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19/6/15

Desastre ecológico en el río Veragua


Yaniris López
yaniris.lopez@listindiario.com
Sosúa, Puerto Plata
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Miembros de la Asociación para la protección del medio ambiente y del turismo en la zona de Cabarete y Sosúa (Asoprocaso) denunciaron el incremento de la extracción de materiales en los ríos Yásica y Veragua, cuyos cauces comparten en ciertos puntos las provincias Puerto Plata y Espaillat.
También pidieron la intervención del Estado para detener el crimen ecológico que, aseguran, cometen las granceras en estos ríos con el consentimiento del Ministerio de Medio Ambiente.  
Michel Gay-Crosier, presidente de la entidad, asegura que en las últimas semanas entre 15 y 18 camiones hicieron turnos por día en el lecho del río Veragua y sacaron de manera irregular y sin criterios ambientales una cantidad considerable de materiales que depositaron y venden en granceras de los distritos municipales Veragua (municipio Gaspar Hernández, Espaillat) y Sabaneta de Yásica (municipio Sosúa, Puerto Plata).
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El 12 de junio, la Academia de Ciencias de República Dominicana entregó a Asoprocaso los resultados de un informe elaborado por la Comisión de Ciencias Naturales y Medio Ambiente de la institución sobre la situación ambiental en el curso bajo del río Veragua, cerca de la confluencia con el río Yásica.
Este informe, fechado el primero de junio y realizado a petición de Asoprocaso, confirma la depredación del cauce del río Veragua con maquinaria pesada a su paso por el distrito municipal Veragua y la depredación del cauce del mismo río en el paraje de Los Guaos.
El río Veragua es afluente del río Yásica. En la imagen de arriba, tomada el pasado 14 de junio, pocos días después de concluida la extracción por parte de una grancera, el río casi ha desaparecido, denuncia Asoprocaso.

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14/7/11

Mangles para el río Sosúa

Voluntarios y ecologistas se interesan en la recuperación de los atractivos ecológicos del municipio costero de Puerto Plata: una de las prioridades es el saneamiento del río Sosúa.

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Yaniris López
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El Santuario Marino de Sosúa, que comenzó a gestarse en 2005, nunca ha funcionado como tal, se quejan los ecologistas del municipio. El río Sosúa, que atraviesa su casco urbano, presenta niveles extremos de contaminación agravados debido a que en los últimos kilómetros de su ribera oriental estuvo asentado hasta el 2008 el ahora desalojado barrio El Tablón.
En el lugar, que ya ha comenzado a ser reforestado, se contempla levantar un jardín botánico y un muelle pesquero.
Es esta la zona donde el investigador dominicano, ambientalista y técnico en biología marina, Manuel Alejandro Rodríguez, encabeza un proyecto que busca rescatar el cauce del río que desemboca en una playa de gran belleza, actualmente solo aprovechada por pescadores que, por tratarse de un área protegida, no deberían pescar en los alrededores.
Con la ayuda de voluntarios, Rodríguez ha comenzado a repoblar las riberas del Sosúa con diversas especies de mangles (rojo, prieto, botón y blanco), antes muy abundantes no solo aquí, sino en toda la costa.
Con la acción buscan detener el flujo de tierra y sedimentos que llegan al mar, “manteniendo el agua cristalina durante todo el año, como siempre fue y está supuesto a estar”, expresa Rodríguez.
Con el río y su desembocadura en buen estado, será más fácil iniciar la recuperación del ecosistema marino, pues “aumentará la limpieza y calidad del agua y aumentará por igual el hábitat de cría para animales marinos”, dice.

Límites del área a conservar
El Santuario Marino de Sosúa abarcaría desde el aeropuerto Gregorio Luperón hasta el lugar de naufragio del barco Zingara y Playa Laguna, incluyendo el área oceánica adyacente.
Rodríguez expresa que están trabajando para que el santuario, administrado por el Ministerio de Turismo, pase al Viceministerio de Áreas Protegidas del Ministerio de Medio Ambiente para desde allí canalizar apropiadamente los programas y medidas encaminados a protegerlo.

30/11/10

La vida es mejor cuando ‘surfeas’

Eso dicen los surfistas. Y Cabarete les brinda sus mejores olas para que lancen al viento su más alto ¡kowabunga!

Yaniris López

Olas buenas todo el año. El agua es cálida y te da por la cintura. No hay tiburones. Un aeropuerto cerca, buena vibra en el ambiente y la mística bohemia de un lugar que parece tener un poco de cada país.
Todo esto hace de Cabarete la meca de los deportes acuáticos en el país. Y de uno en particular: el surf. Es que “la vida es mejor cuando surfeas”, reza una calcomanía colocada en la puerta de la oficina de Cabarete Surf Camp. El lugar es mucho más que un hotel ecológico en el centro del distrito municipal ubicado a 12 kilómetros de Sosúa. Los huéspedes, que llegan de todas partes del mundo, se concentran temprano en la parte frontal del hotel, suben a una camioneta, recogen a los huéspedes de otros hoteles y terminan en playa Encuentro, donde, a lo largo de la franja de arena, seis escuelas ofrecen sus servicios a residentes y visitantes.

Si los deportistas son veteranos, sólo eligen una tabla y ¡al agua! Si no, los instructores de las escuelas se encargarán de darles las primeras lecciones. Algunos tardarán meses en dominar el deporte, otros cogerán una ola en su primera lección. No importa cuándo, pero justo en ese momento, cuando se toma la primera ola, dicen los surfistas que ya nada será igual. Algo tiene el surf que cambia la forma tradicional con que se ve la vida.
Ignacio, un chileno que visita Cabarete por cuarta vez y que se hospeda en el Surf Camp, lo describe de esta forma: “Imposible definirlo. No se puede. El surf es un deporte egoísta, sólo tú sabes lo que se siente cuando coges una ola”.

El boom comenzó a finales de los 80

Arismendy Monegro, presidente de la Asociación de Dueños de Escuelas de Surf de Playa Encuentro, fue de los primeros en acondicionar la playa para los surfistas hace casi 30 años.
El boom llegaría en 1986 y se consolidaría en 1990. No ha parado desde entonces. Unas 150 personas de lunes a viernes y unas 300 los fines de semana retan las olas en Cabarete sobre una tabla. Las escuelas se comprometen a mantener la playa limpia y vigilada. Hace unos meses, cuando intentaron cerrar el acceso a la playa, los surfistas protestaron lazándose desnudos a las aguas.
Olas, viento, tablas y velas

La primera vez que Roberto Martínez tomó una ola tenía doce años. El joven combinaba el surf con un trabajo como colocador de sillas en la playa de Cabarete y uno de los días más felices de su vida fue cuando compró su primera tabla de surf en el 2000. “Era perfecta, para profesionales, cuando me metí con ella al agua dije que no iba a funcionar porque era pequeña, pero me paré y sentí una emoción que no te imaginas”, cuenta.
Aunque los surfistas expertos prefieren tablas pequeñas, una de 9 pies es la ideal para los principiantes.
Hoy Roberto tiene 23 años y es instructor de la escuela que el hotel Cabarete Surf Camp administra en playa Encuentro.
No es necesario ser muy fuerte para practicar surf, dice Roberto. Es un deporte para todas las edades. Las recomendaciones básicas tienen que ver con la posición del cuerpo sobre la tabla, cómo remar la ola, cómo pasar una ola con espuma y cómo pararse. “Debes estar relajado y no moverte mucho, da igual que no seas fuerte o que estés gordo, sólo necesitas balance”, dice.

Si se practica todos los días, tres meses son necesarios para dominar una ola casi a la perfección, aunque, como señala Roberto, con una lección bien explicada hay quienes toman una ola el primer día.

Más dominicanos

Las escuelas de surf de Cabarete, unas seis a lo largo de playa Encuentro, desearían que más dominicanos se interesaran en practicar este deporte porque el país cuenta con todas las condiciones para entrenar buenos surfistas. Que alrededor de 300 surfistas y practicantes se den cita en Cabarete cada fin de semana es buen indicio de que el deporte gusta cada vez más, insinúa Jack Astacio, de la escuela Pau Hana.
“Y va en aumento a medida que la gente se da cuenta que tenemos olas el año entero, que no tenemos el problema de los tiburones y que los surfistas y las escuelas nos llevamos muy bien”, añade.
Por las tablas no hay que preocuparse. Las escuelas las alquilan a buen precio y en muchas tiendas de Cabarete las ofrece entre 150 y 200 dólares las usadas, mientras que una nueva podría costar alrededor de 350 dólares. Y si la quiere personalizada, León Gold, famoso en la comunidad turística, está disponible para hacerlo.
Las escuelas de playa Encuentro también ofrecen asistencia en otros deportes acuáticos como windsurf y kitesurf, dos disciplinas que han colocado a Cabarete en la mirilla mundial por las buenas condiciones que ofrece para su práctica todo el año.