella (a veces, dulce; muchas otras veces, amarga). Yo quiero viajar aunque se pierda mi maleta. Yo quiero viajar para aprender (y, especialmente, para desaprender). Yo quiero viajar en esos viajes que empiezan con tanta ilusión (y terminan con tanta melancolía...). Yo quiero viajar para ver, para escuchar, para sentir... Yo quiero viajar al pasado, al futuro y, por encima de todo, quiero viajar al presente. Yo quiero viajar para perderme. Yo quiero viajar para encontrarme (y encontrarte). Yo quiero viajar buscando respuestas (y regresar cargado de preguntas). Yo quiero viajar solo. Yo quiero viajar acompañado. Yo quiero viajar contigo. Yo quiero viajar para “ser”. Yo quiero viajar para que “ir” signifique “volver”.

* Publicado en Tu Aventura
Santiago Tejedor dirige este proyecto de ciberperiodismo de viajes que desde marzo del 2007 le da otro significado -más humano, real y perecedero - al verbo viajar...
Foto: Tu Aventura. ST en un bazar

19/4/08

Mi colección de “Duartes” (Novela de una chica ilusa, cap. 1)

Me gusta perseguir a Duarte por la ciudad y por los pueblos. Tengo una colección enorme porque, por suerte, está en todas partes. En los pueblos es más fácil encontrarlo: todos los parques principales de las comunidades del país se llaman Duarte, y todos tienen un busto o una estatua de él.
El más lindo es el relieve del patio de la universidad Apec, y el relieve de Rodríguez Urdaneta que está en el patio del Instituto Duartiano. La escultura más linda es, me parece, la que simboliza a la libertad en el parque Duarte de la Zona Colonial. En el busto que está en el pico Duarte parece que estuviera guapo. No digo yo. Son pocos los que lo visitan ahí, a 3,087 metros sobre el nivel mar.
Si el rostro no me queda muy lejos, me gusta acercarme y ver sus rasgos –todos parecidos y todos diferentes– y luego hago que María –otro montero si María no está me tome una foto dándole un beso. Casi nunca hay problemas pero una vez, en el parque de Jarabacoa, las señoras que en ese momento salían de la iglesia nos miraron medio raro y hasta la policía echó una ojeada de advertencia. Luego alguien me dijo que eso está prohibido. Qué exagerados son. Yo dudo que la gente ande por ahí dándole besos a las estatuas. Por lo menos nadie que esté en su sano juicio lo haría. Yo, gracias a…, siempre he estado mal de la cabeza…

17/4/08

Desde Elías Piña, con amor (2)

Más sobre las vivencias de Virgi (Virginia Rodríguez) en Elías Piña.
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En el email anterior se me olvidó comentarles que dos de los chicos escribieron entre sus aspiraciones que querían tener: muchas mujeres "boniticas" y 15 y 22 hijos respectivamente.
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Salut tout le monde! Gracias por sus comentarios y consejos. Les sigo contando sobre mi estadía.

Acabo de visitar el liceo público, donde probablemente tengan que ir mis alumnos de octavo el año que viene. El lugar da pena. Es un campus buenísimo, con dos patios enormes y varias canchas, pero todo está lleno de basura y las paredes pintadas con groserías. Los muchachos me pitaban cuando me veían pasar (y eso que ando con ropa ancha y hombros cubiertos). La escuelita de Fe y Alegría es el paraíso comparado con esto.

Ayer por primera vez estuve en el acto de bandera de la mañana. Se hace una oración y se sube la bandera cantando el himno. En Babeque el himno sonaba en las bocinas y casi nadie cantaba. Aquí, por supuesto, no hay bocinas. El himno suena en las voces de los niños y niñas, desafinado y mal pronunciado, pero precioso. Yo con mi patriotismo sentimental me emocioné mucho viendo la escena.

Me encanta el hecho de que aquí se va a todas partes caminando. Voy a pie a la escuela en la mañana y regreso a pie. El trayecto es agradable, lo malo es tener que enfrentar la mirada de casi todos los hombres cuando paso por su lado. Usar lentes de sol ayuda un poco con eso, por lo menos me llaman y pitan menos, debe ser algo inconsciente. Lo otro es que hay que cruzar un puentecito por donde no hay acera. Todo el mundo camina por el borde, pero yo siempre tengo la sensación que de un vehículo me va a chocar por la espalda. Creo que ese concepto de caminar a todas partes es el que deben rescatar las ciudades, de hecho las ciudades de verdad lo hacen con el transporte público eficiente.

