Fuimos al Valle de Dios y conocimos el río Colorado el pasado fin de semana. Toda una aventura. De la historia
que publicamos ayer en Listín Diario reproduzco tres partes que considero interesantes porque hay algunas informaciones falsas sobre estos lugares rodando por ahí. ¿Quién fue la primera persona que documentó el lugar (para tv)?
¿Cuándo se realizó la primera visita ecoturística abierta al público? ¿Por qué el río tiene este color y quién y por qué le puso el nombre al valle?
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El valle y el río de moda
Hace tres años, el explorador dominicano José Then invitó a otro gran aventurero, Manuel Peralta Ureña, a explorar la parte alta del río Mahomita, al noroeste de San Cristóbal. Querían ver si encontraban charcos y cascadas a su paso por el Parque Nacional Montaña La Humeadora.
Comenzaron la ruta el 29 de marzo de 2015 en la comunidad Santana Abajo (municipio Los Cacaos) con el guía Antonio Tejeda (El deportao).
Luego de seis kilómetros de subidas y bajadas divisaron desde lo alto de una loma un área verde claro descampada que contrastaba con el verde oscuro de los bosques que la rodeaban y hasta allí los condujo Antonio. Llegaron a las 12:30 de la tarde.
El lugar tenía su letrero: El valle de Dios, y en medio una caseta usada por los trabajadores de las brigadas forestales de Medio Ambiente que todavía hoy laboran de lunes a viernes en la reforestación, cuidado y control de la zona.
Los monteros publicaron fotos y datos del lugar en las redes sociales.
Peralta los compartió con Lotetta Jiménez,
de la Brigada Ecológica Aniana Vargas, quien para mayo de ese mismo año organizó la primera excursión ecoturística abierta al público hasta el lugar.
Cuatro años antes, en 2011, la periodista
Altagracia Salazar ya había realizado un documental sobre el valle luego de visitarlo en compañía de Julio César Domínguez Montás, entonces viceministro de Medio Ambiente y encargado del programa de rehabilitación de la cuenca del río Nizao.
Las visitas no han parado desde hace tres años. Entre 30 y 100 personas se acercan todos los fines de semana para conocer el valle y muchos de los atractivos diseminados en sus alrededores. Uno, en particular...
¿Qué tiene de especial la zona y por qué se ha convertido en la excursión ecoturística de moda?
EL RÍO COLORADO
Luego de 10 minutos de caminata suave desde el área de camping se encuentra el motivo que inspira muchos de los viajes al Valle de Dios:
conocer el único (todavía) río rojo de República Dominicana, entrar a sus aguas, tocarlas, caminar por su lecho y preguntar, claro, por qué tiene ese color. La teoría más difundida sobre el color de las aguas es que en su nacimiento hay una mina de óxido de hierro.
El guía forestal Ramón Osiris Casado (Yaco) asegura que cuando llueve se pone todavía más rojo, que cerca de su nacimiento tiembla la tierra de manera constante y que
“si metes una vara y la empujas se va hundiendo, hundiendo”.
Domínguez Montás, en cambio, explica que simplemente
el río nace en un pozo de arcilla roja, muy abundante en toda la zona, y que por eso este color característico tan marcado en su nacimiento que se mantiene a veces incluso hasta su desembocadura en el río Mahomita, un kilómetro y medio más adelante.
“Es roja
porque el manantial sale directamente de la arcilla, y a veces también tiñe el
Mahomita”, sostiene Domínguez.
El punto de encuentro para los excursionistas ver el famoso río es la confluencia donde el arroyo Blanco le entrega sus aguas al Colorado, un espectáculo visual que hace olvidar el dolor en las piernas y todos los contratiempos de la subida, si los hubo.
¿POR QUÉ VALLE DE DIOS?
Cuenta Manolo (Tomás Santana, nuestro guía) que el paraje se llamaba Arroyo Colorado, y que el nombre “El valle de Dios” se lo puso en 2009 el entonces viceministro de Medio Ambiente Julio César Domínguez Montás en un encuentro en el que participaron unas 200 personas.
Ya en Santo Domingo, don Julio no solo corrobora esta historia,
sino que nos narra cómo pasó. Dice que conoce bien el lugar desde hace muchísimo tiempo pues en 1994, siendo todavía gobernador de la provincia San Cristóbal, el presidente Joaquín Balaguer lo nombró supervisor de la zona.
Y sostiene que el 22 de marzo de 2009, estando en Arroyo Colorado con los comunitarios de Los Cacaos para firmar el convenio entre Medio Ambiente y la Empresa de Generación Hidroeléctrica Dominicana (Egehid) que dejaría inaugurado el proyecto de rehabilitación de la cuenca del Nizao, los ríos bajaron de repente, rapidísimos, llenos agua,
“una cosa tremenda”.
“Estando durmiendo en un pequeño rancho ya abandonado
escuchamos un fuerte ruido y eran los ríos y arroyos bajando agua sin estar lloviendo en el área. Al otro día el valle lucía con una hermosa playa de arena y cubierto todo de una espesa y hermosa neblina”.
Al grupo le impactó tanto lo que pasó que Domínguez les pidió:
“Levanten la mano, que hoy yo bautizo este valle como El valle de Dios. Y ahí mismo juramenté una comisión para que en lo adelante el valle fuera conocido de esta forma”.
Y así fue.
Cuando el ministro de Medio Ambiente Jaime David Fernández le dijo que todos los valles eran de Dios él respondió que sí, que podrían ser todos de Dios, pero que ese era “de nuestro Dios” y un lugar especial donde se conjugan todas las aguas de las montañas cercanas.
El letrero lo mandó a hacer con Luis Castillo, artesano oriundo de Baní ya fallecido que residía en La Colonia (Cambita).
“Es una tabla de madera de melina (Gmelina arbórea) quemada con fuego”, explica Domínguez Montás.
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Más fotos de la aventura: