Esta foto me encanta. La tomé en la playa de Punta Rusia, en Puerto Plata. Los pequeños le huyen a una ola que, si se fijan bien, no llega a los 30 centímetros. Al principio eran unos cuatro, pero sólo quedaron estos dos. Se colocaban en fila a orillas de la playa y justo cuando la ola se acercaba echaban a correr a todo lo que le daban sus piernitas. Gritaban: "¡Ahí viene, ahí viene, correee!", y hasta se agarraban unos con otros para ayudarse. Y así pasaron una buena parte de la tarde de un domingo cualquiera. Se les olvidó que precisamente la "fama" de esta playa es que es súper bajita, ideal para que los niños se bañen en ella.