Los miembros de la Asociación Dominicana de Bonsái Inc. exponen lo mejor de este arte vivo en el Jardín Botánico Nacional. La muestra concluye hoy a las 6:00 p.m.
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Han
sido tres días de alegría y regocijo para los amantes y cultivadores del arte
vivo en República Dominicana.
Especies de diferentes tamaños, formas y colores deleitan al público que asiste
a la XIV Exposición de Bonsáis, una actividad organizada por la Asociación Dominicana de Bonsái Inc.
(ADB) y el Jardín Botánico Nacional (JBN).
Doce de los 30 miembros de la ADB presentan lo mejor de sus colecciones en el
domus grande del Jardín Botánico hasta las 6:00 de la tarde de hoy.
Eso es lo mejor de esta actividad, dice el presidente de la ADB, Edgardo Jorge.
“Cada vez que hacemos una exposición participan colecciones privadas y cada
miembro de la asociación trae lo mejor de su colección para que la gente tenga
la oportunidad de disfrutarlas, lo cual es un privilegio porque son 12 patios
que no podrías visitar. La exposición nos da acceso a esos árboles”.
El evento brinda, también, la ocasión de ver, estudiar y disfrutar la evolución
de algunos bonsáis que han formando parte de exposiciones pasadas.
“Como todo arte vivo, el bonsái cambia, va cambiando. Muchas veces un árbol
tiene una forma y crece, se dispara, pide que le cambien la forma y mejora más
y más”, explica Jorge.
Ejemplares
Unas 25 especies de árboles nativos e introducidos se muestran en la
exposición, entre ellas ejemplares de laureles, jina, baitoa, uvas de playa,
carmona, mangle, olmo chino, campeche, baobab y diferentes tipos de pino como
el junípero y la casuarina. Jorge explica que para garantizar las formas, las
especies favoritas para trabajar en bonsái son árboles maderables y de hojas
pequeñas.
“No podemos modelar como árbol pequeño un árbol de hojas grandes porque no
habría ritmo. Habría un contraste muy grande de un árbol pequeño con unas hojas
gigantes. Normalmente el tronco debe ser grueso y maderable para que sea
perenne. No hacemos nada con manejar árboles deciduos por cinco o diez años si
se nos van a morir. Preferimos especies duraderas”.
Entre las especies no maderables trabajadas como bonsái en el país se
encuentran la trinitaria (Bougainvillea spp), el jade (Portulacaria afra), la
suculenta Rosa del Desierto (Adenium obesum) y el famoso baobab (Adansonia
digitata).
Considerado como uno de los árboles más grandes del mundo, el baobab toma
peculiares formas como bonsái.
Isabel
Germosén, expresidenta de
la ADB, trajo a República Dominicana las primeras semillas de este árbol
desde
Senegal, hace unos 20 años.
También se cultivan en el país como bonsái
árboles frutales como la cereza, el tamarindo, el cuajilote y las
naranjitas
Citrus madurensis y Triphasia trifolia.
Rescate
Edgardo Jorge valora el trabajo de los dominicanos que, con paciencia y esmero,
se dedican al arte del cultivo de bonsáis y aceptan mostrar su trabajo cada año
en las exposiciones que organiza la Asociación Dominicana de Bonsái Inc. (ADB),
creada en 1998.
Una de las funciones del bonsái, expresa Jorge, es rescatar árboles de jardines
y parques que han desaparecido. Este es el mejor método para conseguir
ejemplares en peligro de extinción y que, por respeto, los bonsaístas no tocan
durante sus colectas.
¿Qué
son?
El bonsái, por definición, es una planta ornamental sometida a una técnica de
cultivo que impide su crecimiento (RAE). Esta técnica se realiza mediante corte
de raíces y poda de ramas.
El cultivo del bonsái llegó al país con la colonia de japoneses que se instaló
en suelo criollo a mediados de los años 50 del siglo pasado.