© Yalo
Un sonido seco seguido de un dolor intenso que hace que te hierva la sangre se escucha cerquita. La rabia se apodera de ti. Un segundo golpe te deja sin fuerzas, seguido de una palabrota amortiguada por el dolor, un dolor tan fuerte que te priva, es decir, no te deja siquiera reaccionar, correr, pedir auxilio...
Y a medida que la sangre y los músculos asimilan el golpe llega la risa, una risa rencorosa que te recuerda que nadie te obligó a lanzarte a las calles y exponerte a los vejigazos de los diablos del carnaval de La Vega...
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3 comentarios:
Me encantan tus fotos y pasar por aquí me hace recordar y descubrir lo hermosa que es mi tierra.
Gracias
hay la Vega, Gracias A Dios que le saque pie al carnaval... no quiero volver... después de disfrazarme ya me duele y me ha dolido... jejejjje pero es chevere.. el carnaval... el tiempo pasa rapido yalo, me acuerdo que fue como el otro día...
Senti ese vejigazo.....
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