Perdieron los que ganaron. Es decir, el 50% de los que participaron en nuestra encuesta no quería que el nuevo presidente de la República, Danilo Medina, dejara en el Ministerio de Turismo a Francisco Javier García (sus razones tendrán, je, je). Y resulta que Medina lo dejó en su puesto, porque sí, porque para eso es Presidente ahora, porque ¿quiénes diañe se creen los lectores de este blog? Los resultados: de 378 votos, 192 (50%) pidieron que lo quitaran; 124 (32%) que lo dejaran y a 62 (16%) les daba igual lo que hicieran con él. Como todo lo que diga puede ser usado en mi contra, debo confesar que no tengo “nada” en contra del ministro ni del ministerio que dirige. De hecho, el grupo de baile folclórico de la cartera me cae de lo más bien.
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P.D. “¿Tengo que mostrar el cartel de ‘sarcasmo’ cada vez que abro la boca?”. Sheldon Cooper, The Big Bang Theory
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16/8/12
El copey de Duarte
Ya ven que no solo parques, autopistas, calles, un pico y centros culturales llevan el nombre del Padre de la Patria.
En el Jardín Botánico de Santo Domingo, frente a las oficinas administrativas (a la izquierda de la entrada principal), se levanta este lindo copey, bautizado Clusia duartei por el botánico norteamericano Bassett Maguire en honor al patricio Juan Pablo Duarte.
El árbol, de la familia de las clusiáceas, es originario de Río Negro, Venezuela, y fue plantado en el Botánico el 26 de enero (Día de Duarte, dice la tarja) de 1980.
En el Jardín Botánico de Santo Domingo, frente a las oficinas administrativas (a la izquierda de la entrada principal), se levanta este lindo copey, bautizado Clusia duartei por el botánico norteamericano Bassett Maguire en honor al patricio Juan Pablo Duarte.
El árbol, de la familia de las clusiáceas, es originario de Río Negro, Venezuela, y fue plantado en el Botánico el 26 de enero (Día de Duarte, dice la tarja) de 1980.
13/8/12
La verja de la Catedral
Qué curioso. Las cabezas en relieve que adornan la verja de la entrada principal de la Basílica Catedral Metropolitana Santa María de la Encarnación Primada de América (bah, de la Catedral) parecen ángeles endemoniados y torturados. ¿Ven sus rostros? Dan miedo. ¿Quién las habrá hecho, en qué año? ¿A qué hacen alusión? No lo encuentro por parte. Si son los ángeles (tienen alas) echados del paraíso, ¿no es una catedral un lugar poco apropiado para darles valor? Qué sé yo. Vale, si ven al Cardenal por ahí pregúntenselo, por favor.
4/8/12
Casabe con sabores
Natural, de ajo, ajonjolí, albahaca, aceite de oliva, jalapeño picante, maní, almendra con pasas y granola.
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El blanco pan hecho con harina de yuca, herencia culinaria de los taínos, se diversifica. Y de qué manera. Desde hace año y medio, una pequeña empresa familiar en Santiago le brinda al público la oportunidad de probarlo en nueve variedades de sabores: el tradicional, con ajo, ajonjolí, albahaca, aceite de oliva, jalapeño picante, maní, almendras con pasas y granola. Sabores y texturas difíciles de imaginar, sobre todo el de ají jalapeño. O el de almendras.
Esa curiosidad por probarlos atrae cada vez más comensales hasta la modesta enramada de Casabe Gourmet San José, en la autopista Duarte kilómetro 4, a la altura de Sabaneta, en la entrada a Santiago.
La idea es de los esposos Andrés Bisonó y Teresa Fernández. Cuenta don Andrés, quien antes era ferretero, que cuando sus hijos comenzaron la universidad en Santiago se sacrificaba y viajaba todos los días desde el municipio San José de las Matas (Sajoma), de donde son oriundos, viajes que aprovechaba la gente para pedirle que le trajera el famoso casabe de Sajoma.
“Eso eran encargos y encargos, entonces me dije: ¿por qué no traerles la fábrica aquí?”. Así lo hicieron. Comenzaron vendiendo el casabe natural en una mesita. Luego fueron agregando los sabores (por curiosidad) y creciendo en público y espacio.
Artesanal
Cómo mezclan y compactan los ingredientes con la harina de yuca es un secreto que Bisonó prefiere no compartir. Su casabera es, además, la única que ofrece tantas variedades de casabe en el país, dice. “Y eso no es nada. Nos hemos ido frenando. Les pedimos al Señor que nos ayudara y ahora estoy frenando, porque me han llovido las ideas y no las puedo sacar todas”. Lo que sí destaca es que los preparan de manera artesanal y a “mano pelá”, porque la yuca tiene una particularidad, explica Bisonó: “Absorbe los olores a medida que se calienta en la plana (de cemento), si lo hacen con un guante de goma, absorbe su olor y sabe horrible”.
