Con su ventana natural que recuerda un corazón estropeado, es uno de los puntos más visitados del Parque Nacional Los Haitises
Yaniris López
Listín Diario
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Luego de un recorrido entre manglares a lo largo del río Caño Hondo y una espectacular entrada a las aguas abiertas de la bahía de San Lorenzo, el bote gira a la izquierda, serpentea entre los mogotes y de allá para acá, tras realizar las paradas de rigor de la excursión, se dirige a la playa desde donde se accede a la cueva.
El suelo de arena da nombre a una de las cavernas más visitadas del Parque Nacional Los Haitises, en la provincia Hato Mayor, facilitando la caminata por la sala principal, de techo alto y algo luminosa.
¿Qué ver? Así, de primera, sus ventanas naturales.
En sus alrededor de 940 metros cuadrados se han registrado cinco aperturas.
La más impresionante es un mirador cuya forma de corazón estropeado se ha convertido, junto a los mogotes, en un símbolo de esta frágil área protegida.
Desde esta ventana de roca caliza se observan varios mogotes y la franja verde que sirve de encerrona a las aguas de la bahía de San Lorenzo.
En ocasiones, el agua que entra por los “ventanales” deja el suelo salpicado de pequeños charcos. También filtra agua por el suelo, pues la cueva se encuentra prácticamente en línea con el mar.
Legado histórico
Como atractivo cultural, la cueva de La Arena atrae también por su arte rupestre. Habitada por los taínos, se han reportado seis petroglifos, veintidós pictografías y dos bajorrelieves de figuras antropomorfas. Una de las pictografías más valoradas por los espeleólogos es la que representa la llegada de los españoles a la isla, hace ya 532 años.
DE INTERÉS
- Solo se accede a la cueva en bote.
- La gruta está ubicada en el municipio Sabana de la Mar, a unos 13 kilómetros al oeste (de recorrido en auto y luego en bote) de su centro urbano.
- Es una de las cavernas más visitadas de Los Haitises, junto a la cueva de La Línea y la cueva de San Gabriel.
- Como es una de las cuevas más cercanas a la desembocadura de los ríos Caño Hondo y Jibales, suele ser una de las últimas paradas de las atracciones en el litoral.
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28/6/24
9/1/14
Objetivo 2014: explorar República Dominicana
Disfrutar
cada rincón de República Dominicana como propósito de año nuevo -y cumplirlo-
es una de esas decisiones que agradecerá, mientras viva, haber tomado.
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Yaniris López
yaniris.lopez@listindiario.com
Provincias
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Hay quienes se han propuesto, como meta para este 2014 que recién inicia, conocer los atractivos ecoturísticos del país y adoptar como estilo de vida la ‘monteadera’ responsable. Y se preguntan por dónde empezar, cuáles destinos visitar, qué llevar, qué hacer y no hacer en cada estación y quién les puede ayudar en este propósito.
¿Forma parte de este grupo y desea, desde el primer paseo, caer rendido ante los encantos naturales de República Dominicana? Le proponemos, para iniciar, tres destinos que le dejarán con el anhelo de seguir buscando y programando más escapadas ecoturísticas.
¡Que comiencen los recorridos!
Si desea iniciarse en el ecoturismo y comenzar a explorar los atractivos locales, lo ideal es realizar los primeros viajes con las agencias ecoturísticas de perfil ecológico que programan con regularidad excursiones a los principales destinos.
Ellas, las agencias, se encargarán del transporte, el hospedaje, la alimentación, los permisos a las áreas protegidas y privadas, de las emergencias y de la seguridad. De esta forma, su única preocupación será disfrutar al máximo y tomar buenas fotos. Luego puede hacer las exploraciones por su cuenta, a medida que va conociendo sobre las rutas de transporte, los centros de hospedaje, los guías y las costumbres de los habitantes de los pueblos cercanos al destino.
Los clústeres turísticos y ecoturísticos y las páginas digitales de las provincias y municipios son una fuente útil de información. Recurra a ellos para empaparse de los sitios que va a explorar, especialmente semanas o días antes del viaje.
Responsabilidades
Una de las principales iniciativas que adopta el viajero responsable es la protección del entorno que lo acoge. Procure no tirar basura (recoger los plásticos y fibras que encuentre), hacer fogatas sin la asesoría de los guías (apagarlas totalmente al retirarse) ni tirar colillas entre los matorrales (podría provocar un incendio).
Siga sin rechistar las intrucciones de los guías y de los organizadores y recuerde, además, denunciar ante las autoridades y guardaparques cualquier violación o amenaza al medio ambiente que contemple.
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Mangles en Caño Hondo |
Empezar el recorrido ecoturístico por el Parque Nacional Los Haitises es garantía de que vendrán muchos más.
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Cueva La Arena, Los Haitises |
Si toma como punto de partida Sabana de la Mar, tras un recorrido entre manglares por el estrecho de Caño Hondo, la salida al mar en la Bahía de San Lorenzo le proporcionará una de las más hermosas panorámicas del territorio dominicano, al ver perfilarse entre las aguas los impresionantes cayos y mogotes característicos de su zona costera.
¿Qué sigue? El paseo en bote incluye recorridos entre los manglares y mogotes con paradas en playitas desiertas y cavernas de formaciones espectaculares en las que se conserva arte rupestre.
Verá tijeretas, pelícanos, cotorras y cangrejos durante todo el viaje y, si tiene suerte, también manatiés y jutías.
En el trayecto a pie, explorar el bosque húmedo subtropical de Los Haitises, sobre todo en la porción que corresponde a Monte Plata, con sus cascadas y plantas de hojas latifoliadas, es una grata experiencia ecoturística.
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Playa Rincón, en Las Galeras |
En la playa En la bahía de Rincón, entre los cabos Cabrón y Samaná, se encuentran las dos playas de moda para hacer camping en República Dominicana. Sí, un destino playero donde colocar la tienda de campaña y hacer catarsis física y emocional. De hecho, su concepto de playa no será el mismo cuando visite Rincón y Las Galeras, al noreste de la península de Samaná. Sol, sombra, agua dulce y salada, yerba y cocoteros lejos de los grandes enclaves turísticos que invitan al consumo masivo.
La ruta a seguir es llegar a Las Galeras desde Santa Bárbara de Samaná, disfrutar de sus aguas y cayos y seguir a pie o en bote hasta Rincón, en el fondo occidental de la bahía, donde le espera la desembocadura del arroyo Caño Frío y un paisaje de revista. Las facilidades aquí son modestas, por eso los viajeros prefieren acampar sobre la alfombra de hierba y soñar que están, como de verdad lo están, en el paraíso. Las acampadas suelen durar tres días y dos noches y, como no tiene grado de dificultad, es adecuada para toda la familia. ¿Qué hacer? Bañarse, tomar el sol, caminar, explorar los llanos costeros de los cabos, hacer buceo deportivo y terminar la noche alrededor de una fogata, con una taza de café, té o chocolate caliente en las manos.
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Saltos de la Sabana |
¿Le inspiran los montes, el senderismo, el ecoturismo en todo su esplendor? Entonces le encantará explorar los Saltos de la Sabana, en la provincia Monte Plata, a 16 kilómetros del centro de Bayaguana. Hace apenas siete años que Miguel González decidió compartir con el público esta finca y los siete saltos que corren por uno de sus costados a lo largo del río Sabana.
Partidario de la ecología, González adecuó el lugar ubicado en la comunidad Sabana del Estado como centro ecoturístico y desde entonces la excursión para visitarlo es una de las favoritas de los monteros que prefieren el contacto con la naturaleza en su forma, podría decirse, más primitiva. Los chapuzones de agua fría y las caminatas comparten protagonismo con la gastronomía criolla y las actividades recreativas que el complejo ofrece a sus invitados, entre ellas recorridos en jeep con paradas en fincas de cacao y café, visitas a las cavernas y montañas de los alrededores, senderismo, ‘tubing’ sobre el río, ‘mountain bike’ y visitas a un huerto de plantas medicinales y un módulo apícola. El lugar es ideal para realizar actividades sociales.
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Yaniris López
11/9/11
¿Puede el turismo generar pobreza? (1)
Abundan los análisis de preferencias del turista, y nada sobre el impacto social de las actividades turísticas en las comunidades donde se desarrollan.
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Yaniris López
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Alrededor de 1.6 mil millones de personas seremos turistas en el 2020. El turismo se perfila como la gran esperanza del futuro, motor del crecimiento socioeconómico y de la reducción de la pobreza, según la Organización Mundial del Turismo (OMT). No parece ni se espera que pudiera ser al revés, es decir, que en lugar de generar riqueza termine llevando carencias a las comunidades. Aunque…
Cuando el turismo de masas llegó a la isla Saona (sureste dominicano) a mediados de los años 70 del siglo pasado, el lugar fue convertido en área protegida y a sus cerca de 700 habitantes se les prohibió cultivar la tierra. Con el turismo ya no necesitarían labrar, se les dijo, todo cambiará en lo adelante.