Por cierto, hay un estudiante de octavo que va a la escuela en motor. Me llamó la atención, porque debe tener como 14 años, 15 lo más. Aquí, como en todos los pueblos dominicanos, los motores son una molestia. Ni si quiera es que sean tantos, el problema es la intensidad del ruido que hacen y lo mal que los manejan. Si hubiera sentido de las cosas los mofles ruidosos estarían prohibidos y el 95 por ciento de los motores fueran reemplazados por bicis, que contaminan menos, no consumen gasolina, son menos peligrosas, más baratas y más sanas. (A propósito, el chico que va en motor es gordito).

En una calle cerca de la escuela encontré un grafiti en un pequeño local que dice: "Suelten a quirino, es inocente" y algo de la extradicción que no se entiende bien. Hay más en distintos lugares. No les conté que llegando al pueblo pasamos su antigua lechería y una discoteca. Ambos lugares están cerrados y abandonados desde que los incautó el gobierno. Me dice la hermana Mayra que por aquí la mayoría de la gente lo defiende, porque repartía a dos manos de todo: medicina, casas, dinero... No digo yo.

Ha llovido todos los días desde que llegué, y hoy ya está nublado. El otro día, regresando a la casa me agarró el aguacero y llegué empapada. El paisaje aquí no es tan seco como me lo describieron, de hecho hay muchos árboles lindos. En un parque por el que paso todos los días hay un samán florecido que es una preciosidad. Me dan ganas de subirme en él y treparme por sus ramas, que son un mundo. Parece un árbol de cuentos. También hay muchos nin (como se dice, nines?). El parque central está lleno de ellos y también el parquecito de abajo de mi casa (me acordé de ti, Yani). Mi barrio se llama los mangos, ya sabrán por qué.

Ah, sí, sobre el asunto de Balaguer. Qué suerte que tuve la prudencia de no hablar sobre el tema. Resulta que la pareja donde me hospedo (que, por cierto, me tratan como una reina) fueron reformistas toda la vida y trabajaban en instituciones del gobierno hasta que llegó el PLD y los cancelaron sin pensión. Ahora viven de sus hijos. "Gracias a dios le dimos una buena educación" me dice Marta. Y no solo eso, el apartamento en el que vivimos fue construido por el gobierno de Balaguer. Marta viaja la mitad del año a los EU, a Virginia, donde viven sus hijas y trabaja cuidando niños.

Para las chicas de LD, en el aula de octavo hay dos páginas de LD pegadas en la pared: el de líderes de Capotillo y el mouse moldeable. Me hizo recordar la magia del periódico: que nunca se sabe hasta quién puede llegar.

En el email anterior se me olvidó comentarles que dos de los chicos escribieron entre sus aspiraciones que querían tener: muchas mujeres "boniticas" y 15 y 22 hijos respectivamente. Después vi un anuncio en la tele de la nueva compañía Viva, en que un presentador mencionaba, como un gran mérito, que el tipo tenía 24 hijos con 15 mujeres diferente. ¡Por favor! He estado viendo televisión porque Marta casi siempre la tiene prendida. Yo allá en Santo Domingo casi nunca la veo. Pues mi impresión es que habría que clausurar todos los canales dominicanos y prohibir casi todos los anuncios. La televisión dominicana es un asco, simplemente. Las imágenes que proyectan se sienten como un insulto en esta realidad.

Bueno, los dejo hasta aquí por ahora. Un abrazo bien grande a todos. Escríbanme ustedes tambien. Los quiero!!

Virgi

(3 de abril)

El Louvre "se muda" a Santo Domingo

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Yaniris López 
Santo Domingo
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2007. Huele a arte en la ciudad. Por primera vez desde que abriera al público en 1793, las pinturas del museo más visitado del mundo “abandonan” sus emblemáticas paredes y se trasladan a un parque ubicado a más de siete mil kilómetros de su entorno.

 Santo Domingo está de fiesta. Seis siglos de pintura europea adornan las verjas del parque Independencia para deleite de transeúntes, turistas y amantes del arte universal.

Turismo cultural
Poco importa que no sean los cuadros originales. Ni que llueva durante el paseo. El parque Independencia de Santo Domingo, kilómetro cero de la ciudad y mausoleo donde reposan los restos de los padres de la Patria, ha cedido sus verjas a la primera exposición itinerante al aire libre del Museo del Louvre. Y hay que aprovecharlo.
Estudiantes y adultos toman notas de las inscripciones colocadas al lado de cada pintura.

