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30/6/20

Arena y caliza (paisajes que duelen…)


Si un día sobrevuelan el suroeste dominicano más cercano, al oeste de Santo Domingo y al oeste de Haina, y ven esas manchas amarillas que motean el paisaje verde, son las minas de arena de los municipios San Gregorio de Nigua y San Cristóbal (en la provincia San Cristóbal).
Se pueden ver claramente a ambos lados del río Yubazo.
Parecen la sangre amarilla de la tierra, brotando luego de varias estocadas.


“Mal contadas, entre las provincias de San Cristóbal y Peravia operan alrededor de 40 empresas dedicadas a la extracción de arena y agregados. La mayoría no observan respeto al medio ambiente ni a los núcleos humanos que las circundan, y más de la mitad se encuentran instaladas en San Cristóbal, y por años habían desarrollado la actividad bajo la lógica de la depredación de ríos y suelos, sin tomar en cuenta el daño ecológico que ocasionan”, publicó el periódico El Caribe en 2015, en una historia de Rafael Alonso Rijo.  Leer aquí.





Y LA EXPLOTACIÓN DE CALIZA 

Doce kilómetros más arriba en línea recta, en El Pomier, están las minas que explotan la caliza, un paisaje similar al primero, un poco más blanco, que hace poner en duda el verdadero interés ambiental de las autoridades.
Los grandes cráteres ya están a poco metros de la reserva antropológica Cuevas de Borbón o del Pomier, uno de los principales sistemas de cavernas del Caribe.
Sobre la lucha de los ambientalistas y cuidadores de la cueva escribimos el año pasado, a propósito de la celebración allí de la XXIII Feria Ecoturística y de Producción 2019.
Na, que hay paisajes que duelen…






31/3/19

La costa de Nigua


Luego de recorrer los senderos que serpentean entre manglares, mangos y uvas de playa (más una parada de cortesía para saludar al “Santo de los Humedales”), no se vale dejar el primer patrimonio natural del municipio San Gregorio de Nigua, en San Cristóbal, sin dar un paseo por su orilla costera y contemplar, a lo lejos, el horizonte de la ciudad de Santo Domingo.
Al norte de la reserva, después de la desembocadura del Haina, los edificios de la capital se perfilan algo borrosos sobre el mar Caribe.
Esa cercanía citadina convierte a Nigua en el sistema de humedales metropolitano más grande del país, inaugurado hace justo nueve años como el “Parque Ecológico de Nigua”, luego de ser convertida en área protegida mediante el decreto 571- 09.

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22/7/13

Gallina con “sus” guineítas

Hace unas semanas aprendí (gracias a Robert) que las guineas no “empollan” sus huevos porque se ponen broncas y delicadas, algo así, cuando están poniendo. Que ponen muchos huevos y todas juntas, eso sí, pero ¡ay de aquel que le ponga las manos a los huevos!
Si eso ocurre, no ponen jamás en ese nido y se van, abandonan los huevos.
¿Qué hacen los campesinos, entonces?
Fácil –y cruel, qué se le va a hacer–: les quitan los huevos con un cucharón y se los ponen a una gallina para que los empolle, los saque y se quede con los “polluelos” los primeros días.
Lo que ocurre, también me dice Robert, es que las guineas no saben criar. O no quieren...
Nada, ¿ven la foto? Son “guineítas” escarbando junto a la gallina que les tocó de mamá. Una de las estampas campesinas que nos llevamos del patio de Pedro Suero, el tornero de Nigua (San Cristóbal).

18/7/13

Pedro Suero, un maestro del torno

Con su talento para trabajar la artesanía en madera, este artista del municipio de Nigua, en San Cristóbal, ha sacado adelante a una hermosa familia.

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Rodeado de palos, gubias, formones y otros instrumentos usados en carpintería, Pedro Suero se concentra en la copa de caoba que en ese momento va tomando forma en su torno, esa máquina usada para labrar en redondo piezas de madera y otros materiales. Y una máquina que él conoce muy bien, porque la maneja con destreza desde 1992, cuando decidió dejar la soldadura y dedicarse a trabajar la madera. 
En pocos minutos tiene en sus manos una pieza de pulcro y refinado acabado que confirma su prestigio como uno de los mejores torneros del país.
Esa terminación fina y delicada es su carta de presentación. Aquí, en su modesto taller de Nigua, a unos 22 kilómetros de Santo Domingo, da rienda suelta a su talento. Se le oye hablar de punto al aire y punto mariposa, de pinchos, de formón plano y punta gorda, de gubia de canal y de la función de cada utensilio al tallar o esculpir. Terminología del oficio.
“Los objetos con más demanda son las copas y los pilones de majar sazón, pero yo con el torno hago cualquier cosa en madera ñdice Pedroñ: platos, ollas, tazas, bates, portabotellas, terminaciones de patas para sillas y mesas y hasta trompos. La gente trae revistas para que les haga algunas cosas y yo se las hago”. 
Miguelina de la Rosa, su esposa, defiende estas habilidades.
“Hay buenos torneros, pero Pedro es el único que se enfrenta a palos grandes”, exclama.
De lejos se nota que para manejar el torno hace falta mucha concentración, pericia y paciencia.
“Sí, hay que tener mucha paciencia, pero cuando a uno le gusta algo y dedica su tiempo a eso uno aprende, estamos en que le guste”, dice Pedro.
De aprender por voluntad él sabe mucho. Pedro creció recogiendo hojas y cocos que vendía en la ciudad. Nunca le compraron una mascota.
“A los 17 años no sabía leer ni escribir y no le contaba a usted hasta 10”, confiesa. Entonces empezó a enamorarse y le dio apuros ser analfabeto.  
“Le dije a un amigo que me enseñara a leer, que me iba a enganchar”. Cuando aprendió, a los pocos meses consiguió un certificado de octavo y se inscribió en la Academia de Policía de Hatillo. Pasó el examen, lo midieron (buena altura, 5’9), le sacaron sangre y “el 10 de enero de 1982 me enganché”.
Como le gustaban los estudios, Pedro decidió formarse. Motivado por un hermano, se inscribió en la Escuela Vocacional de las Fuerzas Armadas, donde se hizo soldador (lo dejó porque le provocó problemas en la vista) y luego tornero.

El tornero de la Feria
Pedro, de 53 años, es instructor en las Escuelas Vocacionales de las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional.  De Nigua se desplaza todos los lunes y miércoles hasta San Isidro, en Santo Domingo Este, para impartir clases de artesanía en madera.  Muchos de sus alumnos son hoy profesores de este oficio. También se le ve cada año en algún punto de la Plaza de la Cultura, durante la celebración de la Feria del Libro, concentrado en su torno, rodeado de curiosos.
“El trabajo que hacemos en la Feria es para motivar a los jóvenes a estudiar artesanía. Es bueno, porque al ver el trabajo, algunos toman los cursos”, explica.

El arte de labrar la madera con pasión
Las callosidades en sus manos hablan de lo duro que puede ser el trabajo de Pedro.
Peligroso a veces, dice el artesano, porque se trabaja con corriente y el manejo de la polea requiere de mucha precisión, pero un trabajo que le ha permitido sacar adelante a su familia.
Pedro tiene seis hijos, cuatro con Miguelina de la Rosa, su compañera desde hace 22 años. Y si se toma en cuenta el ambiente de armonía y respeto que reina en el hogar, Pedro, Miguelina y sus hijos conforman lo que los psicólogos llamarían una familia ejemplar.
El artesano enfoca todo su esfuerzo en los estudios de los muchachos porque quiere darles la oportunidad que de pequeño él no tuvo.
Como Pedro casi siempre trabaja por encargo, a veces hay mucho que hacer y otras, no.
Miguelina cuenta que en una ocasión tuvieron que empeñar la estufa y el tanque del gas para mandar a los chicos a la escuela.
“Hemos llevado esta familia pero no ha sido fácil. Nos mudamos aquí sin piso y sin nada. Hay ocasiones en las que a Pedro le dan las 3:00 de la madrugada trabajando, haciendo copas. Si la situación esta difícil y hay mercancía salgo a la calle y la vendo”, afirma Miguelina.
Los hijos compensan tanta dedicación.
La más pequeña, Yahaira (14 años), ya sabe manejar el torno y le va muy bien en la escuela.  A Yan Carlos, de 18 años, que sueña con ser piloto y pronto ingresará a la Academia Militar, un accidente frustró sus planes de convertirse en un jugador de las Grandes Ligas.
Es, pese a esta experiencia, un joven modelo tanto en la casa como en la escuela, por lo que a nadie sorprendió que le exoneraran todos los exámenes en el último año de bachillerato.
“Cuando veo el esfuerzo que hace mi papá no puedo ir a relajar a la escuela. Tengo que trabajar duro para que él vea que ese esfuerzo no es en vano”, expresa Yan Carlos.


Su sueño: construir
una casita de blocks
Pedro nació en la comunidad de Nigua y allí vive con su familia en una parcela de tres tareas que le regaló su mamá. Es feliz criando gallinas y sembrando. “Me gusta esto aquí por la tranquilidad, porque esto no tiene precio. Me pueden dar lo que sea para salir de aquí y no salgo”, comenta.
Él mismo construyó su casita “buscando piedritas en el río Nigua”, que pasa detrás de la casa. Al ver la morada de Pedro, algunos de los curiosos que ese día lo visitaban comentaron que alguien con tanto talento merecería vivir en mejores condiciones.
Él sueña con que sea así. Hace poco marcó las zanjas de una casita de cemento que espera construir cuando tenga ‘fuerza’ (dinero).  Si desea cooperar con este sueño de Pedro, llámelo al 829.531.5679 o al 809.634.8841.

30/3/10

Pequeño campeón (¿pensaba que se iba a ahogar?)

En ese mar inmenso de 10 centímetros de profundidad, aguas claras y piedras gruesas, él chapoteaba y chapoteaba. Nadaba a diestra y siniestra. El pueblo me necesita. Esa gente del otro lado me necesita. El mundo me necesita. Luchaba y luchaba. Sacaba fuerzas de donde no había, de donde no tenía. Por la gloria eterna. ¡Adelante, pequeño campeón! No importa que en estas aguas de Nigua se haya bañado Trujillo. El Señor ya reprendió tanta maldad. Estas piscinas naturales son ahora del pueblo y tú te puedes bañar aquí. ¡Adelante, pequeño guerrero! ¡A por la recompensa! ¡No te ahogues! ¡Nada por tu vida! ¡No desmayes! ¡Hasta la victoria siempre!

28/3/10

Por qué se dice “cerveza por un tubo”

Todos podemos bañarnos en las piscinas naturales de Trujillo. Quién lo diría.

Hoy me contaron una historia que muchos ya saben, pero que de todos modos comparto. Estas son las piscinas naturales construidas por Rafael Leonidas Trujillo a orillas del mar en Nigua, San Cristóbal, a unos 120 metros de la casa veraniega donde descansaba. La propiedad forma parte de lo que se conocía como Hacienda María y allí tenía el dictador caballerizas, una piscina enorme para la época, minicampitos de golf y muchas comodidades. Una de esas comodidades eran unas "piscinas" construidas frente a la costa, con huecos de cemento que dejaban filtrar el agua del mar –una especie de rompeolas- y otros huecos que la dejaban salir.
Como se estaba tan cómodo allí en las piscinas y subir hasta la casa a buscar las bebidas debía ser muy trabajoso para él, familiares y amigos, Trujillo mandó construir un tubo (¿o eran varios?) que comunicaba la casa con el área de las piscinas y por ahí les mandaban las bebidas derechito a sus manos, sin que tuvieran que moverse. (Ver detalles en la foto). “Cerveza por un tubo”. Claro, actualmente la frase también significa “mucho” de cualquier cosa.
Tras la muerte de Trujillo el sitio fue abandonado. La casa y sus alrededores fue donada por el gobierno al Colegio Dominicano de Arquitectos… (Codia) en 1982, pero su rescate comenzó a finales del año pasado (2009) a propósito de la creación del área protegida de los Humedales de Nigua. La casa es ahora el centro de convenciones del Codia y la playa está disponible para el pueblo. Todos podemos bañarnos en las piscinas naturales de Trujillo. Quién lo diría. Lástima que ya no se pueda usar el tubo…

11/2/10

Los humedales de Nigua

DECLARADO ÁREA PROTEGIDA EN EL 2009 POR SU GRAN POTENCIAL ECOTURÍSTICO Y RECREATIVO, ES EL MÁS GRANDE SISTEMA DE HUMEDADES METROPOLITANO DEL PAÍS

Yaniris López
LD 11/02/10

Nigua, San Cristóbal.- Los siete kilómetros de humedales, aguas dulces y saladas, playas, mangles, lagunas y vegetación ribereña que conforman el estuario del río Nigua y zonas cercanas, constituyen desde el pasado 2 de febrero el Parque Ecológico Nigua y desde el pasado lunes 7 el primer patrimonio natural del municipio San Gregorio de Nigua, en la provincia de San Cristóbal. Los trabajos de remozamiento de lo que antes era un área pantanosa poco aprovechada fueron iniciados por el Ministerio de Medio Ambiente. Desde Playa Linda hasta Casa Blanca, le corresponden 300 metros de playa y viene a complementar otros atractivos del municipio, como las ruinas de los ingenios coloniales de Boca de Nigua y Bachiller Belosa, el antiguo Leprocomio y la Casa de Trujillo.
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Parque ecológico y patrimonio natural
Nigua tiene entre sus atractivos una gloriosa historia cultural ligada a una antigua ruta de ingenios, un desaparecido leprocomio y la casa del dictador Leonidas Trujillo. El resto del municipio, elevado a esta categoría en el año 2001 y en el que viven alrededor de 40,000 personas, se perdía entre el polvo de su centro urbano y la aglomeración de industrias en los alrededores. Fue así hasta octubre del año pasado, hasta que la enorme franja de humedades de sus orillas costeras fuera declarada área protegida mediante decreto 571- 09 y el pasado 2 de febrero el lugar debutara como Parque Ecológico de Nigua. Era el Día Mundial de los Humedales y una delegación de la Convención Ramsar, organismo mundial que se dedica a la conservación de estos ecosistemas, celebraba la fecha entre sus tierras pantanosas junto a las autoridades dominicanas.
El parque, al que arriban 40 especies de aves, es ahora un área con grandes potencialidades de desarrollo, dice el ministro de Medio Ambiente dominicano, Jaime David Fernández. “Lo que hoy vemos lleno de basura será convertido en un gran parque ecológico que termine siendo un centro de cohesión social de todos los sectores del área metropolitana pero especialmente de la comunidad de Nigua; que ricos y pobres puedan venir a pescar, a recrearse con observatorios de aves, a visitar lugares históricos”.
El pasado lunes 5 de febrero, el Ayuntamiento del Municipio San Gregorio de Nigua asumió el compromiso de velar por los humedales, al declarar el parque ecológico Patrimonio Natural mediante la resolución 02-10. Se espera que en dos años el espacio, ubicado aproximadamente a 20 kilómetros de Santo Domingo, esté completamente remozado y a él acudan las familias dominicanas y los viajeros a recrearse.
Y si alguien se pregunta por qué vale la pena visitar un humedal, Eleuterio Martínez, subministro de Áreas Protegidas, asegura que se trata del ambiente más apacible y tranquilo. “El hecho de estar viendo un plato de agua y aves que llegan es para despertar el ánimo, la recreación, la parte espiritual. En las tardes, la cantidad de aves que llega aquí es impresionante, un paraíso ”.

El santo de los humedales
El tronco gigante de una javilla arrastrada hace años hasta los humedades de Nigua por las tormentas ya fue esculpido por el premiado artista Roosevelt Méndez, vicepresidente del grupo artesanal Santos de Palo de Bonao, dándole forma al que será el Santo de los Humedales (así fue bautizado), un atractivo cultural que permanecerá a orillas de una laguna y que servirá de punto de encuentro para los excursionistas.

RD, un país de humedales
Ocupando un área aproximada de 1,673. 52 kilómetros cuadrados, República Dominicana cuenta con los mayores sistemas de humedales naturales del Caribe, explica Eleuterio Martínez, viceministro de Áreas Protegidas del Ministerio de Medio Ambiente. Los más importantes son el lago Enriquillo, declarado humedal internacional o Sitio Ramsar; las lagunas de Oviedo, Bávaro, Redonda, Limón y Cabral y el caño de Estero Hondo.
Los humedales artificiales, a su vez, ocupan alrededor de 1,898 kilómetros cuadrados y están localizados principalmente en la llanura arrocera del pozo de Nagua, bajo la influencia del Yuna, la parte baja del Yaque del Norte y gran parte del valle de San Juan. Estas áreas, informa Medio Ambiente, “son aprovechadas para la explotación intensiva del cultivo de arroz, una especie común de los humedales artificiales y el alimento básico de más de la mitad de la humanidad”.
Otros humedales del interior: desembocadura del río Boba, presa de Hatillo, laguna Saladillo y Estero Balsa.
Otros humedales de la costa: el litoral de Puerto Plata, Cabarete y Magante hasta Río San Juan; Los Haitises hasta Miches; Nisibón, Uvero Alto, Macao y Cortecito y Punta Cana en la provincia La Altagracia; las dunas de Las Calderas en Peravia; Pueblo Viejo en Azua y los humedales de Manuel Matos, desde Beata hasta Caletón.