EL CLÚSTER ECOTURÍSTICO DE LA PROVINCIA ASUME EL RETO DEL FUTURO: SOSTENIBILIDAD
(c) Yaniris López
Listín Diario
Barahona.- En Barahona no saben con exactitud de cuántas habitaciones disponen para uso turístico, ni la cantidad exacta de visitantes que reciben por aire, tierra o mar. En materia de turismo, las grandes estadísticas parecen reservadas a los grandes polos. Pero no es algo que mortifique mucho a los barahoneros. En estos momentos se concentran en preservar los muchos recursos naturales que conservan en sus 1,650.49 kilómetros cuadrados y en adecuarlos para conformar una de las más completas ofertas turísticas del país.
Y lo hacen de una forma digna de reconocimiento. Analizan lo que pasa en resto del país, aprenden de los errores de los grandes polos turísticos, refuerzan sus debilidades y discuten y deciden en grupo qué les conviene o no como provincia, como ciudadanos y como consumidores. Al resultado lo llaman turismo comunitario porque la gran protagonista responde a un nombre colectivo que es, también, la gran beneficiada: la comunidad.
En este proceso unen esfuerzos desde el año 2004 el Clúster Ecoturístico de Barahona y la Alianza Dominicana para el Turismo Sostenible (DSTA), a través de una iniciativa de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo (USAID).
“Queremos trabajar con criterio de sostenibilidad. No nos gustaría que el derrame económico no llegue a la comunidad. Por eso estamos promoviendo el turismo comunitario”, dijo el director del Clúster Ecoturístico de Barahona, Rafael Matos, durante un encuentro con representantes de medios de comunicación en la ciudad de Barahona.
Y por eso las cifras no son prioridad en este momento. De hecho, dice Matos, es bueno que aún no haya llegado el boom turístico a la zona “porque eso nos permite planificar, evitar los errores de otros polos”. Al empuje inicial de la USAID se han unido como colaboradores el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), a través de sus proyectos, la Agencia de Cooperación Japonesa (JICA), la Agencia Española de Cooperación Internacional (AECI), la Unesco, la Agencia Alemana de Cooperación al Desarrollo (GTZ) y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
Grandes proyectos
El plan de trabajo ya avanzado incluye la capacitación de personal de las micro y medianas empresas turísticas (desde cursos de manejo de PC e Internet y servicio al cliente hasta un prometedor programa de artesanía), limpieza y ordenamiento de playas y el fortalecimiento de la gestión municipal.
Actualmente los trabajos se concentran en la remodelación del centro urbano de Barahona, en el mejoramiento y creación de parques temáticos y en la construcción de un bulevar frente al malecón de la ciudad. Una prioridad es la construcción del nuevo puerto turístico de Barahona, con el que las autoridades ya se comprometieron a colaborar con 120 millones de pesos.
Trabas
Pese al entusiasmo, hay una queja. Los problemas que truncan el desarrollo del turismo en la región no tienen que ver con las inversiones ni con el mucho o poco interés de sus habitantes en el tema, sino con las trabas gubernamentales en la obtención de los permisos de rigor para iniciar los proyectos. Algunos de ellos, de alto vuelo, aún esperan aprobación.
De todas formas, los barahoneros se muestran optimistas y no les importa que les digan que son quisquillosos con sus recursos.
“Estamos tratando de mejorar nuestra calidad de vida y somos nosotros los únicos que debemos asumir eso. Nadie, de otro sitio, va a asumir las condiciones de nuestra calidad de vida; al contrario, pueden deteriorar la vida nuestra a los fines de recibir recursos cuantiosos y dejarnos a nosotros todas las maldades y todos los males como está ocurriendo en otros lugares y aquí también ocurrieron”, indica Matos.
Los hoteleros de la zona se unen al compromiso. En el hotel Quemaíto obtienen la energía de paneles solares, cultivan los ingredientes con los que condimentan los alimentos, cuentan con su propia planta de tratamiento y la piscina tiene integrado un sistema que trabaja con la luz ultravioleta y por lo tanto no amerita el uso de químicos. Su administrador, Félix Marcos Sánchez, dice que dan prioridad a estos detalles porque quieren contribuir a encaminar a Barahona al turismo del futuro, al turismo sostenible.
