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29/10/15

Tremendo regalo de Balaguer al Jardín Botánico

La curiosidad te regala a veces reliquias artísticas/culturales/botánicas como esta.
Fíjense que nunca –y eso que vamos a cada rato- nos habíamos detenido a observar esta rama/árbol que adorna una de las esquinas de la sala de espera del pabellón que aloja las oficinas administrativas del Jardín Botánico Nacional.
Eso que ven ahí es un regalo que le hizo el entonces presidente Joaquín Balaguer al Jardín, nos dice su director, Ricardo García. El regalo está fechado en 1974. Recuerden que el parque comenzó a construirse en 1972 y fue inaugurado en 1976.
Se trata de una escultura hecha con 96 especies arbóreas de RD. ¡96!
Dice el pie de la obra: “Colección especies arbóreas dominicanas. Obsequio del Sr. Presidente Constitucional de la República Dr. Joaquín Balaguer al Jardín Botánico de Santo Domingo”. Más abajo se lee que la escultura fue donada a su vez a Balaguer por la Escuela Nacional Forestal de Jarabacoa. Hay algo parecido a una firma con el nombre Tomás M.
Fue un gran regalo. En serio. Sobre todo porque cada hoja (más la flor y el tallo, si es un árbol) fue tallada usando tablitas/trocitos/láminas de madera de estas especies.
En cada tablita aparece el nombre común de la especie usada y un número escritos en bajorrelieve. En algunas hojas fueron usadas hasta ocho especies.
La flor de arriba es caoba (95) y el tallo del centro de la rama es ébano (96). El número uno se lo dieron al guayacán.
¿Quién la hizo? No lo dice por parte. O no se ve.
Lo divertido del regalo son los benditos nombres comunes que quien sea que haya asesorado a Balaguer le puso a muchas de las especies: rarísimos. Y no es que una tenga que conocerlos todos, qué va, es que… ¿Conocen a primera lectura algunos de estos árboles? Vean: mala mujer, Ramón, guanábana de perro, palo de leche, jobobán, sangre de toro, auquey, c. de buey, quebrahacha, ciguamo, pino de teta, candongo, cigua, caya, lana, ozúa, corbano…

24/10/15

Semillas recalcitrantes y semillas ortodoxas

No todas las
semillas sobreviven
a condiciones
extremas de frío o
calor.
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Yaniris López
Santo Domingo
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¿Sabías que, dependiendo de su viabilidad, hay dos tipos de semillas?
Están las recalcitrantes, aquellas que al poco tiempo de ser colectadas y extraídas del fruto pierden la viabilidad y ya no germinan; y las ortodoxas, semillas que pueden durar mucho tiempo (a veces más de dos siglos) y volver a desarrollarse.
Si las semillas recalcitrantes se van a multiplicar hay que ponerlas a germinar muy rápido porque se pierden. Y precisamente por eso resulta difícil conservarlas en un banco de semillas, explica el director del Jardín Botánico Nacional (JBN), Ricardo García.
“Se van renovando continuamente. Cada vez que la planta produce sus frutos, hay que extraer las semillas y si están utilizándose en un programa de reforestación hay que germinarlas rápido, porque, si no, hay que esperar al próximo año o la próxima producción de semilla”, comenta García.
Una de las actividades más importantes que actualmente realiza el JBN son pruebas para determinar cuáles de las especies locales son ortodoxas y cuáles son recalcitrantes.
“Eso nos va a permitir saber cuáles vamos a guardar en el banco de semillas por tiempo indefinido y cuáles tenemos que llevarlas inmediatamente al vivero y germinarlas”, dice el biólogo botánico.
Son recalcitrantes las semillas del aguacate y el mango; y entre las más ortodoxas figuran las semillas de la palma datilera (Phoenix dactylifera).
El edificio que albergará el nuevo banco de semillas del JBN fue iniciado en 2014. Se estima que acogerá entre 3,500 y 4,000 especies de las 6,100 especies de plantas registradas en la isla de Santo Domingo.

¿Cómo se hace la colección?
Los técnicos del JBN se mantienen recorriendo el país, colectando material y fortaleciendo la colección del Herbario Nacional y de la colección de semillas.
Para colectar las semillas se auxilian de la información asentada en el Herbario Nacional, una colección de muestras de prácticamente toda la isla que registra la ubicación y las características de la planta.
“Los técnicos nuestros, que ya están entrenados y formados para eso, buscan en el herbario la referencia de una planta, revisan la colección de los lugares donde se ha reportado, verifican cuándo tiene frutos, si es endémica o nativa, si está amenazada o si es común y se planifica para buscar las semillas que vendrán al banco”, expresa García.
Existe todo un protocolo para colectar semillas viables. Los técnicos las procesan según este protocolo, las rotulan, codifican y llevan al banco.
Los profesionales más capacitados para trabajar en un banco de semillas son los biólogos botánicos y los ingenieros agrónomos y forestales. También los químicos.

6/10/15

Esas apariencias...

Desde que nos vio llegar, a lo lejos, se dio la vuelta. No se dejaba ver. Primero nos mostró esto de arriba. 

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Y luego, con una lentitud pasmosa y tras largos minutos de espera, esto: