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30/7/09

Esas apariencias…

El pasado martes, luego de un fuc… día de trabajo, Yalo sale a la calle que comunica con el parqueo del periódico y alcanza a ver a cierta distancia, justo en la acera que ella debe tomar, una cara blanca, arrugada, engurruñá y malhumorada que la mira de arriba-abajo, que sigue sus pasos con la vista y la escudriña desde lejos como diciendo:
“Esta tipa –Yalo– debe tener un mes que no se peina, camina demasiado rápido, cree que se ve bien y debe dársela muchísimo, y para colmo pasará frente a mí…”.
Yalo, de su lado, en los cinco segundos que la separan de la señora que evidentemente esperaba de pie a alguien que estaba en el parqueo pensó:
¿Qué me mira ella, con esa cara de odiosa, tan fea, como si yo apestara? La gente aburrida no debería salir a la calle. Y lo peor es que debo pasar frente a ella. La ignoraré. Pasaré mirando al suelo y la ignoraré”.
Tres segundos después, cuando Yalo pasa frente a la señora nota que la mueca dura y sufrida de la doña se transforma, esboza una pequeña sonrisa, mira a Yalo de repente como hace la gente del campo cuando se topa con alguien en pleno camino y le dice:
– Vete con Dios.

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P.D. Pensaron que los frutos rojos de la imagen son tomates, ¿verdad? Pues no. En realidad es una mata de hojas grandes parecidas a la berenjena, con espinas por todas partes y con frutos parecidos a los del tomate que a los carajitos del campo les dicen que envenenan. La foto fue tomada en Sierra Prieta, al sur de Fantino, provincia Sánchez Ramírez.

7 comentarios:

Elixandra dijo...

Difinitivamente Yalo, no nos podemos dejar llevar por las apariencias, ese rostro arrugado u aparentemente odioso, muy posiblemente esté así por los pesares de una vida no muy afortunada, pero sin lugar a dudarlo el alma no se arruga y para muestra esa sonrisa que viste en esa señora.

Saludos Yalo

Yalo dijo...

Muy cierto, Avril. Tremenda lección me dio la señora. Lástima que ocurra tan a menudo: que veamos a las personas y de inmediato, sin hablarles, sin saber cómo son, las juzguemos simplemente porque sus caras no nos gustan, o porque nos imaginamos cosas que, seguro, no son...
Abrazos,
Y.

Leidi dijo...

Yo tambièn me topè con esas ´´frutitas´´ en Loma Quita Espuela, tienen un color muy llamativo.

Timoteo Estévez dijo...

raro si..

Héctor Emilio (Motika) dijo...

Nos pasa a todos y con mucha frecuencia, no debemos nunca dejarnos llevar de la primera impresión visual, hay fenómenos que tienen una "pinta" de delincuentes y son tremenda persona, hay "bonitillos" que aparentan ser santos y son tremendos corruptos.

Los "tomaticos cherry" también me topé con ellos en Quita Espuela, por poco me como uno y algo como que me dijo "Don't do it!"

Una pregunta sobre tu foto del blog, una vez pregunté a alguien que hizo una tesis sobre el lugar y me dijo que es Punta Rusia no Rucia, sabes cuál es la realidad?

Yalo dijo...

Hola, Héctor. Yo escribí Punta Rusia por mucho tiempo -como que por lógica debe ser así- pero todos los datos oficiales sobre el lugar que tiene Medio Ambiente aparece como Punta Rucia. Un técnico me dijo que no tiene nada que ver con el país asiático, sino con Rucilla. Es una investigación que me ha tomado un tiempecito hacer pero te prometo que lo averiguaremos. Muchos abrazos.
Ahhh, por suerte no te comiste los tomatitos esos...
Y.

Keseyoke dijo...

Muy adecuada la relacion entre la anecdota yla imagen.
Es cierto no puede uno asumir sin antes abrir las puertas del antendimiento.

Esos tomaticos pueden joderle el dia a un viajero con ganas de unos huevitos de los del post de aariba con tomate de estos. eterica la pata.