UNA REGIÓN QUE TIENE TODAS LAS OFERTAS
Con todo y el potencial agrícola, minero y turístico de Barahona, Rafael Matos destaca que junto con Pedernales, Independencia y Bahoruco conforma la región más deprimida del país. Gran paradoja, porque se trata de la región que conserva la mayor biodiversidad de la isla y la mayor parte de su territorio está formado por áreas protegidas de todos los tipos, lo que le augura un desarrollo turístico envidiable.
En el caso de Barahona, si los turistas buscan sol tienen en sus costas el más brillante. Si quieren frío, las montañas más altas de la Sierra de Bahoruco les congelarán los huesos. Si buscan sanación, cuentan con miles de metros cúbicos de aguas sulfurosas. ¿Hoteles? Muchos y acogedores como Playa Azul, Quemaíto, Pontevedra, Guarocuya, Casa Bonita y Rancho Platón. Es tan completa la oferta de Barahona que si el turista quiere quedarse en una casa familiar y compartir con sus miembros puede hacerlo en La Ciénaga a través del proyecto Guan Aventura. Allí encontrará también la más fina artesanía elaborada con materiales desechables y probará exóticas mermeladas jamás pensadas (guanábana, naranja amarga, mango y chinola). ¿Más? Barahona tiene lagunas, impresionantes vistas panorámicas, mangles, cascadas, cuevas, ojos de agua, ricas tradiciones y gente con muchas ganas de progresar.
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30/3/10
Pequeño campeón (¿pensaba que se iba a ahogar?)
En ese mar inmenso de 10 centímetros de profundidad, aguas claras y piedras gruesas, él chapoteaba y chapoteaba. Nadaba a diestra y siniestra. El pueblo me necesita. Esa gente del otro lado me necesita. El mundo me necesita. Luchaba y luchaba. Sacaba fuerzas de donde no había, de donde no tenía. Por la gloria eterna. ¡Adelante, pequeño campeón! No importa que en estas aguas de Nigua se haya bañado Trujillo. El Señor ya reprendió tanta maldad. Estas piscinas naturales son ahora del pueblo y tú te puedes bañar aquí. ¡Adelante, pequeño guerrero! ¡A por la recompensa! ¡No te ahogues! ¡Nada por tu vida! ¡No desmayes! ¡Hasta la victoria siempre!
28/3/10
Por qué se dice “cerveza por un tubo”
Todos podemos bañarnos en las piscinas naturales de Trujillo. Quién lo diría.
Hoy me contaron una historia que muchos ya saben, pero que de todos modos comparto. Estas son las piscinas naturales construidas por Rafael Leonidas Trujillo a orillas del mar en Nigua, San Cristóbal, a unos 120 metros de la casa veraniega donde descansaba. La propiedad forma parte de lo que se conocía como Hacienda María y allí tenía el dictador caballerizas, una piscina enorme para la época, minicampitos de golf y muchas comodidades. Una de esas comodidades eran unas "piscinas" construidas frente a la costa, con huecos de cemento que dejaban filtrar el agua del mar –una especie de rompeolas- y otros huecos que la dejaban salir.
Como se estaba tan cómodo allí en las piscinas y subir hasta la casa a buscar las bebidas debía ser muy trabajoso para él, familiares y amigos, Trujillo mandó construir un tubo (¿o eran varios?) que comunicaba la casa con el área de las piscinas y por ahí les mandaban las bebidas derechito a sus manos, sin que tuvieran que moverse. (Ver detalles en la foto). “Cerveza por un tubo”. Claro, actualmente la frase también significa “mucho” de cualquier cosa.
Tras la muerte de Trujillo el sitio fue abandonado. La casa y sus alrededores fue donada por el gobierno al Colegio Dominicano de Arquitectos… (Codia) en 1982, pero su rescate comenzó a finales del año pasado (2009) a propósito de la creación del área protegida de los Humedales de Nigua. La casa es ahora el centro de convenciones del Codia y la playa está disponible para el pueblo. Todos podemos bañarnos en las piscinas naturales de Trujillo. Quién lo diría. Lástima que ya no se pueda usar el tubo…
Hoy me contaron una historia que muchos ya saben, pero que de todos modos comparto. Estas son las piscinas naturales construidas por Rafael Leonidas Trujillo a orillas del mar en Nigua, San Cristóbal, a unos 120 metros de la casa veraniega donde descansaba. La propiedad forma parte de lo que se conocía como Hacienda María y allí tenía el dictador caballerizas, una piscina enorme para la época, minicampitos de golf y muchas comodidades. Una de esas comodidades eran unas "piscinas" construidas frente a la costa, con huecos de cemento que dejaban filtrar el agua del mar –una especie de rompeolas- y otros huecos que la dejaban salir.
Como se estaba tan cómodo allí en las piscinas y subir hasta la casa a buscar las bebidas debía ser muy trabajoso para él, familiares y amigos, Trujillo mandó construir un tubo (¿o eran varios?) que comunicaba la casa con el área de las piscinas y por ahí les mandaban las bebidas derechito a sus manos, sin que tuvieran que moverse. (Ver detalles en la foto). “Cerveza por un tubo”. Claro, actualmente la frase también significa “mucho” de cualquier cosa.
Tras la muerte de Trujillo el sitio fue abandonado. La casa y sus alrededores fue donada por el gobierno al Colegio Dominicano de Arquitectos… (Codia) en 1982, pero su rescate comenzó a finales del año pasado (2009) a propósito de la creación del área protegida de los Humedales de Nigua. La casa es ahora el centro de convenciones del Codia y la playa está disponible para el pueblo. Todos podemos bañarnos en las piscinas naturales de Trujillo. Quién lo diría. Lástima que ya no se pueda usar el tubo…
26/3/10
La verdadera historia de la bota de San José de Ocoa
O parte de la verdadera historia. A ver. Por muchos años, la famosa bota de San José de Ocoa era una referencia turística y cultural de la ciudad, sobre todo cuando era un municipio de la provincia Peravia y sus demás encantos eran poco conocidos. Si te ibas de la ciudad y no veías la bota era como ir a Santiago y no ver El Monumento, o al carnaval vegano y que no te dieran un vejigazo.
Don Federico Blanco, de 84 años, patriarca de una ilustre familia ocoeña, nos cuenta parte de la historia. La que recuerda.
Dice que cuando él nació la bota ya estaba en el pueblito, muy pequeñito en aquella época, y que adornaba el frente de una tienda de provisiones y zapatos ubicada en la calle Sánchez con Colón como un referente de los productos que vendían. Y que más o menos en los años 40 del siglo pasado un señor llamado Manuel Enrique Castillo (ya fallecido) la trasladó a un local ubicado en la esquina Las Carreras con 16 de Agosto. Justo donde está ahora, cerca de la entrada al pueblo.
En el local, indica Blanco, funcionó una farmacia y la casa del Partido Revolucionario Dominicano (PRD) “en los tiempos de Juan Bosch”. Luego la familia Blanco se mudó a la capital y no recuerda qué otro comercio funcionara allí. Tampoco sabe de qué forma y bajo cuáles circunstancias llegó la bota a San José de Ocoa, que, dicho sea de paso, es más pequeña de lo que el visitante se imagina y difícil de ver, porque está colocada en la parte alta de la casona.
Yo nunca he visto el local abierto (será porque casi siempre voy los domingos). Le pregunto si abundaban los vaqueros por la zona (por la forma de la bota) y me dice que no, que nada que ver.
Bien, ahí está parte de la verdadera historia de la bota de San José de Ocoa. Se aceptan nuevos datos.
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Relacionado:
La verdadera historia de las pirámides de Constanza
Don Federico Blanco, de 84 años, patriarca de una ilustre familia ocoeña, nos cuenta parte de la historia. La que recuerda.
Dice que cuando él nació la bota ya estaba en el pueblito, muy pequeñito en aquella época, y que adornaba el frente de una tienda de provisiones y zapatos ubicada en la calle Sánchez con Colón como un referente de los productos que vendían. Y que más o menos en los años 40 del siglo pasado un señor llamado Manuel Enrique Castillo (ya fallecido) la trasladó a un local ubicado en la esquina Las Carreras con 16 de Agosto. Justo donde está ahora, cerca de la entrada al pueblo.
En el local, indica Blanco, funcionó una farmacia y la casa del Partido Revolucionario Dominicano (PRD) “en los tiempos de Juan Bosch”. Luego la familia Blanco se mudó a la capital y no recuerda qué otro comercio funcionara allí. Tampoco sabe de qué forma y bajo cuáles circunstancias llegó la bota a San José de Ocoa, que, dicho sea de paso, es más pequeña de lo que el visitante se imagina y difícil de ver, porque está colocada en la parte alta de la casona.
Yo nunca he visto el local abierto (será porque casi siempre voy los domingos). Le pregunto si abundaban los vaqueros por la zona (por la forma de la bota) y me dice que no, que nada que ver.
Bien, ahí está parte de la verdadera historia de la bota de San José de Ocoa. Se aceptan nuevos datos.
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25/3/10
Don Francisco Asmar, fundador de Cachote (Monumento al ego 21)
Estamos a 1,200 metros sobre el nivel del mar, en la reserva ecológica Padre Miguel Fuerte, en el centro de visitantes de un pueblito y una loma llamados Cachote, ubicados en la parte oriental del Parque Nacional Sierra de Bahoruco, mejor conocida como Bahoruco Oriental (provincia Barahona). El frío acá arriba es insoportable; el paisaje, una delicia; la gente, humilde y con muchas ganas de progresar; los caminos, ideales para caminar y tomar fotos, no recomendados para vehículos “normales”…
Temprano en la mañana (tras una tarde de caminata por el Sendero La Jibijoa, una noche de cuentos al calor de una fogata y una madrugada helada), segundos antes de que la camioneta tipo safari nos llevara de vuelta al centro del municipio de Paraíso, don Francisco Asmar se asoma a la parte trasera del safari y pregunta que si le pueden llevar. Los organizadores dicen que sí, que es uno de los fundadores del pueblito, y se le da espacio en medio de 10 ruidosos comunicadores sociales que, al finalizar el viaje, quedaron más que maravillados -y algo tristes- con la historia de don Francisco. Su padre era del Líbano y su madre barahonera y, por razones que no preguntamos pero que entendemos, se instalaron en la ¿cómo describirla y ser justos? bella, verde y reluciente Barahona. En 1952, don Francisco Asmar vio que las tierras de la loma llamada Cachote eran muy lindas y se compró 100 tareas de tierra para “usarlas”. En un lugar del trayecto llamado El Platón, me dijo que pagó 100 pesos por ellas. Un peso por tarea. Le pido que me confirme la cifra (ya saben) y don Francisco Asmar, que lleva 87 años a cuestas, repite todo igualito.
Pero sigamos con la historia. El caso es que junto a Leonte Stefano y Alejandro Feliz, don Francisco Asmar fundó el pueblito de Cachote (en el que viven alrededor de 30 familias, dicen). “Queríamos tener propiedad”, cuenta. Y el nombre de la loma, preguntamos, ¿de dónde salió el nombre? Pues que la gente que visitaba la zona “se dio cuenta” que esa loma se parecía mucho a una montaña haitiana que se llama Chote y, para no repetir el nombre, le pusieron Cachote. Así de sencillo. Y allí se instaló don Francisco Asmar a cultivar la tierra y a cebar reses. Y durante 14 años fue, también, promotor de Salud Pública en la zona. Dice que caminando, caminando vacunaba y asistía a todos los habitantes de tres parajes: Cachote, Cortito y Auta. Y también dice don Francisco Asmar, actual alcalde de Cachote, que nunca lo pensionaron pese a su edad y al sacrificio que hacía por esos montes que, si ahora están deshabitados, imagínense antes; que no recibe ninguna ayuda del estado, que crió a fuerza de trabajo a sus diez hijos, y muchas otras cosas que nos obligan a preguntarnos si, para las autoridades, el campo y su gente existen realmente. Recuerden que en los parajes dominicanos el cargo de “alcalde” es honorífico.
Para no cansarles con el cuento, también nos preguntamos cómo se iba a hacer don Francisco Asmar para, ese día, alcanzar los 25 forzosos kilómetros que separan Cachote de Paraíso sin la ayuda de nuestro safari. Por lo que vimos, estaba dispuesto a hacerlo a pie…
Temprano en la mañana (tras una tarde de caminata por el Sendero La Jibijoa, una noche de cuentos al calor de una fogata y una madrugada helada), segundos antes de que la camioneta tipo safari nos llevara de vuelta al centro del municipio de Paraíso, don Francisco Asmar se asoma a la parte trasera del safari y pregunta que si le pueden llevar. Los organizadores dicen que sí, que es uno de los fundadores del pueblito, y se le da espacio en medio de 10 ruidosos comunicadores sociales que, al finalizar el viaje, quedaron más que maravillados -y algo tristes- con la historia de don Francisco. Su padre era del Líbano y su madre barahonera y, por razones que no preguntamos pero que entendemos, se instalaron en la ¿cómo describirla y ser justos? bella, verde y reluciente Barahona. En 1952, don Francisco Asmar vio que las tierras de la loma llamada Cachote eran muy lindas y se compró 100 tareas de tierra para “usarlas”. En un lugar del trayecto llamado El Platón, me dijo que pagó 100 pesos por ellas. Un peso por tarea. Le pido que me confirme la cifra (ya saben) y don Francisco Asmar, que lleva 87 años a cuestas, repite todo igualito.
Pero sigamos con la historia. El caso es que junto a Leonte Stefano y Alejandro Feliz, don Francisco Asmar fundó el pueblito de Cachote (en el que viven alrededor de 30 familias, dicen). “Queríamos tener propiedad”, cuenta. Y el nombre de la loma, preguntamos, ¿de dónde salió el nombre? Pues que la gente que visitaba la zona “se dio cuenta” que esa loma se parecía mucho a una montaña haitiana que se llama Chote y, para no repetir el nombre, le pusieron Cachote. Así de sencillo. Y allí se instaló don Francisco Asmar a cultivar la tierra y a cebar reses. Y durante 14 años fue, también, promotor de Salud Pública en la zona. Dice que caminando, caminando vacunaba y asistía a todos los habitantes de tres parajes: Cachote, Cortito y Auta. Y también dice don Francisco Asmar, actual alcalde de Cachote, que nunca lo pensionaron pese a su edad y al sacrificio que hacía por esos montes que, si ahora están deshabitados, imagínense antes; que no recibe ninguna ayuda del estado, que crió a fuerza de trabajo a sus diez hijos, y muchas otras cosas que nos obligan a preguntarnos si, para las autoridades, el campo y su gente existen realmente. Recuerden que en los parajes dominicanos el cargo de “alcalde” es honorífico.
Para no cansarles con el cuento, también nos preguntamos cómo se iba a hacer don Francisco Asmar para, ese día, alcanzar los 25 forzosos kilómetros que separan Cachote de Paraíso sin la ayuda de nuestro safari. Por lo que vimos, estaba dispuesto a hacerlo a pie…
17/3/10
En el Parque Nacional Aniana Vargas
EN SUS 21 CUEVAS SE HAN REPORTADO 435 PETROGLIFOS Y 711 PINTURAS PREHISPÁNICAS, POR LO QUE ESTÁ CONSIDERADO COMO LA GRAN GALERÍA DE ARTE RUPESTRE DE LA ISLA DE SANTO DOMINGO
(C)Yalo
Cotuí, Sánchez Ramírez.- El paisaje y las aguas del lago artificial más grande del país, ríos, aves endémicas y migratorias, caminos cobijados de hojas, sabanas de yerba verde y oscuras guácaras repletas de murciélagos y arte rupestre esperan al viajero que encontrará mucho que hacer en los 118.6 kilómetros cuadrados del recién creado Parque Nacional Aniana Vargas.
La instauración de la zona en área protegida fue durante décadas un sueño para los habitantes de la provincia Sánchez Ramírez, que pedían a las autoridades ayudarlos a preservar un área que, en su conjunto, está considerada como el gran templo del arte taíno de la isla.
Más allá de la superficie terrestre
El decreto 571-09 que creó el Parque Nacional Aniana Vargas en octubre de 2009 lo ubica al pie de la Sierra de Yamasá y los linderos meridionales de la gran llanura del Valle del Cibao Oriental. “Sin duda se ha creado uno de los más interesantes parques nacionales del Caribe, donde ya se han documentado 21 cuevas y abrigos que contienen nada menos que 435 petroglifos y 711 pinturas prehispánicas.
Igualmente engloba todo el embalse de Hatillo, los bosques de sus riberas y toda la cobertura forestal de los montes de Sierra Prieta, Comedero, Hernando Alonso y Caballero”, escribió el arqueólogo y especialista en arte rupestre Adolfo López Belando en su trabajo “Arte rupestre en el Parque Nacional Aniana Vargas”. Los estudios de Belando en la provincia y los esfuerzos de la Sociedad Ecológica de Fantino (SEF) contribuyeron a que la zona fuera finalmente convertida en área protegida.
El lago y la presa de Hatillo
En el extremo oeste de Sánchez Ramírez todo gira en torno al lago de Hatillo. Compartido por los municipios de Cotuí y La Mata, es el lago artificial más grande del país. Sus 30 kilómetros lo convierten en el mayor reservorio de agua dulce del Caribe y pese a las amenazas de contaminación de sus aguas sigue siendo uno de los balnearios más visitados. Estos días, debido a la sequía y al uso del agua para regar los campos de arroz que llenan el paisaje, luce con poca agua. La presa fue construida entre 1977 y 1984 seis kilómetros al suroeste de Cotuí para embalsar las aguas del río Yuna. Su embalse tiene un volumen de agua de 710 millones de metros cúbicos y el muro del dique mide 1,800 metros.
El ferry
El paseo por las aguas del lago de Hatillo, con música y bebidas a bordo, lo ofrece desde hace años un único ferry de dos niveles administrado por Raúl Fernández, su creador. En el 2009, Raúl cruzó a nado la presa de Hatillo junto a un grupo de amigos en reclamo de que fueran arregladas todas las calles y vías de acceso a la provincia. El reto se llamó “Gran desafío por la esperanza”.
Las guácaras
Forman en su conjunto el sistema de cuevas más importante del país no sólo debido a su abundancia y originales formas laberínticas, sino porque conservan la mayor concentración de arte rupestre de la isla. Las encontramos en las comunidades de Sierra Prieta, Comedero, Caballero y Hernando Alonso, todas ubicadas al oeste de la provincia.
Al entrar en las cuevas, la mirada se distribuye entre las rocas talladas por la naturaleza, jeroglíficos, laberintos esculpidos que según muchos arqueológicos hacen referencia al calendario de lluvias taíno, petroglifos y cientos de pinturas que ilustran el modo de vida de los primeros habitantes de la isla, así como animales y otros detalles difíciles de identificar.
En la del Hoyo de Sanabe, ubicada en la loma Peñón de la Sabana, al noroeste del lago de Hatillo, se han registrado alrededor de 300 pinturas en sus murales. La cueva fue descubierta a finales de los años 70 por el investigador Pagán Perdomo. Bordear el lago de Hatillo, subir la loma y luego bajar hasta la ciudad subterránea para recorrer sus casi 200 metros de largo es un placentero reto ecoturístico.
Las de Sierra Prieta son de fácil acceso, pues muchas de las entradas se encuentran a ras del suelo formando paredes de piedra. Y en una de las guácaras de Hernando Alonso, el atractivo principal es la “escultura” de una virgen a la que, encontrar, es toda una aventura. Es indispensable el uso de focos en las cuevas.
SOBRE EL PARQUE NACIONAL
El nombre del parque nacional, cuya biodiversidad se desarrolla dentro del ecosistema de bosque tropical húmedo, honra la memoria de Aniana Ondina Vargas Jáquez, luchadora antitrujillista y defensora de los derechos campesinos y del medio ambiente fallecida en el año 2002.
En la zona faltan todavía infraestructuras que acojan a los visitantes (un servicio que por el momento ofrece el centro de recreo ecoturístico Natura Bass) y más vigilancia en las cuevas. En el punto donde se toma el ferry, funcionan una cafetería y un restaurante.
(C)Yalo
Cotuí, Sánchez Ramírez.- El paisaje y las aguas del lago artificial más grande del país, ríos, aves endémicas y migratorias, caminos cobijados de hojas, sabanas de yerba verde y oscuras guácaras repletas de murciélagos y arte rupestre esperan al viajero que encontrará mucho que hacer en los 118.6 kilómetros cuadrados del recién creado Parque Nacional Aniana Vargas.
La instauración de la zona en área protegida fue durante décadas un sueño para los habitantes de la provincia Sánchez Ramírez, que pedían a las autoridades ayudarlos a preservar un área que, en su conjunto, está considerada como el gran templo del arte taíno de la isla.
Más allá de la superficie terrestre
El decreto 571-09 que creó el Parque Nacional Aniana Vargas en octubre de 2009 lo ubica al pie de la Sierra de Yamasá y los linderos meridionales de la gran llanura del Valle del Cibao Oriental. “Sin duda se ha creado uno de los más interesantes parques nacionales del Caribe, donde ya se han documentado 21 cuevas y abrigos que contienen nada menos que 435 petroglifos y 711 pinturas prehispánicas.
Igualmente engloba todo el embalse de Hatillo, los bosques de sus riberas y toda la cobertura forestal de los montes de Sierra Prieta, Comedero, Hernando Alonso y Caballero”, escribió el arqueólogo y especialista en arte rupestre Adolfo López Belando en su trabajo “Arte rupestre en el Parque Nacional Aniana Vargas”. Los estudios de Belando en la provincia y los esfuerzos de la Sociedad Ecológica de Fantino (SEF) contribuyeron a que la zona fuera finalmente convertida en área protegida.
El lago y la presa de Hatillo
En el extremo oeste de Sánchez Ramírez todo gira en torno al lago de Hatillo. Compartido por los municipios de Cotuí y La Mata, es el lago artificial más grande del país. Sus 30 kilómetros lo convierten en el mayor reservorio de agua dulce del Caribe y pese a las amenazas de contaminación de sus aguas sigue siendo uno de los balnearios más visitados. Estos días, debido a la sequía y al uso del agua para regar los campos de arroz que llenan el paisaje, luce con poca agua. La presa fue construida entre 1977 y 1984 seis kilómetros al suroeste de Cotuí para embalsar las aguas del río Yuna. Su embalse tiene un volumen de agua de 710 millones de metros cúbicos y el muro del dique mide 1,800 metros.
El ferry
El paseo por las aguas del lago de Hatillo, con música y bebidas a bordo, lo ofrece desde hace años un único ferry de dos niveles administrado por Raúl Fernández, su creador. En el 2009, Raúl cruzó a nado la presa de Hatillo junto a un grupo de amigos en reclamo de que fueran arregladas todas las calles y vías de acceso a la provincia. El reto se llamó “Gran desafío por la esperanza”.
Las guácaras
Forman en su conjunto el sistema de cuevas más importante del país no sólo debido a su abundancia y originales formas laberínticas, sino porque conservan la mayor concentración de arte rupestre de la isla. Las encontramos en las comunidades de Sierra Prieta, Comedero, Caballero y Hernando Alonso, todas ubicadas al oeste de la provincia.
Al entrar en las cuevas, la mirada se distribuye entre las rocas talladas por la naturaleza, jeroglíficos, laberintos esculpidos que según muchos arqueológicos hacen referencia al calendario de lluvias taíno, petroglifos y cientos de pinturas que ilustran el modo de vida de los primeros habitantes de la isla, así como animales y otros detalles difíciles de identificar.
