Los pajones de los prados y laderas de la región El Valle, en el Suroeste
dominicano, se tornan amarillos para esta época. Se ven tan lindos/pastoriles/bucólicos/
y amarillentos que da la impresión de que, por lo menos por esos lados, sí
llega el otoño.
Así sea por dos o tres semanas. Porque dice doña Cira, vecina
de Sabana Mula, al este de la provincia Elías Piña, que los pajones (allá le llaman “yerba de avión”) se ponen de nuevo verdes en cuanto llueve. Qué suerte
poder verlos así, marrones y secos. Coincidir en su etapa triste, en su ocaso,
en su degeneración…
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