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2/2/11

Licencia para golpear

Golpéame, por favor. El resultado de la dulce paliza son moretones negros y verdes repartidos por toda la parte baja del cuerpo, pieles desgarradas y marcas que, aunque se borren en poco tiempo, no dejan de provocar escalofríos.

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Yaniris López
Para Tu Aventura
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Un sonido seco seguido de un dolor intenso que hace que te hierva la sangre se escucha cerquita. La rabia se apodera de ti. Un segundo golpe te deja sin fuerzas, seguido de una palabrota amortiguada por el dolor, un dolor tan fuerte que te priva, es decir, no te deja siquiera reaccionar, correr, pedir auxilio... Y a medida que la sangre y los músculos asimilan el golpe llega la risa, una risa rencorosa que te recuerda que nadie te obligó a lanzarte a las calles y exponerte a los vejigazos de los diablos del carnaval de La Vega...
La escena se repite cientos de veces cada domingo de febrero a unos 125 kilómetros al norte de Santo Domingo, en una tierra agrícola, culta, olímpica y ecoturística de aproximadamente 213,658 habitantes que se convierte, para estas fechas, en anfitriona de la más esperada fiesta callejera dominicana: el carnaval vegano.
Más de 50 mil personas por domingo se pierden en una mancha humana que recorre la avenida Padre Adolfo a ritmo de merengue, salsa y reggaeton. Todos bailan, gritan, toman cerveza en bacinillas de colores y le huyen a las vejigas de los diablos cojuelos, los grandes protagonistas del carnaval de La Vega.
Un momento, ¿huyen? Hay quienes lo hacemos, sí. Muchos, incluyendo turistas ya prevenidos. Primero nos tomamos las fotos con los diablos ―porque los diablos también son comparones y les gusta figurear― y luego echamos a correr o nos separamos lo más rápido posible.
¿Por qué correr? Porque los diablos cojuelos, se sabe, tienen licencia para golpear. Su vejiga forma parte del vestuario y la usan para, siguiendo las tradiciones relacionadas con las antiguas fiestas de carnestolendas que se realizaban antes del Miércoles de Ceniza, despojar al cuerpo de sus pecados y prepararlo para la Semana Santa.
Sólo que las vejigas de los diablos cojuelos de La Vega están hechas con ubre de vaca o toro hinchadas, y duelen muchísimo. Todos lo saben. Y no todos tenemos el coraje de aguantar un solo vejigazo, menos dos, cuando los diablos salen dando golpes a diestra y siniestra de sus “cuevas”, un pedazo de calle que el Ayuntamiento de la ciudad de La Vega cede a cada una de las comparsas o grupos -más de cien- que participan en la fiesta carnavalesca.

Golpéame, por favor
El dolor producido por la vejiga cayendo de repente sobre la piel, sobre los glúteos, en los muslos, en las piernas, hace que el más tímido y pacífico de los mortales explote, se retuerza y pegue un grito. Siempre y cuando no haya solicitado el golpe, claro. Porque no todos corren ni se asustan. En ese mar de gente ocurre un acto de masoquismo que hace que el carnaval vegano sea, además de colorido, organizado, bulloso y “culto”, particularmente especial.
Aunque cueste imaginarlo, y como los enmascarados tienen prohibido golpear otras partes del cuerpo debido al material de las vejigas, son muchos los que ofrecen sus traseros a los diablos para que se los destrocen, para que descarguen con furia la vejiga dura sobre ellos y les “borren los pecados”. Y lo hacen con orgullo, así queden cojos por unas horas. Algunos aguantan el dolor de tal forma que es el diablo el que decide seguir su camino en busca de otras víctimas. “Si no te han dado un vejigazo, nunca has disfrutado de verdad el carnaval vegano”, dicen muchos.

Para valientes
Quienes hemos “probado” una vejiga del carnaval vegano podemos decir que se trata de un acto de valentía. El resultado de la dulce paliza son moretones negros y verdes repartidos por toda la parte baja del cuerpo, pieles desgarradas y marcas que, aunque se borren en poco tiempo, no dejan de provocar escalofríos. Un blogero amigo, vegano, que responde al nombre de Baakanit y que considera que hablar de masoquismo es una exageración, lo tiene claro: “La apretujadera, el corre-corre, es de lo mejor, a los que nos gusta elevar nuestra adrenalina nos encanta ese juego. Desde el punto de vista del diablo, su poder está en la vejiga, un diablo que no diera fundazos no estaría contento, mientras más dura la vejiga más poder y más miedo proyectará el diablo cojuelo”.
Con todo y miedo, volver a ver los diablos y disfrutar del ingenio de los veganos nos hace regresar cada año a su carnaval, declarado Patrimonio Folklórico Nacional por la Cámara de Diputados de la República. Eso sí, pendientes de que ninguna mancha de color bonito y cara burlona, después de tomada la foto, se acerque demasiado.

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Febrero, 2007

7 comentarios:

Timoteo Estévez dijo...

Le faltó más diablos "dando vejiga" al escrito, así se ve conque golpean. vamo pá la Vega!

Anónimo dijo...

Creo que en realidad en Cierto que las vejiga de los diablos son dolorosas, pero en otros carnavales utilizan cosas mas peligrosas, como latigos,fuetes y cosas asi, no quiero justificar con esto al carnaval de la vega, pero estoy seguro que aquellas personas que no quieren aguantar vejigazos encontraran zonas VIP de no Vejiga en diferentes areas del carnaval. Asi como usted dijo es Patrimonio cultural nacional y hay que protegerlo, aunque esto implique un poco de sacrificio....

Yois www.eltraqueteo.net dijo...

Bien es sabido que los diablos cojuelos, especialmente los de la Vega, abusan tambien con las vejigas y por mas que intenten regular eso no pueden.

Aun asi creo que es de opcion personal si ir o no ir a figurear aunque hay reglas de que si estas encima de la acera (y no estas dandole la espalda a la calle) ellos no te pueden dar tu vejigazo...

Saludos

EL BOMBON dijo...

ademas de eso no esta de mas destacar el productividad economica q genera el carnaval vegano a las autoridades publicas,mas es uno de los carnavales mas lindos y coloridos es por tar q nos colocan el el 4to mejor carnaval del mundo.e igual que anterior meten dicho ahy areas llamadas no vejigas,como las aseras los vip entre otras areas,VIVA EL CARNAVAL VEGANO Y VIVA EL ESFUERZO DE ESAS PERSONAS Q POR DECADAS AHN APORTADO EN EL>>VEGANO DE CORAZON>>>

Anónimo dijo...

Aunque es parte de la cultura del carnaval, quienes participamos de organización de viajes al mismo encontramos como principal negativa la magnitud de los vegigazos y el uso indiscriminado, ya que no consideran el estado de las personas (incluso si estan dobladas del dolor) o una negativa de no ser golpeados. Sin ose hace una mejor regulación nadie querrá ir al carvanal, salvo los masoquistas.

Fugitivo dijo...

Soy capitaleño de nacimiento, pero vegano de corazón, he sido diablo y he sido aguanta vejiga (como se les denomina a las personas que piden al diablo que los golpe), he asistido al carnaval desde pequeño, todos los domingos y mientras pueda ir lo haré, entiendo que aveces puede ser q alguno que otro diablo tenga una vejiga inapropiada pero eso no quiere decir que todos la tengamos.

Todos los años el carnaval Vegano ha ido creciendo y al igual que un fusil es el arma de reglamento de un guardia, la vejiga es la del diablo cojuelo, usted no quiere vejiga pongase en la acera, o en el area NO VEJIGA.

Baakanit dijo...

Me hace falta mi Carnaval :(

Gracias por republicar este post Yalo :) Ya me teletransporté.

P.D. Me gusta mucho el cintillo del blog.