Eso dicen los surfistas. Y Cabarete les brinda sus mejores olas para que lancen al viento su más alto ¡kowabunga!
Yaniris López
Olas buenas todo el año. El agua es cálida y te da por la cintura. No hay tiburones. Un aeropuerto cerca, buena vibra en el ambiente y la mística bohemia de un lugar que parece tener
un poco de cada país.
Todo esto hace de Cabarete la meca de los deportes acuáticos en el país. Y de uno en particular: el surf. Es que “la vida es mejor cuando surfeas”, reza una calcomanía colocada en la puerta de la oficina de
Cabarete Surf Camp. El lugar es mucho más que un hotel ecológico en el centro del distrito municipal ubicado a 12 kilómetros de Sosúa. Los huéspedes, que llegan de todas partes del mundo, se concentran temprano en la parte frontal del hotel, suben a una camioneta, recogen a los huéspedes de otros hoteles y terminan en playa Encuentro, donde, a lo largo de la franja de arena, seis escuelas ofrecen sus servicios a residentes y visitantes.
Si los deportistas son veteranos, sólo eligen una tabla y
¡al agua! Si no, los instructores de las escuelas se encargarán de darles las primeras lecciones. Algunos tardarán meses en dominar el deporte, otros cogerán una ola en su primera lección. No importa cuándo, pero justo en ese momento, cuando se toma la primera ola, dicen los surfistas que ya nada será igual.
Algo tiene el surf que cambia la forma tradicional con que se ve la vida.
Ignacio, un chileno que visita Cabarete por cuarta vez y que se hospeda en el Surf Camp, lo describe de esta forma: “Imposible definirlo. No se puede. El surf
es un deporte egoísta, sólo tú sabes lo que se siente cuando coges una ola”.
El boom comenzó a finales de los 80
Arismendy Monegro, presidente de la Asociación de Dueños de Escuelas de Surf de Playa Encuentro, fue de los primeros en acondicionar la playa para los surfistas hace casi 30 años.
El boom llegaría en 1986 y se consolidaría en 1990. No ha parado desde entonces. Unas 150 personas de lunes a viernes y unas 300 los fines de semana retan las olas en Cabarete sobre una tabla. Las escuelas se comprometen a mantener la playa limpia y vigilada. Hace unos meses, cuando intentaron cerrar el acceso a la playa, los surfistas
protestaron lazándose desnudos a las aguas.
Olas, viento, tablas y velas
La primera vez que
Roberto Martínez tomó una ola tenía doce años. El joven combinaba el surf con un trabajo como colocador de sillas en la playa de Cabarete y uno de los días más felices de su vida fue cuando compró su primera tabla de surf en el 2000. “Era perfecta, para profesionales, cuando me metí con ella al agua dije que no iba a funcionar porque era pequeña, pero me paré y sentí una emoción que no te imaginas”, cuenta.
Aunque los surfistas expertos prefieren tablas pequeñas, una de 9 pies es la ideal para los principiantes.
Hoy Roberto tiene 23 años y es instructor de la escuela que el hotel Cabarete Surf Camp administra en
playa Encuentro.
No es necesario ser muy fuerte para practicar surf, dice Roberto. Es un deporte para todas las edades. Las recomendaciones básicas tienen que ver con la posición del cuerpo sobre la tabla, cómo remar la ola, cómo pasar una ola con espuma y cómo pararse. “Debes estar relajado y no moverte mucho, da igual que no seas fuerte o que estés gordo, sólo necesitas balance”, dice.
Si se practica todos los días, tres meses son necesarios para dominar una ola casi a la perfección, aunque, como señala Roberto, con una lección bien explicada hay quienes toman una ola el primer día.
Más dominicanos
Las escuelas de surf de Cabarete, unas seis a lo largo de playa Encuentro, desearían que más dominicanos se interesaran en practicar este deporte porque el país cuenta con todas las condiciones para entrenar buenos surfistas. Que alrededor de 300 surfistas y practicantes se den cita en Cabarete cada fin de semana es buen indicio de que el deporte gusta cada vez más, insinúa
Jack Astacio, de la escuela
Pau Hana.
“Y va en aumento a medida que la gente se da cuenta que tenemos olas el año entero, que no tenemos el problema de los tiburones y que los surfistas y las escuelas nos llevamos muy bien”, añade.
Por las tablas no hay que preocuparse. Las escuelas las alquilan a buen precio y en muchas tiendas de Cabarete las ofrece entre 150 y 200 dólares las usadas, mientras que una nueva podría costar alrededor de 350 dólares. Y si la quiere personalizada,
León Gold, famoso en la comunidad turística, está disponible para hacerlo.
Las escuelas de playa Encuentro también ofrecen asistencia en otros deportes acuáticos como windsurf y kitesurf, dos disciplinas que han colocado a Cabarete en la mirilla mundial por las buenas condiciones que ofrece para su práctica todo el año.