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La tortuga preciosa que nada entre pececitos y aguas azules y cuya fotografía muestra el bolso (hermoso, lo tengo en casa) de la
promoción Orgullo de mi Tierra, descubre Barahona y Pedernales (
del CCN), no es un carey, como indica la funda. Es una tortuga verde. Nos enteramos a propósito de la ponencia “Situación de las tortugas marinas en la provincia de Pedernales”, que, también como parte de la promoción, ofreció la bióloga marina e investigadora del
Gupo Jaragua Yolanda León. Brillante, la chica. Al preguntarle las diferencias entre ambas tortugas, León dijo que son muchas, pero las más evidentes son el pico (tipo halcón en las carey, pues lo usan para escarbar entre piedras y corales y atrapar pequeños animalitos; y más planito en las verdes, porque éstas se alimentan de yerbas y tienen los dientes cerrados) y la forma de los escudos de las conchas.
“Los escudos de la concha de la carey están sobrepuestos uno encima de otro, lo que se dice imbricados o solapados, son mucho más gruesos y por eso se usan para artesanía. La concha de la verde es finita y tiene una forma más redondeada y aplastada. La concha de carey tiene un moteado marrón y amarillo que no es tan distintivo en la verde”, explicó León.
¡Ay, ay, ay!Luego de la conferencia, y mientras la entrevistaba para el
paper, se nos acercó una querida ejecutiva de CCN y, pienso yo, como ella no tenía por qué saber con quién hablaba León –pese a que la hemos entrevistado en varias ocasiones- le dijo a la bióloga sutilmente, incluido el gesto de despreocupación con que hablan las manos:
“No te preocupes mucho por lo de la tortuga del bolso, eso sólo lo saben dos o tres”. Y expresó que el error se debió a que estaban apurados por la promoción, que debían imprimir los bolsos y que
esa fue la foto que pudieron conseguir. Y León, muy dulce también, le respondió que anda, que “ellos”, el Grupo Jaragua, tenían un montón de fotos de careyes, como esas que presentaron en la ponencia, tomadas todas en aguas y playas dominicanas.
P.D. Moraleja. Nada, que de cualquier yagua vieja sale tremendo alacrán y que la discreción vale oro, porque, ¿quién le iba a decir a doña V. que la chica con pajón y cara de loca que hablaba con León en esos momentos tenía un blog y lo iba a publicar? ¿Y que, por muy poca gente que entrara a la bitácora, ya no iban a ser dos o tres los que sabrían el "secreto"?