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12/1/17

Punta Balandra, para ver a las jorobadas desde tierra


En la punta de este saliente fue inaugurado, en 2011, el primer observatorio terrestre de ballenas jorobadas en la bahía de Samaná. Como cada año, entre diciembre y marzo, los cetáceos llegan a las aguas cálidas del Atlántico para reproducirse y aparearse, ofreciendo un espectáculo que atrae a locales y extranjeros.
Punta Balandra está ubicada a unos 14 kilómetros del centro de Santa Bárbara, tomando la carretera Samaná- Las Galeras.

¿Por qué lo construyeron allí? Porque, como escribimos en ocasión de su inauguración, se estima que el 80 por ciento de las ballenas que nos visitan ha sido visto en sus alrededores.
Además de observar a las jorobadas, el lugar es perfecto para tomar fotos del litoral sur de la península, tanto desde la punta como a lo largo del estrecho camino de tierra que conduce a ella.


La temporada de observación de ballenas jorobadas en República Dominicana inició formalmente ayer. El año pasado, alrededor de 55,000 personas vivieron la experiencia en las costas de Samaná, El Seibo, Hato Mayor y María Trinidad Sánchez.




5/1/17

Arte compartido: hombre y vacas


“Lamedoras de diamantes”. Esta es la propuesta del artista visual Ernesto Rodríguez para el 26 Concurso de Arte Eduardo León Jimenes (Centro León, Santiago).
El artista, dice el texto que escribimos para Listín Diario, “tomó seis bloques de sal de mina, los esculpió con formas de diamantes ¡y se los dio a lamer a las vacas! ¿Su explicación? Resaltar la relación ancestral del hombre con los animales”. (¿?)
El jurado consideró que su obra “es un giro refrescante y sorpresivo en el que invita a disfrutar de una instalación escultórica procesual integrando un interesante elemento colaborativo: las vacas”.
¿Arte compartido? Por qué no. Al final tiene más mérito el trabajo de las vacas, que imprimieron en los diamantes los surcos y huecos -¿logran verlos?- que confirman su intervención en la obra y justifican la elección de la pieza, que el trabajo de Ernesto, que por ser artista le resulta fácil esculpir la sal de mina.
Ahora, si Ernesto gana el concurso (los ganadores serán dados a conocer el próximo 19 de enero a las 7:00 de la noche en el Centro León), ¿debería compartir el premio con las vacas? Abur.


Este sol tropical...


“…este sol tropical, que es ideal, cantado por los poetas, pero terrible cuando se le soporta de lleno”.
(Over, Ramón Marrero Aristy)

2/1/17

Diez años ya… (Monumento al ego 27)

Yalo en La Cortina, Jarabacoa.
Cómo pasa el tiempo. Con las prisas de fin de año olvidé contarles que el mes pasado Ningún lugar está lejos… en RD cumplió 10 años de andanza virtual. Diez años ya siendo el refugio receptor de esos lugares muy o poco conocidos de República Dominicana donde nos perdemos de vez en cuando.
La complicidad que inició el 5 de diciembre de 2006, con la crónica de un viaje subestimado al pico Duarte, se resume en 677 entradas publicadas y 2,451 comentarios compartidos.
Según Blogger, las entradas más populares han sido La casa de Tarzán (Barahona, con 25,724 visitas), De qué están hechas las gomitas (con 25,131) y Juan Dolio sin gente (San Pedro de Macorís, con 23,858). La entrada más comentada ha sido ¡Vi un jurón! (48), ¿la recuerdan?
El blog se dio a conocer en 2008 gracias a Remo (Remolacha.net), que enlazó la nota sobre el nacimiento de tortugas carey en la playa de Güibia.  Ya pasamos por mucho el millón de visitas (algo genial, porque nunca tuvimos grandes pretensiones).

¿Qué decirles que no sepan? Que el amor por la monteadera comenzó hace mucho, entre 1982 y 1983, cuando en el Hogar Escuela La Milagrosa de Moca (monjas, internado) nos llevaron a conocer el Monte de Oración, en San Víctor (Espaillat), y luego la playa Cofresí (Puerto Plata). Y que recuerdo todas las sensaciones que experimenté entonces al ver la naturaleza en su estado puro, y que si no fuera porque apenas comenzaba a aprender a leer y escribir, las habría dejado plasmadas en algún lugar.
Y que las vivencias nunca han parado, porque a partir de 1984, en las Aldeas SOS, la buena conducta y las buenas calificaciones eran premiadas con viajes ecoturísticos y culturales. Y como Yalo siempre se portó bien y sacaba muy buenas notas (ejem), le tocó conocer prácticamente toda la isla siendo muy chica. Sí, toda la isla. De hecho, la primera montaña que escalé, a mano pelá, fue el monte La Ferrière (La Citadelle, Cabo Haitiano, Haití).


Los veranos nos íbamos de campamento (Monción, Jarabacoa, Constanza, Hainamosa cuando era monte…). Conocimos el lago Enriquillo cuando los cocodrilos salían a tomar el sol y se nos permitía acercarnos un poquito, para luego salir corriendo ante el menor movimiento. Nos tocó dormir a orillas de La Confluencia (Jimenoa y Jaque del Norte) cuando eran ríos de verdad, y ‘marotear’ guayabas y naranjas en verdaderos bosques. Cocinamos a orillas de Masipedro; nos tiramos de cascadas que no recordamos el nombre.
Cuánto sol acumulado en la piel… Cuánto lodo en los caminos de Benedicto (La Romana). Cuántas patadas de caballo recibidas por querer ser ‘simpática’. Cuántas caídas en cuevas y orillas de ríos…
¿Y por qué un blog? Antes de 2006 creamos la página ViveDominicana para publicar fotos y crónicas viajeras, pero, por asuntos de manejo, decidimos que era más fácil un blog. Nunca pusimos la página en línea y dejamos perder el dominio.

Pero no nos arrepentimos. Escribir y compartir fotos por aquí es lo máximo. De vez en cuando, incluso, me gusta el blog. En esas ocasiones pienso que, si no lo administrara yo, sentiría mucha envidia de la persona que lo hace (doble monumento al ego, ¡jaaaaaa!).
Dice un amigo muy querido, también bloguero, que “las redes sociales han matado los blogs”. En cierta forma es verdad. Ya no existe ese anillo palaciego de amigos lectores que comentaba por placer y, aunque la gente sigue entrando y las visitas siguen creciendo, no es lo mismo. Se nos cuestiona la poca presencia en las redes, el poco interés en la parte comercial, el poco afán en promovernos como figuras, como marca.
Poca gente entiende que a los monteros de verdad solo les interesa el monte, la naturaleza… Y que si una decide compartir muchas cosas es porque nos da apuros que se queden guardadas por ahí, sin que otros las disfruten. Na, como le dije a mi amigo: sigamos alimentando eso que nos hace felices, aunque solo nos leamos nosotros. Gracias a los que siguen ahí…