Algunas mujeres con pañuelos de colores alrededor de la cabeza se persignan al pasar ante las vírgenes y los cristos crucificados. Los más jóvenes hacen turno para fotografiarse frente a “La Gioconda”, de Leonardo Da Vinci, y “La vasija rota”, de Jean-Baptiste Greuze, y casi todos ríen a carcajadas al observar la estrafalaria originalidad de Arcimboldo en su cuadro “El verano”(1573).

En las calles que bordean el parque, los autos se desplazan con lentitud para captar detalles de la exposición y muchos turistas, asombrados porque a primera vista creen ver los cuadros originales, se acercan a observar con detenimiento.
“Bueno, de todos modos nos hemos ahorrado un viaje a París”, dicen, sonriendo, al notar que se trata de fotografías.

Seis siglos de pintura europea
Reproducidos a tamaño natural con sus respectivos marcos, son 122 cuadros de los más grandes representantes de las escuelas francesa, nórdica, italiana, española, danesa, alemana e inglesa desde el siglo XIII hasta mediados del XIX los que se exhiben en la capital dominicana.
Sólo algunos encuadres para tomar detalles significativos porque el formato excedía el panel fueron concedidos por los curadores y artistas que colaboraron en el montaje de la muestra.

 La idea, aseguran los organizadores, es que las imágenes fotografiadas en alta resolución e impresas sobre vinyl sean disfrutadas por el público como si realmente estuvieran observando las originales. Y vaya que lo han conseguido.
“Es el resultado de una campaña fotográfica realizada para la República Dominicana por el Louvre, que inaugura así un nuevo concepto de exposición al aire libre, respondiendo precisamente a su misión de enseñanza y democratización del arte”, dice Marie-Catherine Sahut, curadora del Louvre, en el catálogo oficial de la exposición.

 Hasta el 15 de noviembre del 2007, “La Condesa Tessin”, de Nattier; “Santa Apolline”, de Zurbarán; “La Condesa del Carpio”, de Goya y el “Retrato de Adolfina”, de Kobke, observarán desde sus marcos dorados a los cientos de visitantes que se pasean por el rectángulo casi perfecto que forma el parque Independencia en el límite occidental de la Zona Colonial. Giotto, Rafael, Van Eyck, El Bosco, Velázquez, Cabaletto, Vernet, El Greco, Rousseau, Rubens, Rembrandt, Murillo, Chasseriau… es el talento de 104 maestros de la pintura universal que luego se trasladará, hasta mediados de enero del 2008, a la ciudad de Santiago, al norte del país.

Galería pública
“Imágenes del Louvre: seis siglos de pintura europea” no es la primera exposición que convierte al parque Independencia en galería pública. Las primeras en robarle protagonismo a la Puerta del Conde y a los patricios dominicanos fueron las fotografías de Yann-Arthus Bertrand, en el año 2005.

“La Tierra vista desde el cielo” acercó el arte a la gente de la calle, a los trabajadores informales y a los que no suelen frecuentar las galerías de arte. Desde entonces, han engalanado sus barrotes de metal muchos héroes dominicanos, personajes ilustres, imágenes de los más hermosos rincones del mundo y los rostros de las mujeres dominicanas vivas más destacadas.

 Gratis, abierto a todas horas, el arte vial en la ciudad es una excusa más para pasear en familia o pasar un buen rato con los amigos. Historia, arte y cultura para el pueblo. Sobre todo para el pueblo. 









2/4/08

Desde Elías Piña, con amor

Virgi (Virginia Rodríguez), que nos abandonó -incluida la capital- por unas semanas para realizar una hermosa labor social en la frontera, nos escribe sobre sus primeras experiencias en Elías Piña.

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"Andando por entre el desorden cada respiro huele diferente: grajo y sudor, limón, pollo, grajo, recaíto, sazón, plástico, grajo..."

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¡Hola a todas y todos! Estoy en Comendador, capital de Elías Piña, a más o menos un kilómetro de la frontera con Haití. Llegué ayer a eso de las cuatro y media de la tarde y ahora les escribo desde un centro de computadoras con internet gratis y super lento de esos que instala Indotel en los pueblos. Queda justo al frente de la escuela, pero al parecer no siempre está abierto ni siempre hay luz. Aprovecho para hacerles un recuento sobre el inicio de mi experiencia.

El viaje hasta aquí fue de cinco horas apretada en una guagua que salió del parque Duarte y con la mochila pesadísima sobre las piernas. Llegué desbaratada. En el camino, el cobrador se peleó con un haitiano y medio se fueron a pedradas, pero no le pasó nada a ninguno. La gente de la guagua miraba el espectáculo enchinchando y riéndose. Entrando al pueblo se ven a lo lejos unas lomas con humo saliendo de distintos puntos. Me dice la hermana Mayra, directora de la Escuela de Fe y Alegría con la que vine, que es quemando árboles para hacer carbón y que no hay control sobre eso, que sólo Candelier le puso control cuando estaba en Foresta.