Efectivamente, la más grande de las islas adyacentes de República Dominicana, con 110 kilómetros cuadrados de paisajes paradisíacos, es el área protegida más visitada del país, con más de 250 mil visitas al año, pese a que sus pobladores -hoy reducidos a menos de 200- apenas reciben dos horas de energía eléctrica al día, pese a que las plagas de mosquitos en tiempos de lluvia les asa la piel, pese a que el agua potable la obtienen llenando tanques y pozos cuando llueve. Juaniquito, de 75 años, el último de los colonos que poblaron la isla en 1944 y fundaron el poblado de Mano Juan, abrió un colmadito para subsistir. Y con los ojos llorosos se queja de que los clientes no llegan, de que ahora es más pobre que antes, cuando quemaba carbón y sembraba.
Por tratarse de un área protegida, los turistas no amanecen en la isla porque deben partir antes de las 5:00 de la tarde. Apenas tienen contacto con los lugareños. Las mujeres de Mano Juan comparten las cabezas de las chicas que deciden trenzar sus cabellos y las niñas aprenden desde pequeñitas a elaborar pulseras y collares.
Los recién llegados adoran tomarse fotos en las casetas repletas de pinturas naif y artesanías, pero casi nadie compra. Las autoridades les han prometido un muelle, una plaza artesanal, el arreglo de las casitas y capacitación.
Cierto, las mujeres aprendieron artesanía, pero dicen que deben salir a venderlas a las playas cercanas y a tierra firme, en La Romana, porque los turistas llegan a Mano Juan, toman el sol y se marchan a otra playa de la isla donde les espera un buffet costeado por su plan todo incluido. No les interesa comprar. Sólo les interesa el sol y la playa. La lancha que lleva a las mujeres hasta La Romana les cobra 300 pesos (unos siete dólares). La venta del día llega, si hay suerte, a 100 ó 200 pesos.
¿Turista o local?
Las autoridades se ponen felices cuando las cifras anuncian el aumento de turistas. Realizan congresos cuando las cifras bajan y se alarman si en los medios de comunicación aparecen noticias que desacreditan su gestión. La imagen creada fuera es más importante que la local. Parece que el turista es el personaje que hay que proteger y cuidar. Es el que trae el dinero. En un segundo plano quedan los trabajadores de los grandes complejos hoteleros que a menudo se quejan de las muchas labores que deben realizar por un salario. En un tercer lugar habría que ubicar al resto de la población que, sin participar de la industria, sabe que mientras más turistas lleguen mejor le irá al país.
Abundan los análisis de preferencias del turista, y nada sobre el impacto social de las actividades turísticas en las comunidades donde se desarrollan. El paraíso existe dentro del resort, en sus jardines amurallados. Si el turista desea ponerse en contacto con los dominicanos, debe reservar un tour que lo paseará por sus principales atractivos. Y luego volver al resort.
Las ganancias se registran en el Producto Interno Bruto del país (PIB) porque cada vez llegan más turistas, casi cinco millones en el 2009. Con todo y la crisis. Sin embargo, se trata de un progreso que, desde mi percepción personal, no se nota en las comunidades ni se refleja en el bienestar de su gente. Y entonces llega la pregunta: ¿puede el turismo generar pobreza? Claro, sobre todo en la población que no se beneficia de sus ganancias y que tampoco tiene alternativas cuando ve cómo desmantelan su espacio para dar paso a grandes proyectos en los que no puede decidir, en los que no le dan participación. Les dicen que el turismo genera riquezas, trabajo, bienestar. Y es cierto, ¿pero quién se queda con esa riqueza, adónde va, por qué no se refleja en la población, por qué no puedo saber yo en qué se invierte el dinero que genera el turismo?
A Lidia Josefa Maloon (doña Fefa, 83 años) la desalojaron hace 17 años de sus tierras ubicadas en el área de incidencia del Parque Nacional Los Haitises con la promesa de una indemnización que aún espera en su casita del barrio Altamira en Sánchez, Samaná.
Doña Fefa echa de menos la abundancia de comida que tenía entonces (de reses y pescados) y la tranquilidad del campo. Ahora su casa es una de las muchas afectadas por los deslizamientos de tierra que frecuentemente sacuden Sánchez y asegura que a duras penas consigue para comer.
La industria de los cruceros ha dinamizado la economía de Samaná y la observación de ballenas atrae a casi 35 mil turistas cada año hasta sus costas. Hay que pagar 100 pesos para verlas.
El gobierno se ufana de las buenas entradas, de lo bien que marcha el turismo en la zona. Las autoridades locales, en cambio, dicen que no tienen recursos para mover el ya tapado vertedero de la ciudad, ubicado a menos de un kilómetro del centro. Las cañadas y la basura causan estragos cuando llueve y la población no se queja, no actúa aunque le afecta la situación. Tiene fama de ser paciente. Y aquí, para ser imparciales, nos preguntamos hasta qué punto son también responsables los pueblos del desarrollo de su comunidad.
Desarrollo sostenible
Como la mayoría de los grandes complejos hoteleros está en manos de extranjeros (la oferta hotelera, que llega a más de 60 mil habitaciones, incluye 10 de las 50 mayores cadenas hoteleras del mundo), es frecuente escuchar que el turismo es la industria que genera más empleo en el país, como si el progreso estuviera determinado por la cantidad de ingresos de una persona más que por las facilidades de servicios (educación, salud, diversión) a la que pueda acceder.
Por suerte, el ecoturismo ha venido en auxilio del sector.
Los proyectos ecoturísticos que ven en el desarrollo sostenible el punto social del turismo comienzan a poblar los lugares apartados y menos agraciados con el turismo de masas y les está yendo bien, y los turistas más exigentes, esos que no se conforman con el paraíso llamado resort, lo consumen con agrado.
Las comunidades están comprendiendo que pueden hacerse cargo del desarrollo de su localidad y repartirse entre ellos los beneficios. Entienden que pueden transformar para bien su calidad de vida y vivir en armonía con el medio ambiente. Y están comprobando que, manejado de esta forma, el turismo sí puede generar riqueza.
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Febrero, 2010
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Yaniris López
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Alrededor de 1.6 mil millones de personas seremos turistas en el 2020. El turismo se perfila como la gran esperanza del futuro, motor del crecimiento socioeconómico y de la reducción de la pobreza, según la Organización Mundial del Turismo (OMT). No parece ni se espera que pudiera ser al revés, es decir, que en lugar de generar riqueza termine llevando carencias a las comunidades. Aunque…
Cuando el turismo de masas llegó a la isla Saona (sureste dominicano) a mediados de los años 70 del siglo pasado, el lugar fue convertido en área protegida y a sus cerca de 700 habitantes se les prohibió cultivar la tierra. Con el turismo ya no necesitarían labrar, se les dijo, todo cambiará en lo adelante.
Efectivamente, la más grande de las islas adyacentes de República Dominicana, con 110 kilómetros cuadrados de paisajes paradisíacos, es el área protegida más visitada del país, con más de 250 mil visitas al año, pese a que sus pobladores -hoy reducidos a menos de 200- apenas reciben dos horas de energía eléctrica al día, pese a que las plagas de mosquitos en tiempos de lluvia les asa la piel, pese a que el agua potable la obtienen llenando tanques y pozos cuando llueve. Juaniquito, de 75 años, el último de los colonos que poblaron la isla en 1944 y fundaron el poblado de Mano Juan, abrió un colmadito para subsistir. Y con los ojos llorosos se queja de que los clientes no llegan, de que ahora es más pobre que antes, cuando quemaba carbón y sembraba.
Por tratarse de un área protegida, los turistas no amanecen en la isla porque deben partir antes de las 5:00 de la tarde. Apenas tienen contacto con los lugareños. Las mujeres de Mano Juan comparten las cabezas de las chicas que deciden trenzar sus cabellos y las niñas aprenden desde pequeñitas a elaborar pulseras y collares.
Los recién llegados adoran tomarse fotos en las casetas repletas de pinturas naif y artesanías, pero casi nadie compra. Las autoridades les han prometido un muelle, una plaza artesanal, el arreglo de las casitas y capacitación.
Cierto, las mujeres aprendieron artesanía, pero dicen que deben salir a venderlas a las playas cercanas y a tierra firme, en La Romana, porque los turistas llegan a Mano Juan, toman el sol y se marchan a otra playa de la isla donde les espera un buffet costeado por su plan todo incluido. No les interesa comprar. Sólo les interesa el sol y la playa. La lancha que lleva a las mujeres hasta La Romana les cobra 300 pesos (unos siete dólares). La venta del día llega, si hay suerte, a 100 ó 200 pesos.
¿Turista o local?
