Mientras, las oficia en la escuela.
La iglesia, que está como quien dice abandonada, sirve de depósito de las butacas rotas del centro educativo.
Don Obispo de la Cruz, uno de los fundadores de Sierra Prieta, me dijo que ellos no piensan quitar nada porque “esos santos fueron dejados ahí por sus ‘antecesores’, padres y abuelos, con un propósito santo”, y que ellos respetan a los santos, motivo por el que “ni locos” los moverán de su lugar.
Yo –que no sé nada de religión- respeto la decisión del sacerdote y comparto eso de no venerar imágenes, pero me quedo con los moradores, que han demostrado más devoción y osadía al defender lo que consideran “su patrimonio espiritual”.
Ay, cómo me gustaría que ese sacerdote insinuara que quiten el cuadro de la Virgen de la Altagracia del altar de la Basílica de Higüey. No joda nadie.