Hoy empecé las clases con el grupo de octavo, con séptimo empezaré mañana. Me fue muy bien, mejor de lo que esperaba. Los muchachos se interesaron en la lectura y participaron en la discusión. También duraron 15 minutos escribiendo en silencio, con pocas excepciones, lo que me parece ya demasiado bien. Me sentí orgullosa de inspirar respeto. En verdad estaba nerviosísima pero me aseguré de no dejarlo ver. Una de las chicas me escribió al final de su redacción: "Fue un placer trabajar con usted Virginia", y esa frase me vale para las dos semanas que estaré aquí. El nivel del grupo es bastante adecuado. En verdad, no sé muy bien cómo evaluar las condiciones de los alumnos y la escuela, todo depende de los parámetros. Son 40 y hasta más por curso, algunos son muy humildes. La escuela está en pleno centro del pueblo y se escucha la bulla de los motores y el mercado. El recreo es en la calle de la escuela, que cierran en horas de clases. Se les ofrece un pan a cada niño y abajo en la calle venden dulces y chucherías. Para que tengan una idea de por dónde andan las aspiraciones de los jóvenes, esto fue lo que escribieron algunos sobre sus aspiraciones: ser pediatra, psicólogo infantil, pelotero, atleta corredora, bailarina, cantante, presidente (para cambiar el país) y una dijo que quería ser una gran turista. Los profesores van en camisa y hasta en saco (tenían razón los que me advirtieron que pensara en la formalidad). Después de Community, no creo que pueda nunca dar clases en saco, pero al menos trataré de cubrirme los hombros.

Los lunes y los viernes está el mercado binacional. Es lo que mueve la economía de aquí y es todo un evento, me recordó los mercados de Pekín, en China. Aquí venden todo: ropa, zapatos, accesorios, comida, materiales de ferretería... lo único que no encontré fueron libros. La mayoría de los vendedores son haitianos que traen su mercancía en sacos sobre la cabeza o cargada en burros y mulas, a p ie desde el pueblo del otro lado. El mercado hay que verlo, gente por todas partes, tirada en medio de la mercancía que se riega sobre el piso de tres, cuatro o cinco calles. Andando por entre el desorden cada respiro huele diferente: grajo y sudor, limón, pollo, grajo, recaíto, sazón, plástico, grajo... en fin. También tienden lonas azules para proteger del sol. Los que quieran sus zapatos me pueden ir mandando sus números, la marca que quieren y el presupuesto máximo, que aquí anda en 200 y 300 pesos…

Bueno nada, tengo más cosas que contar (como que hoy almorcé junto a cinco religiosas carmelitas... no se imaginan todo lo que me pasaba por la cabeza), pero no tengo mucho tiempo. La familia donde me quedo es super acogedora, son una pareja un poco mayor, como a diez minutos o menos caminando de la escuela. Me prepararon una habitación para mi con una cama grandota y la señora, que se llama Marta, me añoña muchísimo. El único momento un poquito raro fue cuando el esposo, Antonio y le dicen Pirín, mencionó que el único presidente que pensaba en los pobres había sido Balaguer. Yo sólo comenté que había sido muy corrupto y no insistí más. Trataré de no volver a hablar del tema. Ella, Marta, es muy religiosa e imparte catequesis a los jóvenes. Aquí todo el mundo parece ser muy religioso, yo sólo me quedo callada, pregunto y escucho. Espero que los temas y los texos que voy a analizar con los muchachos no generen problemas en ese sentido.

Tengo señal Orange nítida, así que me pueden llamar, preferiblemente a partir de las seis porque todavía no sé si daré clases también en la tanda de la tarde.

Un abrazo a todos y todas, seguiré escribiendo cuando tenga chance. Los quiero mucho,

Virgi
(31 de marzo, 2008)

1/4/08

¡Hola, abril!




Debiéramos amarnos de verdad
Mi casa está vacía, ¡vamos ya!
que huele a primavera mi jardín...

Y el corazón se llena de ansiedad
Gritan al sol que es hora de vivir
Quieren dejar su mundo de cartón
Quien sentir amor, quieren sentir

...
Les oigo hablar
¿Por qué esconder la dicha en un jardín?
¿Por qué ocultar un beso y sonrojar?
Por qué dejar el parque, si es abril?

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(Adolescencia, Perales)