Las autoridades se ponen felices cuando las cifras anuncian el aumento de turistas. Realizan congresos cuando las cifras bajan y se alarman si en los medios de comunicación aparecen noticias que desacreditan su gestión. La imagen creada fuera es más importante que la local. Parece que el turista es el personaje que hay que proteger y cuidar. Es el que trae el dinero. En un segundo plano quedan los trabajadores de los grandes complejos hoteleros que a menudo se quejan de las muchas labores que deben realizar por un salario. En un tercer lugar habría que ubicar al resto de la población que, sin participar de la industria, sabe que mientras más turistas lleguen mejor le irá al país.
Abundan los análisis de preferencias del turista, y nada sobre el impacto social de las actividades turísticas en las comunidades donde se desarrollan. El paraíso existe dentro del resort, en sus jardines amurallados. Si el turista desea ponerse en contacto con los dominicanos, debe reservar un tour que lo paseará por sus principales atractivos. Y luego volver al resort.
Las ganancias se registran en el Producto Interno Bruto del país (PIB) porque cada vez llegan más turistas, casi cinco millones en el 2009. Con todo y la crisis. Sin embargo, se trata de un progreso que, desde mi percepción personal, no se nota en las comunidades ni se refleja en el bienestar de su gente. Y entonces llega la pregunta: ¿puede el turismo generar pobreza? Claro, sobre todo en la población que no se beneficia de sus ganancias y que tampoco tiene alternativas cuando ve cómo desmantelan su espacio para dar paso a grandes proyectos en los que no puede decidir, en los que no le dan participación. Les dicen que el turismo genera riquezas, trabajo, bienestar. Y es cierto, ¿pero quién se queda con esa riqueza, adónde va, por qué no se refleja en la población, por qué no puedo saber yo en qué se invierte el dinero que genera el turismo?
A Lidia Josefa Maloon (doña Fefa, 83 años) la desalojaron hace 17 años de sus tierras ubicadas en el área de incidencia del Parque Nacional Los Haitises con la promesa de una indemnización que aún espera en su casita del barrio Altamira en Sánchez, Samaná.
Doña Fefa echa de menos la abundancia de comida que tenía entonces (de reses y pescados) y la tranquilidad del campo. Ahora su casa es una de las muchas afectadas por los deslizamientos de tierra que frecuentemente sacuden Sánchez y asegura que a duras penas consigue para comer.
La industria de los cruceros ha dinamizado la economía de Samaná y la observación de ballenas atrae a casi 35 mil turistas cada año hasta sus costas. Hay que pagar 100 pesos para verlas.
El gobierno se ufana de las buenas entradas, de lo bien que marcha el turismo en la zona. Las autoridades locales, en cambio, dicen que no tienen recursos para mover el ya tapado vertedero de la ciudad, ubicado a menos de un kilómetro del centro. Las cañadas y la basura causan estragos cuando llueve y la población no se queja, no actúa aunque le afecta la situación. Tiene fama de ser paciente. Y aquí, para ser imparciales, nos preguntamos hasta qué punto son también responsables los pueblos del desarrollo de su comunidad.
Desarrollo sostenible
Como la mayoría de los grandes complejos hoteleros está en manos de extranjeros (la oferta hotelera, que llega a más de 60 mil habitaciones, incluye 10 de las 50 mayores cadenas hoteleras del mundo), es frecuente escuchar que el turismo es la industria que genera más empleo en el país, como si el progreso estuviera determinado por la cantidad de ingresos de una persona más que por las facilidades de servicios (educación, salud, diversión) a la que pueda acceder.
Por suerte, el ecoturismo ha venido en auxilio del sector.
Los proyectos ecoturísticos que ven en el desarrollo sostenible el punto social del turismo comienzan a poblar los lugares apartados y menos agraciados con el turismo de masas y les está yendo bien, y los turistas más exigentes, esos que no se conforman con el paraíso llamado resort, lo consumen con agrado.
Las comunidades están comprendiendo que pueden hacerse cargo del desarrollo de su localidad y repartirse entre ellos los beneficios. Entienden que pueden transformar para bien su calidad de vida y vivir en armonía con el medio ambiente. Y están comprobando que, manejado de esta forma, el turismo sí puede generar riqueza.
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Febrero, 2010
17/2/10
Campaña contra incendios forestales en creóle

La campaña publicitaria anunciada la semana pasada por Medio Ambiente a propósito del inicio de la temporada de incendios forestales (que va desde febrero a abril y de julio a agosto), constará de spots televisivo y radial, afiches y letreros en español y en creóle. ¿Por qué incluyeron el creóle en la campaña?, le preguntaron al ministro de Medio Ambiente, Jaime David Fernández, durante la rueda de prensa.
