Yaniris López
La Vega
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A unos 1,060 metros sobre el nivel del mar, rodeado de pinos, hierba y
flores silvestres, el centro de visitantes de la montaña La Sal, en Jarabacoa, promete
y cumple una acampada que reaviva el espíritu montero y al mismo tiempo frena y
aleja, así sea por un día y una noche, el estrés y las preocupaciones.
No hay prisas. Solo dejarse llevar. Caminar. Explorar. Sentir el frío de la
montaña. Capturar imágenes y vivencias mientras se cuaja un sancocho, te pones
al día con amigos de aventuras pasadas y conoces gente maravillosa.
Hay dos opciones para llegar. La primera es recorrer a pie los 10 kilómetros
que unen la caseta con El Arroyazo, punto de partida del más exigente circuito
de senderismo que ofrece la reserva científica Ébano Verde. Como El Arroyazo se
encuentra en Constanza, la caminata “Sendero al Centro La Sal” une los dos
municipios veganos a lo largo de las laderas de loma La Golondrina y en su ruta
panorámica regala al viajero todos los tonos de verde del bosque húmedo
dominicano. 
La otra opción es tomar la carretera La Sal, siguiendo un sendero sombreado de
unos 10 kilómetros que inicia en la comunidad Paso Bajito y atraviesa el río
Jimenoa y su emblemático puente colgante.
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| Punete colgante sobre el río Jimenoa. |
Así, próximo al arroyo La Sal, sobre la grama o al calor del fuego de la chimenea, rememorando viajes y aventuras en los montes dominicanos, los chicos y chicas que recorren la geografía nacional con Manuel Peralta Ureña (@MonteroDeCorazón) eligieron este punto del macizo oriental de la cordillera Central para despedir el año y desear, para todos los viajeros y amantes de la naturaleza, un 2026 cargado de nuevas y fascinantes andanzas.
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| En El Arroyazo, Constanza, inicia y termina el sendero dentro de la reserva que lleva a loma La Sal. En la imagen: Chiara. |









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