Los pregones "se pasearán por el público ofertando sus productos con gracia y melodía".
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Un festival de grupos de proyección folklórica será presentado este sábado 30 con motivo de ser octubre Mes de la identidad, el folklore y la moda. Según un comunicado de la Dirección Nacional de Folklore (Dinafolk), la cita es en la Plaza España (Zona Colonial) a las 7:00 de la noche y participarán seis ballets: Tradiciones Dominicanas, Teatro Popular Danzante, Sangre Mulata y los de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), el Ministerio de Turismo y del Ayuntamiento del Distrito Nacional.
Xiomarita Pérez, directora de la Dinafolk, informó que esta es una oportunidad para que el público asistente tenga un contacto más cercano con nuestra música, los bailes que se practican en la actualidad y otros que, aunque pertenecen al folklore antiguo, permanecen en la memoria del dominicano.
Pregones
Lo más lindo (decimos aquí) serán las recreaciones de pregones (expresiones musicales improvisadas que entonan los vendedores ambulantes para ofertar sus productos y que se han ido perdiendo con el tiempo). Estarán presentes vendedores de flores, de hojas y de palitos de coco; el atesador de bastidores, el amolador, el manisero y la vendedora de longaniza, entre otros, los que, de acuerdo a la Dinafolk, "se pasearán por el público ofertando sus productos con gracia y melodía".
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28/10/10
Cuando hay que lavar...
Allí donde la necesidad se viste con sus peores galas, las imágenes compiten en majestuosidad.
En la frontera dominico-haitiana norte, específicamente en la orilla occidental del río Masacre (Juana Méndez, Haití), cuando hay que lavar, se lava.
No importa que el río, ese día, esté de mal humor y tosa lodo.
Se sacó tiempo para eso. No hay vuelta atrás.
Así las aguas les cambien el color original a las telas, se lava porque se lava.
¿Que las ropas acabaditas de lavar se secan tendidas sobre la tierra, una tierra más oscura que las aguas del río y, a lo mejor, más sucia?
Y qué. No deja de ser ropa limpia por eso, lavada de ahora mismo, ropas limpias del sucio anterior preparadas para recibir el nuevo.
Total, como quiera se van a ensuciar, dirían ellos...
27/10/10
En Mano Juan esperan que el Presidente los visite
La postal de la isla Saona que da la vuelta al mundo y que motiva las excursiones al área protegida más visitada del país es atractiva y colorida. Es la estampa perfecta del paraíso playero y pertenece a Mano Juan, el pueblito pesquero fundado en los primeros años de la década del 40 del siglo pasado al sureste de la más grande de las islas adyacentes dominicanas. Pero algo ha cambiado en los últimos años que no se registra en las postales. Las casetas están cerradas. Algo ocurre en Mano Juan que ha impulsado a sus pocos habitantes a solicitar una visita especial: la del presidente de la República, que nunca los ha visitado. ¿Se animaría a hacerlo?
Yaniris López
Mano Juan tendría mucho más que ofrecer como destino si a los turistas que visitan el Parque Nacional del Este les permitieran descubrirlo, explorarlo y consumirlo como cualquier destino turístico: conocer su gente, disfrutar su gastronomía, recorrer sus senderos, explorar sus cuevas y comprar en sus chinchorros, como les dicen aquí a los colmaditos.
La historia es, lamentablemente, conocida. De las 15 y 20 guaguas que sólo los fines de semana llegan hasta Bayahíbe cargadas de extranjeros que visitan la isla Saona, los moradores de Mano Juan dicen que apenas reciben dos lanchas por semana, a veces una. Los turistas, con un plan todo incluido, se quedan en playas cercanas, donde comen y pernoctan hasta las 4:00 o las 5:00 de la tarde, ya que, por tratarse de un área protegida, no se les permite quedarse más tiempo. Según Medio Ambiente, el Parque Nacional del Este recibe alrededor de 250,000 visitas al año y la mayoría arriba a la isla Saona.
“Antes nos traían tres lanchas por día y ahora nada más vienen una o dos a la semana”, se queja Mary Javier, moradora y comerciante de Mano Juan. “Los turistas se enamoran de los cuadros pero no pueden comprarlos, nos dicen que andan sin dinero porque en los hoteles les dijeron que sólo iban a ver playas”.
Mary nació, creció y vive en Mano Juan. Su papá, Plutarco Javier, fue uno de los colonos que fundaron el pueblo a principios de los años 40 del siglo pasado, 12 familias traídas por el dictador Leónidas Trujillo para que sirvieran de centinelas. De los primeros que llegaron sólo queda vivo Juaniquito, de 76 años.
“Mi papá me decía que los hombros se le pelaron cargando abetos, que la isla estaba perdida. Luego vivía del carbón, del conuco y de la pesca”, cuenta Mary.
Todo cambió a partir de 1975, cuando la isla fue declarada zona protegida y a los moradores de Mano Juan se les prometió que en lo adelante vivirían del turismo. Mary cocinó para los primeros turistas que llegaban a la Saona, italianos, recuerda, y fue la primera que comenzó a vender cuadros y bisuterías hace unos 26 años.
“Ahora no se está vendiendo nada. He botado hasta 30 cuadros porque el salitre los daña, los turistas no llegan pero somos valientes, cogemos unas canastitas y nos vamos a vender de playa en playa”, indica Javier, que hace conconetes en el patio de su casa para compensar las malas ventas.
Promesas
Los habitantes de Mano Juan, que llegaron a 700 y actualmente rondan los 250, ya no confían en las promesas de las autoridades, que les han ofrecido una plaza artesanal, un nuevo muelle, un acueducto, la reconstrucción de las viviendas y mejoras en las condiciones de vida (apenas reciben tres horas de energía eléctrica al día, los mosquitos los agobian, no hay opciones culturales o de diversión y el transporte es muy caro). Las viviendas las están mejorando, pero sólo las fachadas, los portales.
Las ayudas que reciben de Turismo y Medio Ambiente no han sido suficientes y por eso Margarita Brito, que llegó a Saona hace 40 años, “por amor”, es más directa: “Queremos la presencia del Presidente en la isla. Lo necesitamos, nunca ha venido, para que nos diga qué es lo que está pasando”. Quizá el Presidente, afirman, al ver sus necesidades se motiva a darle continuidad a los programas iniciados por estos ministerios y a crear otros nuevos relacionados con la salud, la educación y la construcción.
Una plaza más cerca de Bayahíbe
Los pobladores de Mano Juan dicen que no quisieran vivir en otro lugar que no sea su pueblito, donde no hay delincuencia y la tranquilidad los envuelve, pero que la situación está obligando a muchas familias a dejar la isla. Si los operadores turísticos no llevan turistas a Mano Juan porque hay otras playas más cercanas a Bayahíbe, la ciudad que sirve de punto de embarque, los comerciantes del poblado sugieren a las autoridades la construcción de una plaza artesanal en alguna de las playas más visitadas (Catuano, playa Bonita o Canto de la Playa). De esta forma podrían vender allí sus productos y regresar a casa con algo de dinero.
FUNDACIÓN. Doce familias fundaron Mano Juan en 1944, durante la tiranía de Rafael Leonidas Trujillo, que los llevó allí para que sirvieran de centinelas de sus recursos.
LA ISLA. Mide 110 kilómetros cuadrados (22 de largo y entre 5 y 6 de ancho). Cuenta con unas 12 playas, tres lagunas y tres cuevas llamadas Cotubanamá, Hoyo de la Lechuza y Hoyo de Conjuro.
ÁREA PROTEGIDA. Mediante decreto 1311 del 16 de septiembre de 1975, la isla fue declarada zona protegida.
Los típicos comercios fueron iniciados hace unos 26 años.
Yaniris López
Mano Juan tendría mucho más que ofrecer como destino si a los turistas que visitan el Parque Nacional del Este les permitieran descubrirlo, explorarlo y consumirlo como cualquier destino turístico: conocer su gente, disfrutar su gastronomía, recorrer sus senderos, explorar sus cuevas y comprar en sus chinchorros, como les dicen aquí a los colmaditos.
La historia es, lamentablemente, conocida. De las 15 y 20 guaguas que sólo los fines de semana llegan hasta Bayahíbe cargadas de extranjeros que visitan la isla Saona, los moradores de Mano Juan dicen que apenas reciben dos lanchas por semana, a veces una. Los turistas, con un plan todo incluido, se quedan en playas cercanas, donde comen y pernoctan hasta las 4:00 o las 5:00 de la tarde, ya que, por tratarse de un área protegida, no se les permite quedarse más tiempo. Según Medio Ambiente, el Parque Nacional del Este recibe alrededor de 250,000 visitas al año y la mayoría arriba a la isla Saona.
“Antes nos traían tres lanchas por día y ahora nada más vienen una o dos a la semana”, se queja Mary Javier, moradora y comerciante de Mano Juan. “Los turistas se enamoran de los cuadros pero no pueden comprarlos, nos dicen que andan sin dinero porque en los hoteles les dijeron que sólo iban a ver playas”.
Mary nació, creció y vive en Mano Juan. Su papá, Plutarco Javier, fue uno de los colonos que fundaron el pueblo a principios de los años 40 del siglo pasado, 12 familias traídas por el dictador Leónidas Trujillo para que sirvieran de centinelas. De los primeros que llegaron sólo queda vivo Juaniquito, de 76 años.
“Mi papá me decía que los hombros se le pelaron cargando abetos, que la isla estaba perdida. Luego vivía del carbón, del conuco y de la pesca”, cuenta Mary.
Todo cambió a partir de 1975, cuando la isla fue declarada zona protegida y a los moradores de Mano Juan se les prometió que en lo adelante vivirían del turismo. Mary cocinó para los primeros turistas que llegaban a la Saona, italianos, recuerda, y fue la primera que comenzó a vender cuadros y bisuterías hace unos 26 años.
“Ahora no se está vendiendo nada. He botado hasta 30 cuadros porque el salitre los daña, los turistas no llegan pero somos valientes, cogemos unas canastitas y nos vamos a vender de playa en playa”, indica Javier, que hace conconetes en el patio de su casa para compensar las malas ventas.
Promesas
Los habitantes de Mano Juan, que llegaron a 700 y actualmente rondan los 250, ya no confían en las promesas de las autoridades, que les han ofrecido una plaza artesanal, un nuevo muelle, un acueducto, la reconstrucción de las viviendas y mejoras en las condiciones de vida (apenas reciben tres horas de energía eléctrica al día, los mosquitos los agobian, no hay opciones culturales o de diversión y el transporte es muy caro). Las viviendas las están mejorando, pero sólo las fachadas, los portales.
Las ayudas que reciben de Turismo y Medio Ambiente no han sido suficientes y por eso Margarita Brito, que llegó a Saona hace 40 años, “por amor”, es más directa: “Queremos la presencia del Presidente en la isla. Lo necesitamos, nunca ha venido, para que nos diga qué es lo que está pasando”. Quizá el Presidente, afirman, al ver sus necesidades se motiva a darle continuidad a los programas iniciados por estos ministerios y a crear otros nuevos relacionados con la salud, la educación y la construcción.
Una plaza más cerca de Bayahíbe
Los pobladores de Mano Juan dicen que no quisieran vivir en otro lugar que no sea su pueblito, donde no hay delincuencia y la tranquilidad los envuelve, pero que la situación está obligando a muchas familias a dejar la isla. Si los operadores turísticos no llevan turistas a Mano Juan porque hay otras playas más cercanas a Bayahíbe, la ciudad que sirve de punto de embarque, los comerciantes del poblado sugieren a las autoridades la construcción de una plaza artesanal en alguna de las playas más visitadas (Catuano, playa Bonita o Canto de la Playa). De esta forma podrían vender allí sus productos y regresar a casa con algo de dinero.
FUNDACIÓN. Doce familias fundaron Mano Juan en 1944, durante la tiranía de Rafael Leonidas Trujillo, que los llevó allí para que sirvieran de centinelas de sus recursos.
LA ISLA. Mide 110 kilómetros cuadrados (22 de largo y entre 5 y 6 de ancho). Cuenta con unas 12 playas, tres lagunas y tres cuevas llamadas Cotubanamá, Hoyo de la Lechuza y Hoyo de Conjuro.
ÁREA PROTEGIDA. Mediante decreto 1311 del 16 de septiembre de 1975, la isla fue declarada zona protegida.
Los típicos comercios fueron iniciados hace unos 26 años.
23/10/10
Cuando Colón baje el dedo
No sé si mami sabía exactamente a lo que se refería, pero cada vez que le pedíamos algo que, para ella, era imposible de conseguir, nunca decía que no, sólo nos respondía con la misma frase: “Cuando Colón baje el dedo”.
De chiquitos qué sabe una quién fue Colón y qué sabe una por qué tiene que bajar el dedo. Luego aprendemos quién fue Colón, pero todavía no sabemos por qué tiene que bajar el dedo para que mami nos diera lo que le pedimos.
Hasta que la realidad te da de bruces en los ojos al toparte, así como si nada, con la primera estatua de Colón que vemos –es casi seguro- los que hemos crecido en Santo Domingo.
En medio de la plaza que lleva su nombre, frente a la Catedral, el navegante lleva una mano levantada, señalando al cielo, al infinito, y con el ademán de su dedo parece regodearse en ser la inspiración de las peticiones infantiles inalcanzables. Está hecho de bronce, de piedra, de algo duro, sabrá Dios, y está muy alto.
Es probable que sí, que tarde mucho tiempo en bajar el dedo…
De chiquitos qué sabe una quién fue Colón y qué sabe una por qué tiene que bajar el dedo. Luego aprendemos quién fue Colón, pero todavía no sabemos por qué tiene que bajar el dedo para que mami nos diera lo que le pedimos.
Hasta que la realidad te da de bruces en los ojos al toparte, así como si nada, con la primera estatua de Colón que vemos –es casi seguro- los que hemos crecido en Santo Domingo.
En medio de la plaza que lleva su nombre, frente a la Catedral, el navegante lleva una mano levantada, señalando al cielo, al infinito, y con el ademán de su dedo parece regodearse en ser la inspiración de las peticiones infantiles inalcanzables. Está hecho de bronce, de piedra, de algo duro, sabrá Dios, y está muy alto.
Es probable que sí, que tarde mucho tiempo en bajar el dedo…
21/10/10
¿Insulto o piropo? (Novela de una chica ilusa, cap. 9)
¿Me estás ofreciendo trabajo?, le pregunté.
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Dejé atrás un tapón de apaga y vámonos y me preparé para cruzar la avenida. Como la Yalo vive en limbolandia, no reparó en una chica que, frente a ella, a bordo de un auto azul turquesa claro le tocaba bocina en el carril del medio. No entendí por qué me tocaba bocina desde allí si yo estaba en la acera derecha, parada. ¿Será más volá que yo? Comenzó a formarse otro tapón y al parecer cogió juicio, porque manejó hasta el carril derecho y me voceó:
―¡Un favorcito, una preguntita!
―Sí, dígame. Atrás iba alguien, me parece que un niño. Veo que la chica, rubia, mal peinada pero despampanante, toma un talonario de facturas y se dispone a escribir mi respuesta. “Encuestas de mierda”, pensé. Pero no.
―Es sobre un trabajo, un licor store que abriremos en esta misma avenida ―me dijo. Sólo eso. Y sonríe, esperando mi reacción.
―¿Te refieres a que si quiero trabajar allá, me estás ofreciendo trabajo? ―le pregunté.
―¡Sí! ―dice ella, entusiasmada.
En el instante infinito que dura un segundo la Yalo pensó tantas cosas. Guao, se dijo, tomando en cuenta que en los anuncios de los periódicos solicitan que las chicas destinadas a estos trabajos deben tener entre 18 y 25 años, es un piropo que, a tus 30 y pico, te soliciten algo así. Debes verte muy bien. Y yo, que sueño con hacer una pasantía como mesera en algún hotel de esos que lucen abarrotados en las horas de desayuno, almuerzo y cena, sólo para ver cómo lo haría sin volverme loca, me vi con unos pantaloncitos licra negros apretaditos, maquilladita, con una cola de caballo casi en la frente o una extensión de pelo casi en las nalgas, maniobrando una bandeja gris y ofreciéndoles tragos a un reguero de hombres y parejas que buscan en el alcohol y los cócteles algún alivio existencial.
Justo el cambio radical que cualquier psiquiatra le recomendaría a una jíbara, porque no tiene nada de malo trabajar en un licor store.
Sí, eso pensó el angelito del lado izquierdo de la cabeza. El de la derecha, el angelito de la derecha, tomó aire, se le puso la cara roja y se preguntó por qué en este país que se cree cosmopolita, vanguardista y exclusivo, una chica con pelo rizado no puede salir a la calle usando jeans apretados, porque, ¿qué otra cosa le pudo haber insinuado que yo daba para ese trabajo? ¡Ni siquiera usaba maquillaje! ¿Por qué no puso un anuncio en el periódico? Ah, no le pares, Yalo, exagerada, pensó otra vez el angelito de la izquierda, con tantos desempleados que andan por ahí, y vestida así…
―No, gracias, es que yo tengo trabajo ―le respondí―. Yo trabajo.
―¿Dónde trabajas? ―preguntó ella rápidamente.
Yo creo que no pensó la pregunta. Que lo dijo por preguntar.
La miré sin reírme, pero con los ojos llenos de risa, y ladeé la cabeza un centímetro hacia la derecha, como diciéndole: “Sí, claro, porque te lo voy a decir…”
Sonrío de nuevo, se despidió y arrancó.
----
P.D. Ay, ¿y si acaso ella se refería, en realidad, a trabajar en una verdadera tienda de licores (no en el licor store que todos nos imaginamos)? ¿Y si me ofrecía mejor salario, le hubiese dicho que sí? ¿Y si me ofrecía cómodos horarios, le hubiese dicho que sí? ¿Y si…?
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Dejé atrás un tapón de apaga y vámonos y me preparé para cruzar la avenida. Como la Yalo vive en limbolandia, no reparó en una chica que, frente a ella, a bordo de un auto azul turquesa claro le tocaba bocina en el carril del medio. No entendí por qué me tocaba bocina desde allí si yo estaba en la acera derecha, parada. ¿Será más volá que yo? Comenzó a formarse otro tapón y al parecer cogió juicio, porque manejó hasta el carril derecho y me voceó:
―¡Un favorcito, una preguntita!
―Sí, dígame. Atrás iba alguien, me parece que un niño. Veo que la chica, rubia, mal peinada pero despampanante, toma un talonario de facturas y se dispone a escribir mi respuesta. “Encuestas de mierda”, pensé. Pero no.
―Es sobre un trabajo, un licor store que abriremos en esta misma avenida ―me dijo. Sólo eso. Y sonríe, esperando mi reacción.
―¿Te refieres a que si quiero trabajar allá, me estás ofreciendo trabajo? ―le pregunté.
―¡Sí! ―dice ella, entusiasmada.
En el instante infinito que dura un segundo la Yalo pensó tantas cosas. Guao, se dijo, tomando en cuenta que en los anuncios de los periódicos solicitan que las chicas destinadas a estos trabajos deben tener entre 18 y 25 años, es un piropo que, a tus 30 y pico, te soliciten algo así. Debes verte muy bien. Y yo, que sueño con hacer una pasantía como mesera en algún hotel de esos que lucen abarrotados en las horas de desayuno, almuerzo y cena, sólo para ver cómo lo haría sin volverme loca, me vi con unos pantaloncitos licra negros apretaditos, maquilladita, con una cola de caballo casi en la frente o una extensión de pelo casi en las nalgas, maniobrando una bandeja gris y ofreciéndoles tragos a un reguero de hombres y parejas que buscan en el alcohol y los cócteles algún alivio existencial.
Justo el cambio radical que cualquier psiquiatra le recomendaría a una jíbara, porque no tiene nada de malo trabajar en un licor store.
Sí, eso pensó el angelito del lado izquierdo de la cabeza. El de la derecha, el angelito de la derecha, tomó aire, se le puso la cara roja y se preguntó por qué en este país que se cree cosmopolita, vanguardista y exclusivo, una chica con pelo rizado no puede salir a la calle usando jeans apretados, porque, ¿qué otra cosa le pudo haber insinuado que yo daba para ese trabajo? ¡Ni siquiera usaba maquillaje! ¿Por qué no puso un anuncio en el periódico? Ah, no le pares, Yalo, exagerada, pensó otra vez el angelito de la izquierda, con tantos desempleados que andan por ahí, y vestida así…
―No, gracias, es que yo tengo trabajo ―le respondí―. Yo trabajo.
―¿Dónde trabajas? ―preguntó ella rápidamente.
Yo creo que no pensó la pregunta. Que lo dijo por preguntar.
La miré sin reírme, pero con los ojos llenos de risa, y ladeé la cabeza un centímetro hacia la derecha, como diciéndole: “Sí, claro, porque te lo voy a decir…”
Sonrío de nuevo, se despidió y arrancó.
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P.D. Ay, ¿y si acaso ella se refería, en realidad, a trabajar en una verdadera tienda de licores (no en el licor store que todos nos imaginamos)? ¿Y si me ofrecía mejor salario, le hubiese dicho que sí? ¿Y si me ofrecía cómodos horarios, le hubiese dicho que sí? ¿Y si…?
20/10/10
El otro Haití (payola sentimental)
Es verde, muy verde. De playas con arenas de todos los colores, de olas suaves y seductoras.
El otro Haití tiene montañas que se abrazan al mar para formar, entre los dos, grandes, pequeñas y paradisíacas bahías. Tiene mogotes y cayos que, igual que aquí, se dejan ver si están de humor o en paz con la marea. Tiene gente hermosa, emprendedora, trabajadora. Rostros que se ponen guapos si les tomas fotos sin permiso, es cierto, pero que enamoran una vez los conquistas. El otro Haití tiene un Rey, un palacio y una fortaleza que provocan suspiros en todos los que, alguna vez, leímos un paquito llamado Fuego y nos enamoramos de su protagonista, de su historia. Es un pueblo rico, aunque todavía el mundo no lo sepa. Un pueblo que espera que se le mire de otro modo, que se le piense de otro modo. Que está dispuesto a luchar para recuperar el esplendor que las grandes potencias le han robado tantas veces. Esto es un poco de Haití. Del otro Haití...
El otro Haití tiene montañas que se abrazan al mar para formar, entre los dos, grandes, pequeñas y paradisíacas bahías. Tiene mogotes y cayos que, igual que aquí, se dejan ver si están de humor o en paz con la marea. Tiene gente hermosa, emprendedora, trabajadora. Rostros que se ponen guapos si les tomas fotos sin permiso, es cierto, pero que enamoran una vez los conquistas. El otro Haití tiene un Rey, un palacio y una fortaleza que provocan suspiros en todos los que, alguna vez, leímos un paquito llamado Fuego y nos enamoramos de su protagonista, de su historia. Es un pueblo rico, aunque todavía el mundo no lo sepa. Un pueblo que espera que se le mire de otro modo, que se le piense de otro modo. Que está dispuesto a luchar para recuperar el esplendor que las grandes potencias le han robado tantas veces. Esto es un poco de Haití. Del otro Haití...
Vista del monte La Ferriere desde Cabo Haitiano |
Puerto de Cabo Haitiano, al norte de Haití |
Hotel en Cabo Haitiano |
Catedral Nuestra Señora de la Asunción, en Cabo Haitiano |
Parque Central de Cabo Haitiano |
Puerto de Cabo Haitiano |
Camino a Milot |
Milot, con la iglesia en primer plano |
Monumento a Henri Christophe en Milot. |
Iglesia y horno para hacer ron clerén, en Milot. |
Palacio de Sans Soucí |
Palacio de Sans Soucí, la vivienda del rey Christophe |
Sans Soucí |
Sans Soucí |
Sans Soucí |
Camino a La Citadelle |
La Citadelle |
La Citadelle, el fortín más grande del Caribe |
La Citadelle |
La Citadelle |
Las balas de los cañones |
Vista desde lo alto de La Citadelle |
Playa Cormier |
Playa Cormier |
Playa Cormier |
Cormier |
Uno de los cayos alrededor de la bahía de Labadie |
Terminar de cruceros en Labadie |
Bahía de Labadie |
Labadie |
Río Masacre, en la frontera con República Dominicana |
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16/10/10
¿Será verdad? ¿Objetivos del Milenio en reforestación?
República Dominicana cumplirá con los Objetivos del Milenio en materia de reforestación, según los cálculos del Plan Quisqueya Verde.
Por Yalo
De acuerdo al director del Plan Nacional Quisqueya Verde, desde la creación de este programa de reforestación hace 13 años en el país se han plantado más de 90 millones de árboles y se espera que lleguen a 150 millones para el año 2015, fecha propuesta por las Naciones Unidas para que los países miembros den cuenta sobre sus avances en los Objetivos del Milenio.
De lograr esta cifra, José Enrique Báez dijo a LISTÍN DIARIO que el país estaría aportando un 12% a la convocatoria hecha por la ONU en el año 2000, cuando invitó a los países del mundo a plantar mil millones de árboles al 2015.
“Eso parecería algo imposible, dice Báez. Sin embargo, para esa fecha tan sólo nuestro país habrá plantado más de 150 millones de árboles”.
La meta del milenio ya se ha cumplido incluso en lo que va del 2010, asegura. Sólo este año se habrán plantado 10 millones de árboles en el país, dos millones durante la presente jornada correspondiente al mes de la reforestación.
Para lograrlo, además de las 170 brigadas permanentes que laboran en diferentes puntos del territorio, unas 300 instituciones públicas y privadas (empresas, grupos comunitarios, iglesias, partidos políticos y ong) participan en jornadas regulares y simultáneas, que suelen ser entre 15 y 20 por día.
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“Hemos avanzado mucho en materia de reforestación. Es importante decirlo no para destacar ninguna gestión medioambiental en particular. Y creo que eso ha ocurrido desde 1997 para acá, con el lanzamiento del Plan Quisqueya Verde, con el empuje que se le dio a la reforestación no solamente desde el punto de vista práctico, de participación de la comunidad y la sociedad civil, sino el valor que se le dio asignándosele recursos; aunque hoy tenemos limitaciones, como todo el país y el mundo, seguimos avanzando”, explica José Enrique Báez.
Desde el 1997, indica, se han plantado más de 90 millones de árboles. “Y es importante destacar esta cifra porque están ahí plantados, con un 15 ó 20 por ciento de mortandad que puede haber y que no vamos a negar, por razones diversas: de sequía, plagas, incendios o de forma natural."
Por Yalo
De acuerdo al director del Plan Nacional Quisqueya Verde, desde la creación de este programa de reforestación hace 13 años en el país se han plantado más de 90 millones de árboles y se espera que lleguen a 150 millones para el año 2015, fecha propuesta por las Naciones Unidas para que los países miembros den cuenta sobre sus avances en los Objetivos del Milenio.
De lograr esta cifra, José Enrique Báez dijo a LISTÍN DIARIO que el país estaría aportando un 12% a la convocatoria hecha por la ONU en el año 2000, cuando invitó a los países del mundo a plantar mil millones de árboles al 2015.
“Eso parecería algo imposible, dice Báez. Sin embargo, para esa fecha tan sólo nuestro país habrá plantado más de 150 millones de árboles”.
La meta del milenio ya se ha cumplido incluso en lo que va del 2010, asegura. Sólo este año se habrán plantado 10 millones de árboles en el país, dos millones durante la presente jornada correspondiente al mes de la reforestación.
Para lograrlo, además de las 170 brigadas permanentes que laboran en diferentes puntos del territorio, unas 300 instituciones públicas y privadas (empresas, grupos comunitarios, iglesias, partidos políticos y ong) participan en jornadas regulares y simultáneas, que suelen ser entre 15 y 20 por día.
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“Hemos avanzado mucho en materia de reforestación. Es importante decirlo no para destacar ninguna gestión medioambiental en particular. Y creo que eso ha ocurrido desde 1997 para acá, con el lanzamiento del Plan Quisqueya Verde, con el empuje que se le dio a la reforestación no solamente desde el punto de vista práctico, de participación de la comunidad y la sociedad civil, sino el valor que se le dio asignándosele recursos; aunque hoy tenemos limitaciones, como todo el país y el mundo, seguimos avanzando”, explica José Enrique Báez.
Desde el 1997, indica, se han plantado más de 90 millones de árboles. “Y es importante destacar esta cifra porque están ahí plantados, con un 15 ó 20 por ciento de mortandad que puede haber y que no vamos a negar, por razones diversas: de sequía, plagas, incendios o de forma natural."
¿Te acordás, hermano?
11/10/10
Las tortugas vuelven a Güibia
"Este año ha habido buenos arribos de especies de tortugas marinas en las playas dominicanas" (Antonia Marte Cabrera)
Yaniris López
Las jornadas de limpieza de playas que se realizan en el país tienen en Güibia su más orgulloso resultado y el mejor estímulo para los miles de voluntarios que cada año peinan las costas dominicanas, dejándolas aseadas y aptas para el baño.
El pasado 25 de septiembre, ocho tortugas carey fueron encontradas entre la basura de la hasta ahora considerada la playa más contaminada del país.
Según la bióloga Antonia Marte Cabrera, especialista en tortugas y encargada de Denuncias del Viceministerio de Recursos Costeros y Marinos de Medio Ambiente, los neonatos de carey fueron hallados por el personal de Medio Ambiente que participaba en los trabajos con motivo del Día Mundial de Limpieza de Playas. Las tortugas fueron liberadas luego de la jornada de limpieza.
El martes siguiente, cuando los técnicos regresaron para revisar el nido, encontraron otras tres Tortugas atrapadas entre la arena, a las que ayudaron a llegar al mar. Marte Cabrera dijo que la tortuga puso 145 huevos y que 141 ejemplares lograron sobrevivir.
Para la población, el hallazgo del pasado sábado sorprendió no sólo porque las tortugas carey, que únicamente desovan en las playas, están en peligro crítico de extinción debido a la caza ilegal y saqueo de sus nidos, sino porque res u l t a extraño que lo hagan en una playa tan contaminada.
Sin embargo, Marte Cabrera dice que las tortugas regresan todos los años a desovar a Güibia y a la Plaza de los Pescadores, y que se les da seguimiento a través del programa permanente de Medio Ambiente para la protección de las tortugas marinas.
La playa de Güibia, indicó, debe limpiarse varias veces al mes porque en su entorno terminan las aguas sucias y desperdicios arrastrados por el río Ozama hasta el mar Caribe.
Hace dos años
En noviembre de 2008, los residentes de Santo Domingo recibieron con asombro la noticia del nacimiento de 111 tortugas carey en la playa de Güibia, luego de una jornada de limpieza encabezada por Medio Ambiente, la Marina de Guerra, el Ayuntamiento del Distrito Nacional, voluntarios y estudiantes de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD).
Los ejemplares nacieron el 27 de octubre a las 7:00 de la noche, pero sus nidos habían sido vigilados desde agosto, pues la temporada de anidamiento de las carey comienza en junio.
Ese año, había informado Marte Cabrera, se contabilizaron entre 40 y 50 nidos en playas de todo el litoral dominicano, algunos en playas muy pobladas como la de Cabarete, en Puerto Plata, donde nacieron tortugas tinglar.
El litoral dominicano recibe en sus playas arenosas cuatro de las ocho especies de tortugas marinas del mundo, la Eretmochelys imbricata (carey), la Caretta caretta (caguama), la Dermochelys coriacea (tinglar) y la Chelonia mydas (verde). Estas tortugas habitan en los océanos Índico y Atlántico y en el mar Caribe.
Yaniris López
Las jornadas de limpieza de playas que se realizan en el país tienen en Güibia su más orgulloso resultado y el mejor estímulo para los miles de voluntarios que cada año peinan las costas dominicanas, dejándolas aseadas y aptas para el baño.
El pasado 25 de septiembre, ocho tortugas carey fueron encontradas entre la basura de la hasta ahora considerada la playa más contaminada del país.
Según la bióloga Antonia Marte Cabrera, especialista en tortugas y encargada de Denuncias del Viceministerio de Recursos Costeros y Marinos de Medio Ambiente, los neonatos de carey fueron hallados por el personal de Medio Ambiente que participaba en los trabajos con motivo del Día Mundial de Limpieza de Playas. Las tortugas fueron liberadas luego de la jornada de limpieza.
El martes siguiente, cuando los técnicos regresaron para revisar el nido, encontraron otras tres Tortugas atrapadas entre la arena, a las que ayudaron a llegar al mar. Marte Cabrera dijo que la tortuga puso 145 huevos y que 141 ejemplares lograron sobrevivir.
Para la población, el hallazgo del pasado sábado sorprendió no sólo porque las tortugas carey, que únicamente desovan en las playas, están en peligro crítico de extinción debido a la caza ilegal y saqueo de sus nidos, sino porque res u l t a extraño que lo hagan en una playa tan contaminada.
Sin embargo, Marte Cabrera dice que las tortugas regresan todos los años a desovar a Güibia y a la Plaza de los Pescadores, y que se les da seguimiento a través del programa permanente de Medio Ambiente para la protección de las tortugas marinas.
La playa de Güibia, indicó, debe limpiarse varias veces al mes porque en su entorno terminan las aguas sucias y desperdicios arrastrados por el río Ozama hasta el mar Caribe.
Hace dos años
En noviembre de 2008, los residentes de Santo Domingo recibieron con asombro la noticia del nacimiento de 111 tortugas carey en la playa de Güibia, luego de una jornada de limpieza encabezada por Medio Ambiente, la Marina de Guerra, el Ayuntamiento del Distrito Nacional, voluntarios y estudiantes de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD).
Los ejemplares nacieron el 27 de octubre a las 7:00 de la noche, pero sus nidos habían sido vigilados desde agosto, pues la temporada de anidamiento de las carey comienza en junio.
Ese año, había informado Marte Cabrera, se contabilizaron entre 40 y 50 nidos en playas de todo el litoral dominicano, algunos en playas muy pobladas como la de Cabarete, en Puerto Plata, donde nacieron tortugas tinglar.
El litoral dominicano recibe en sus playas arenosas cuatro de las ocho especies de tortugas marinas del mundo, la Eretmochelys imbricata (carey), la Caretta caretta (caguama), la Dermochelys coriacea (tinglar) y la Chelonia mydas (verde). Estas tortugas habitan en los océanos Índico y Atlántico y en el mar Caribe.
7/10/10
En la gallera...
No sabía que había que pagar para ver las peleas
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No tenía idea de que el ambiente de las galleras fuera tan intenso. Es cierto todo lo que dicen: la bulla, el ¡voy al pinto!, ¡voy al negro!, ¡voy al rojo!, el dinero (miles y miles de pesos) rodando entre las manos de los apostadores, tipos que gritan como si estuvieran al tris de caerse a trompadas y nada, que así es que hablan; el calor, el olor a sudor, a cerveza, a carne frita y a empanadas y la confirmación del dicho ese que dice que la palabra del hombre sólo es válida y sincera en una gallera.
De lo que casi nadie habla es del silencio que se hace cuando los gallos que pelean -de tantos picotazos y espuelazos que dieron y recibieron- se tambalean por el “ring” como borrachos, se marean, caen y dejan de moverse por largos segundos. Y la algarabía que truena otra vez cuando uno de ellos se mueve, le cuentan los minutos reglamentarios al que sigue tirao y proclaman un ganador.
Tampoco sabía que había que pagar para ver las peleas, y que debes conservar el ticket si sales y vuelves a entrar, y que hay todo un protocolo de pesaje y exhibición de los gallos que puede provocar risa en los no seguidores de este “deporte”.
La mayor sorpresa que me llevé fue ver a los dueños y cuidadores de gallos tratar a estos animales como príncipes antes de la pelea, y luego rociarles, untarles y darles a tragar medicinas lo más rápido que pueden si, después de todos los golpes que recibieron, quedaron vivos. Hasta los lloran, algunos. En serio. Entonces me pregunto qué gracia tiene tratarlos como reyes, cuidarlos y mimarlos para luego incitarlos a la muerte. En todo caso no sabría distinguir qué es más cruel: lo que hacen en España con los toros o lo que hacemos aquí con los gallos…
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No tenía idea de que el ambiente de las galleras fuera tan intenso. Es cierto todo lo que dicen: la bulla, el ¡voy al pinto!, ¡voy al negro!, ¡voy al rojo!, el dinero (miles y miles de pesos) rodando entre las manos de los apostadores, tipos que gritan como si estuvieran al tris de caerse a trompadas y nada, que así es que hablan; el calor, el olor a sudor, a cerveza, a carne frita y a empanadas y la confirmación del dicho ese que dice que la palabra del hombre sólo es válida y sincera en una gallera.
De lo que casi nadie habla es del silencio que se hace cuando los gallos que pelean -de tantos picotazos y espuelazos que dieron y recibieron- se tambalean por el “ring” como borrachos, se marean, caen y dejan de moverse por largos segundos. Y la algarabía que truena otra vez cuando uno de ellos se mueve, le cuentan los minutos reglamentarios al que sigue tirao y proclaman un ganador.
Tampoco sabía que había que pagar para ver las peleas, y que debes conservar el ticket si sales y vuelves a entrar, y que hay todo un protocolo de pesaje y exhibición de los gallos que puede provocar risa en los no seguidores de este “deporte”.
La mayor sorpresa que me llevé fue ver a los dueños y cuidadores de gallos tratar a estos animales como príncipes antes de la pelea, y luego rociarles, untarles y darles a tragar medicinas lo más rápido que pueden si, después de todos los golpes que recibieron, quedaron vivos. Hasta los lloran, algunos. En serio. Entonces me pregunto qué gracia tiene tratarlos como reyes, cuidarlos y mimarlos para luego incitarlos a la muerte. En todo caso no sabría distinguir qué es más cruel: lo que hacen en España con los toros o lo que hacemos aquí con los gallos…
3/10/10
Rancho Platón (Barahona)
Para JuliSabel, que pidió fotos de Rancho Platón
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Un río que se abre para dar paso a muchos arroyos y a singulares cascadas es el protagonista de Rancho Platón, proyecto ecoturístico que de la montaña hacia abajo (desde la sierra de Bahoruco y Polo hacia la costa) queda antes de llegar a Paraíso, en Barahona. Dividido por un camino vecinal, los dueños (que nota al margen tienen un sentido ecológico ejemplar) han seccionado el proyecto en tres: el centro de hospedaje al lado de la cascada grande, el área de la piscina natural, con juegos y un restaurante, y un nuevo centro de acogida entre árboles, al estilo Tarzán pero más cómodo, al que se accede por escaleras y por un pasillo aéreo que serpentea entre las ramas. Para marzo de este año, cuando le visitamos, esta última etapa aún estaba en construcción. La reapertura de todo el complejo ecoturístico estaba prevista para el pasado mes de septiembre. El lugar se perfila como un atractivo de primera para los monteros del país y, según nos dijeron aquella vez, se puede alquilar para actividades de grupos pequeños (retiros, convivencias…)
Contactos: 809.707.0819 y platon.ecoresort@gmail.com
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Un río que se abre para dar paso a muchos arroyos y a singulares cascadas es el protagonista de Rancho Platón, proyecto ecoturístico que de la montaña hacia abajo (desde la sierra de Bahoruco y Polo hacia la costa) queda antes de llegar a Paraíso, en Barahona. Dividido por un camino vecinal, los dueños (que nota al margen tienen un sentido ecológico ejemplar) han seccionado el proyecto en tres: el centro de hospedaje al lado de la cascada grande, el área de la piscina natural, con juegos y un restaurante, y un nuevo centro de acogida entre árboles, al estilo Tarzán pero más cómodo, al que se accede por escaleras y por un pasillo aéreo que serpentea entre las ramas. Para marzo de este año, cuando le visitamos, esta última etapa aún estaba en construcción. La reapertura de todo el complejo ecoturístico estaba prevista para el pasado mes de septiembre. El lugar se perfila como un atractivo de primera para los monteros del país y, según nos dijeron aquella vez, se puede alquilar para actividades de grupos pequeños (retiros, convivencias…)
Contactos: 809.707.0819 y platon.ecoresort@gmail.com
1/10/10
Para perderse. Salto Arroyo Grande, provincia Espaillat
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Relacionado:
El mayor proyecto ecoturístico
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Para perderse:
Amanecer en Mano Juan, isla Saona
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