“La realidad es que uno de los puntos más vulnerables donde tenemos los fuegos es la frontera”, respondió el funcionario. “Y como en la frontera estamos trabajando dentro de lo que se llaman las brigadas binacionales(…) queremos involucrar a estas familias haitianas para que con su liderazgo puedan también promover que el fuego es criminal”.
El ministro también admitió que la mayoría de fuegos que se registran en Los Haitises, en el Parque Nacional Sierra de Bahoruco y en otros parques son provocados por ciudadanos haitianos pagados por dominicanos “porque se supone que la ley sólo penalizaría al haitiano”, cuando el que debería ser penalizado es el dueño de la propiedad.

GRANDES PÉRDIDAS
Los fuegos forestales criminales dejaron pérdidas en el país por más de 127 millones de pesos en el año 2009 y le costaron al Ministerio de Medio Ambiente alrededor de 14 millones de pesos en equipo y personal para controlarlos.
En el país se producen aproximadamente 160 fuegos al año. ¿Causas? El conuquismo, la quema intencional para la reproducción y ampliación de pastos; el descuido de los campistas en el manejo de las hogueras y de los usuarios de bosques como cazadores, apicultores, pescadores y carboneros; las descargas eléctricas naturales y la caída de cables eléctricos.
Fuente: LD
19/6/09
Gracias, Sara

La magistrada Sara Henríquez Marín, que preside el Tribunal Contencioso y Administrativo del Distrito Nacional, ordenó hoy la suspensión de los trabajos de la cementera en los límites del Parque Nacional Los Haitises “para evitar que se continúe provocando daños al medio ambiente y al sistema hídrico de la zona”. Acá los dos primeros fallos de la sentencia:
PRIMERO: DECLARA, buena y válida en la forma, la solicitud de Adopción de Medida Cautelar Anticipada interpuesta, por MOVIMIENTO DE CAMPESINOS TRABAJADORES DE LAS COMUNIDADES UNIDAS INCORPORADAS (MCCU) y ESPELEOGRUPO DE SANTO DOMINGO, INC., en fecha 20 de mayo del año 2009.
SEGUNDO: ORDENA la suspensión provisional del Acto Administrativo Licencia Ambiental DEA 0157-09 de fecha 14 de abril del año 2009 otorgada por la Secretaría de Estado de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARENA) al Consorcio Minero Dominicano, S. A., y en consecuencia ORDENA la paralización de los trabajos o actividades que estuviere realizando dicho Consorcio amparado en la referida licencia; hasta tanto se conozca el recurso contencioso administrativo a interponerse.
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Gracias, Sara...
8/6/09
Para ver mejor la cementera...
3/6/09
Pasa igual con Los Haitises

Si tu vecino hace tanta bulla que no puedes dormir ni descansar en paz, seguro que te quejas ante las autoridades y lo llevas a juicio si es necesario. Si tu vecino riega mierda por los alrededores de su casa el olor se esparcirá y llegará hasta la tuya y por muy amigos que sean harás lo posible para proteger tu propiedad de tan horrible “bajo” y sus consecuencias (ratas, cucarachas, enfermedades…). Si tu vecino bloquea la entrada de tu casa frecuentemente –o de tu marquesina- el día menos pensado, ya harto de advertirle y de que no haga caso, nadie quita que le entres a batazos a su vehículo. Si el árbol gigante de tu vecino daña la acera que comparten, el peligro de que afecte también los cimientos de tu vivienda es casi seguro; y si él no quiere tumbarla te quejarás ante las autoridades de Medio Ambiente, quienes vendrán y lo obligarán a derribarla. Si tus vecinos discuten o se entran a golpes regularmente y los gritos llegan hasta tu casa, es probable que pases varias noches al mes sin dormir, lo que provocaría un bajo rendimiento laboral y posiblemente afecte tu salud. Si tu vecino es insoportable, los demás vecinos se unirán y lo someterán. A la larga tendrá que rendirse o enfrentar a las ¿autoridades? En ningún momento el vecino “toca” tu casa, pero es obvio que lo que hace en “su” casa te afecta sobremanera y pone en peligro tu convivencia.
Pasa igual con Los Haitises. Es posible que la cementera que se pretende instalar al norte de Monte Plata (Gonzalo) no esté ubicada dentro de los límites –nunca oficiales, nunca medidos, nunca regulados- del más completo ecosistema marino del país. Es posible. Pero ¿cómo saben sus ejecutores y promotores que el trabajo de remoción de tierras, los accidentes, los desaciertos, los imprevistos o las decisiones repentinas no pondrán en peligro sus recursos, tan cercanos, tan vecinos, tan de todos? Si le pisas la cola al gato, ¿no llegará el dolor a su cabeza?
¿Existe algún indicio –histórico o presente- que nos motive a confiar en las autoridades dominicanas? Dicen que es mejor prevenir...
15/4/09
Los cayos dominicanos: paraísos en miniatura (2)
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Yaniris López
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La diversidad geológica de los cayos que bordean las costas dominicanas nos permiten encontrar en ellos playas, formaciones rocosas, aves, pinos, mangles o nada de vegetación, como ocurre con Cayo Arena, un montículo coralino formado sólo por arena cuyo tamaño varía según el humor de las olas.
Cayos Los Frailes. Le llaman así porque a la distancia parecen frailes vestidos de blanco. Están ubicados 18 kilómetros al noroeste de la isla Beata y al norte de la isla Alto Velo. Forma parte del Parque Nacional Jaragua y es de difícil acceso. Las observaciones, según recomiendan las autoridades, deben hacerse desde el bote.
La Matica. Famoso promontorio ubicado en la playa de Boca Chica, a 500 metros de la costa. Con 200 metros de largo y 50 de ancho, la islita solía albergar una gran cantidad de palomas y durante mucho tiempo se le llamó así: isla Paloma. Hoy día, las garzas pueblan el lugar. Próximo a La Matica está la isla La Piedra, de 780 metros de largo y 330 de ancho. En los alrededores de ambas islitas se practica buceo y deportes acuáticos.
Cayo Levantado. Es el más grande de los cayos que bordean las costas interiores
de la bahía de Samaná y el más explotado del país en el área turística. Antiguo
refugio de piratas y corsarios, cuenta con 8 kilómetros cuadrados y unos 450
metros de costa arenosa, así como una atractiva plataforma de arrecifes y
yerbas marinas. Cientos de turistas lo visitan cada año y muchos más en los
últimos meses, con la llegada de cruceros semanales a sus aguas cristalinas y
playas paradisíacas. Las caminatas y la práctica de snorkell forman parte de
las actividades que se pueden realizar en la zona, que cuenta con facilidades
de hospedaje y restaurantes. Las agencias de viajes programan excursiones
regulares a la isla.
Cayo del Puente. Localizado frente a la ciudad de Santa Bárbara de Samaná, es
el único de los cayos dominicanos que se comunica con tierra firme a través de
un puente. Su silueta y la del puente forman parte de las postales de la bahía
de Samaná y desde su playa, de suave oleaje, se obtiene una hermosa vista de la
bahía y de la ciudad.
De interés. Los cayos son islas pequeñas casi siempre deshabitadas y arenosas. En el país hay más de 100, entre cayos e islotes, distribuidos en todas las regiones: norte, sur y este. La mayor cantidad se concentra en la bahía de Samaná y el noroeste de la provincia Montecristi. ¿Te interesa el tema? La guía “Islas, cayos e islotes de República Dominicana”, editada por la Secretaría de Estado de Turismo, con datos e investigaciones del periodista Geraldino González, contiene muchas informaciones de interés.
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Relacionado
Cayos dominicanos: paraísos en miniatura (1)
Yaniris López
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La diversidad geológica de los cayos que bordean las costas dominicanas nos permiten encontrar en ellos playas, formaciones rocosas, aves, pinos, mangles o nada de vegetación, como ocurre con Cayo Arena, un montículo coralino formado sólo por arena cuyo tamaño varía según el humor de las olas.
Cayos Los Frailes. Le llaman así porque a la distancia parecen frailes vestidos de blanco. Están ubicados 18 kilómetros al noroeste de la isla Beata y al norte de la isla Alto Velo. Forma parte del Parque Nacional Jaragua y es de difícil acceso. Las observaciones, según recomiendan las autoridades, deben hacerse desde el bote.
La Matica. Famoso promontorio ubicado en la playa de Boca Chica, a 500 metros de la costa. Con 200 metros de largo y 50 de ancho, la islita solía albergar una gran cantidad de palomas y durante mucho tiempo se le llamó así: isla Paloma. Hoy día, las garzas pueblan el lugar. Próximo a La Matica está la isla La Piedra, de 780 metros de largo y 330 de ancho. En los alrededores de ambas islitas se practica buceo y deportes acuáticos.
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Cayo Levanado, en la costa sur de la Bahía de Samaná |
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Cayitos en la bahía y Cayo del Puente en Santa Bárbara; Cayo Ballena en Las Terrenas . |
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Montículo frente a la Ciudad de Puerto Plata, con la estatua de Neptuno. Foto tomada en 2007. |
De interés. Los cayos son islas pequeñas casi siempre deshabitadas y arenosas. En el país hay más de 100, entre cayos e islotes, distribuidos en todas las regiones: norte, sur y este. La mayor cantidad se concentra en la bahía de Samaná y el noroeste de la provincia Montecristi. ¿Te interesa el tema? La guía “Islas, cayos e islotes de República Dominicana”, editada por la Secretaría de Estado de Turismo, con datos e investigaciones del periodista Geraldino González, contiene muchas informaciones de interés.
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Cayos dominicanos: paraísos en miniatura (1)
Los cayos dominicanos: paraísos en miniatura (1)
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Cayo del Puente, en Samaná |
Yaniris López
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Cientos de cayos e islotes rodean las costas dominicanas. Algunos parecen perfectos conos de helado; otros, dudosos sacerdotes vestidos de blanco. Son paraísos en miniatura que atraen por sus singulares características: espacios pequeños y casi todos deshabitados que guardan entre las aguas que los rodean o la vegetación de sus rocas y tierra peculiares ecosistemas de gran valor ecológico para el país.
Mientras Cayo Levantado, La Matica y Cayo Arena acaparan la mayor cantidad de visitas, los Cayos 7 Hermanos concentran la mayor flora y fauna, y Cayo Los Frailes, la más espectacular formación rocosa. Los pájaros tienen un favorito, y la playa que bordea el más cercano a la ciudad de Samaná parece un lago.
¿Qué hacer en un cayo? Además de la observación de aves, enormes plataformas de arrecifes de coral rodean casi todos los islotes del país, invitando a la exploración submarina y a la práctica de buceo y vela. Las reglas para visitarlos se siguen con rigor, sobre todo porque muchos están ubicados en áreas protegidas.
Cayos de Montecristi. El último tramo de la autopista Duarte concluye frente a Cayo Zapato o El Fraile, uno de los puntos más visitados y fotografiados de la provincia de Montecristi. Desde lo alto de El Morro se observa claramente la silueta de la isla Cabra, que se utiliza como salina, y al oeste del dromedario dormido comienzan a sucederse los cayos Siete Hermanos, una especie de archipiélago de gran importancia ecológica y ecoturística, debido a la gran cantidad de aves migratorias, mangles, arrecifes y fauna marina que concentran.
Se llaman Tururú, Monte Chico, Monte Grande, Terrero, Ratas, Muertos y Arenas. En cayo Ratas o Pablillo se mantiene en pie un faro que antaño guiaba a los navegantes, cuando las costas de Montecristi figuraban entre las más importantes del país.
Cayo de los Pájaros. Rodeado de cientos de mogotes, este cayo es una parada obligada para los visitantes que se acercan a conocer los atractivos del Parque Nacional Los Haitises. Cientos de pájaros, algunos exhibiendo particulares y grandes bolsas rojas en el pecho (fragatas), revolotean todo el tiempo sobre los arbustos. Todavía no se sabe por qué los pájaros del Parque lo prefieren, cuando disponen de más de 60 cayos y mogotes para disfrutar.
Cayo Arena. Formado solo por arena, es uno de los puntos favoritos del país para la práctica de buceo y snorkel. Ubicado en los límites costeros de las provincias Puerto Plata y Montecristi, 20 minutos en bote lo separan del pueblito de Punta Rucia, de donde zarpan las embarcaciones y donde funcionan touroperadores que ofrecen servicio de comida y hospedaje a los visitantes. La carretera de acceso está en muy malas condiciones.
De interés: Los cayos son islas pequeñas casi siempre deshabitadas y arenosas. En el país hay más de 100, entre cayos e islotes, distribuidos en todas las regiones. La mayor cantidad se concentra en la bahía de Samaná y el noroeste de la provincia Montecristi. ¿Te interesa el tema? La guía “Islas, cayos e islotes de República Dominicana”, editada por la Secretaría de Estado de Turismo, con datos e investigaciones del periodista Geraldino González, contiene muchas informaciones de interés.
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