Bisonó admite que no esperaba que la gente se volviera loca con los casabes de sabores, como ha ocurrido. Sin embargo, dice que hasta el momento no piensa exportarlos. “No me voy a poner a inventar. Primero vamos a darlo a conocer al país. Aquí hay suficiente mercado, hay gente en la capital que la mitad es mucha”.
En la casabera trabajan seis empleados, más los hijos de Bisonó, Adolfo y Tomás, que atienden a los clientes. “De eso vivimos, de ahí se les paga la universidad a los muchachos, dos varones y una hembra”.
El favorito de las mujeres
Andrés Bisonó tardó un mes en conseguir el casabe con sabor a almendras, el más caro del menú. “La almendra es sosa y el casabe ni se diga. Lograr sacar un sabor agradable me costó bastantes pruebas, los demás son más fáciles de conseguir”, explica.
Dice que el favorito de las mujeres es el de albahaca. “No se pueden resistir. Lo he catalogado como el casabe de la mujer”.
El último ingrediente del catálogo, el de granola, es ideal para quienes hacen dieta, asegura Bisonó. “Es excelente porque el casabe de por sí tiene fibra, y hay personas que aquí han dado su testimonio de que les funciona”, explica.
Además de casabe, en el negocio venden panecicos y pasteles en hojas.
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El blanco pan hecho con harina de yuca, herencia culinaria de los taínos, se diversifica. Y de qué manera. Desde hace año y medio, una pequeña empresa familiar en Santiago le brinda al público la oportunidad de probarlo en nueve variedades de sabores: el tradicional, con ajo, ajonjolí, albahaca, aceite de oliva, jalapeño picante, maní, almendras con pasas y granola. Sabores y texturas difíciles de imaginar, sobre todo el de ají jalapeño. O el de almendras.
Esa curiosidad por probarlos atrae cada vez más comensales hasta la modesta enramada de Casabe Gourmet San José, en la autopista Duarte kilómetro 4, a la altura de Sabaneta, en la entrada a Santiago.
La idea es de los esposos Andrés Bisonó y Teresa Fernández. Cuenta don Andrés, quien antes era ferretero, que cuando sus hijos comenzaron la universidad en Santiago se sacrificaba y viajaba todos los días desde el municipio San José de las Matas (Sajoma), de donde son oriundos, viajes que aprovechaba la gente para pedirle que le trajera el famoso casabe de Sajoma.
“Eso eran encargos y encargos, entonces me dije: ¿por qué no traerles la fábrica aquí?”. Así lo hicieron. Comenzaron vendiendo el casabe natural en una mesita. Luego fueron agregando los sabores (por curiosidad) y creciendo en público y espacio.
Artesanal
Cómo mezclan y compactan los ingredientes con la harina de yuca es un secreto que Bisonó prefiere no compartir. Su casabera es, además, la única que ofrece tantas variedades de casabe en el país, dice. “Y eso no es nada. Nos hemos ido frenando. Les pedimos al Señor que nos ayudara y ahora estoy frenando, porque me han llovido las ideas y no las puedo sacar todas”. Lo que sí destaca es que los preparan de manera artesanal y a “mano pelá”, porque la yuca tiene una particularidad, explica Bisonó: “Absorbe los olores a medida que se calienta en la plana (de cemento), si lo hacen con un guante de goma, absorbe su olor y sabe horrible”.
Bisonó admite que no esperaba que la gente se volviera loca con los casabes de sabores, como ha ocurrido. Sin embargo, dice que hasta el momento no piensa exportarlos. “No me voy a poner a inventar. Primero vamos a darlo a conocer al país. Aquí hay suficiente mercado, hay gente en la capital que la mitad es mucha”.
En la casabera trabajan seis empleados, más los hijos de Bisonó, Adolfo y Tomás, que atienden a los clientes. “De eso vivimos, de ahí se les paga la universidad a los muchachos, dos varones y una hembra”.
El favorito de las mujeres
Andrés Bisonó tardó un mes en conseguir el casabe con sabor a almendras, el más caro del menú. “La almendra es sosa y el casabe ni se diga. Lograr sacar un sabor agradable me costó bastantes pruebas, los demás son más fáciles de conseguir”, explica.
Dice que el favorito de las mujeres es el de albahaca. “No se pueden resistir. Lo he catalogado como el casabe de la mujer”.
El último ingrediente del catálogo, el de granola, es ideal para quienes hacen dieta, asegura Bisonó. “Es excelente porque el casabe de por sí tiene fibra, y hay personas que aquí han dado su testimonio de que les funciona”, explica.
Además de casabe, en el negocio venden panecicos y pasteles en hojas.
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