Pero cuánto has cambiado, Comate. Te prepararon para que recibieras más visitantes y te cercaron, construyeron un club privado a tu lado, más enramadas, pistas de baile, vestidores y baños. Ahora hay un guardia que cobra 20 pesos de entrada aunque el letrero ubicado a su lado dice que son 15 y obliga al visitante a pagar de más (mucho más) si lleva un vino o whisky con él. Los fines de semana te visitan tantas personas que apenas dejan visibles los huecos más hondos para que fluyas. Ya no se puede gritar, ni chapalear ni echar agua pa’rriba para no molestar al que está al lado ni salpicar con agua la cabeza de la señora que no quiere mojarse el cabello.
Te ves distinto y una no sabe si alegrarse o llorar. Porque es cierto que incentivamos el ecoturismo y que las autoridades quisieran ver repletos todos los balnearios del país para decir que los dominicanos consumen turismo interno. Eso está bien. También es bueno que cobren aunque sea un poquito para mantener limpio el lugar, que haya más vestidores y baños. Es sólo que… me gustabas más antes. Más solitario y salvaje. Pero entiendo que es el precio que debe pagar toda atracción cuando se hace popular.
Lo único que sigue igual es el tortuoso camino que une el centro de Bayaguana con el balneario. Menos de tres kilómetros. Entonces la gente se pregunta qué hace el ayuntamiento de Bayaguana con el dinero que cobra para usar el balneario. Y que no digan que es muy poco lo que cobran y que no les alcanza para eso, porque el camino siempre, siempre ha estado así…