La remodelaron en diciembre del año pasado y cuando entras te quedas con la boca abierta. Una no sabe hacia dónde dirigir la vista en la Catedral San Juan Bautista, en San Juan de la Maguana: si es al techo, una bóveda de colores como la nave de Chicken Little te atrae; si es a los lados, arriba, los vitrales te deslumbran; si es al centro, las columnas verde pastel te conquistan; si al altar, ¡vaya, que majestuoso!; si es a las paredes, la vida de Jesús y sus misterios, el santo Rosario y el Vía Crucis te obligan a dejarla clavada en ellos.
- Disculpe, ¿decía algo, Padre? Diría yo más de una vez si me tocara escuchar misa en uno de sus bancos. Y algunos sanjuaneros admiten que al principio fue así.
Cuando le preguntamos a Hanoi Sánchez, arquitecta, síndica de San Juan y responsable de los cambios por qué tantos detalles, tantos adornos, tantos colores, su respuesta fue tan original, sincera y espontánea que Yalo no tuvo más remedio que echarse a reír.
- ¡Porque así soy yo, querida, así soy yo!