En la del Hoyo de Sanabe, ubicada en la loma Peñón de la Sabana, al noroeste del lago de Hatillo, se han registrado alrededor de 300 pinturas en sus murales. La cueva fue descubierta a finales de los años 70 por el investigador Pagán Perdomo. Bordear el lago de Hatillo, subir la loma y luego bajar hasta la ciudad subterránea para recorrer sus casi 200 metros de largo es un placentero reto ecoturístico.
Las de Sierra Prieta son de fácil acceso, pues muchas de las entradas se encuentran a ras del suelo formando paredes de piedra. Y en una de las guácaras de Hernando Alonso, el atractivo principal es la “escultura” de una virgen a la que, encontrar, es toda una aventura. Es indispensable el uso de focos en las cuevas.
SOBRE EL PARQUE NACIONAL
El nombre del parque nacional, cuya biodiversidad se desarrolla dentro del ecosistema de bosque tropical húmedo, honra la memoria de Aniana Ondina Vargas Jáquez, luchadora antitrujillista y defensora de los derechos campesinos y del medio ambiente fallecida en el año 2002.
En la zona faltan todavía infraestructuras que acojan a los visitantes (un servicio que por el momento ofrece el centro de recreo ecoturístico Natura Bass) y más vigilancia en las cuevas. En el punto donde se toma el ferry, funcionan una cafetería y un restaurante.
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11/3/10
Que Dios te dé un buen hombre
Tras un favor pequeñito, pequeñito pero grande para él, sonrió sinceramente y dijo:
-Gracias, mi hija, que Dios te dé un buen hombre.
Y la Yalo repitió y pensó: un buen hombre. No un carro, ni una mansión en La Romana, ni una cena con Johnny Depp, ni una semana en el pico Duarte, ni una tarde de nada en la Zona Colonial, ni una biblioteca con cien mil ejemplares, ni un hijo responsable, ni un invernadero, ni una finca de framboyanes...
Sólo un buen hombre. Un buen hombre.
¿Será que es muy difícil de conseguir?
(Septiembre 2008)
-Gracias, mi hija, que Dios te dé un buen hombre.
Y la Yalo repitió y pensó: un buen hombre. No un carro, ni una mansión en La Romana, ni una cena con Johnny Depp, ni una semana en el pico Duarte, ni una tarde de nada en la Zona Colonial, ni una biblioteca con cien mil ejemplares, ni un hijo responsable, ni un invernadero, ni una finca de framboyanes...
Sólo un buen hombre. Un buen hombre.
¿Será que es muy difícil de conseguir?
(Septiembre 2008)
10/3/10
La pila donde bautizaron a Fernando A. de Meriño
En esta modesta iglesia construida en 1543 y ubicada en el distrito municipal de Boyá, a seis kilómetros del centro de Monte Plata, se conserva la pila bautismal de Fernando Arturo de Meriño, sacerdote, patriota y político dominicano nacido el 9 de enero de 1833, considerado como el más grande orador del país y una de las más reconocidas figuras del clero dominicano. Fue presidente de la República entre 1880-1882.
Meriño recibió las aguas “santas” el 2 de mayo de 1833 según se lee en la placa de la iglesia colocada allí en 1933 para celebrar el primer centenario de su nacimiento.
Se dice que la lápida construida debajo del altar de la iglesia de Boyá está escrita en lengua taína y que allí figuran algunos nombres de indígenas que murieron en los alrededores “y que fueron sepultados en el templo, entre ellos la cacica Mencía, esposa de Enriquillo” (Breve historia de Boyá, de Tony Pina).
Meriño recibió las aguas “santas” el 2 de mayo de 1833 según se lee en la placa de la iglesia colocada allí en 1933 para celebrar el primer centenario de su nacimiento.
Se dice que la lápida construida debajo del altar de la iglesia de Boyá está escrita en lengua taína y que allí figuran algunos nombres de indígenas que murieron en los alrededores “y que fueron sepultados en el templo, entre ellos la cacica Mencía, esposa de Enriquillo” (Breve historia de Boyá, de Tony Pina).
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