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Elefante de fuerza. La cara del elefante asiático es el diferencial de una yipeta. |
El
patio/museo de Delio García, ganador de la categoría escultura en la 28 Bienal
Nacional de Artes Visuales, es un elogio al reciclaje, la soldadura y el
ensamblaje.
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Yaniris
López
San Francisco de Macorís
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En las
manos del profesor francomacorisano Delio García, las boyas de cisterna no son
solo objetos circulares flotantes: son los huevos de una amenazada cigua
calandria; los ganchos de una pala mecánica son las patas de un animal, la uña
de una retroexcavadora es el pico de un ave y el tumor que se formó en una rama
por exceso de nitrógeno es la cara de un personaje prehistórico imaginario.
Por suerte, tiene licencia para crear.
García ganó la categoría escultura de la 28 Bienal Nacional de Artes Visuales
con la obra M3 (Metro cúbico), una pieza forjada en hierro, grava y
poliestireno expandido.
El jurado de premiación destacó en esta obra “la conjugación de diferentes
elementos industriales para darle vida a un ser del reino animal, provocando el
imaginario del espectador desde el planteamiento lúdico del artista que sigue
la tradición del ensamblaje metálico (…)”.
En ella, escribió el jurado, el artista “mezcla la fuerza con la sutileza, lo
insólito con lo real matérico”.
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Pata con huevos. Cuando hace brisa el ave se mece dando vueltas sobre los huevos. |
Es la primera vez que Yeyo, como le llaman en su pueblo, participa en un
certamen que admiraba como amante de las artes visuales, pero del que nunca
pensó formar parte porque nunca se consideró -ni se considera- artista. Pero,
¡ay! Su propia percepción la contradicen unas 400 piezas de su autoría
desplegadas por el patio/museo de su casa, en San Francisco de Macorís.
Porque la obra ganadora es apenas una pequeña muestra de un talento ya maduro
que combina la mecánica, la soldadura, la talla de madera y el ensamblaje para
crear piezas únicas que no tienen más pretensión que la de satisfacer la febril
imaginación de su autor.
Por eso don Delio no vende sus piezas; y solo en dos ocasiones las ha sacado
fuera de la casa con fines de exposición: en la Universidad Católica Nordestana
(2010) y en Galería 360 (2014).
“Las hago para mí. Mi tallercito es una cosa modesta porque yo no produzco en
serie ni por encargo. No vendo mi trabajo”, dice García.
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Metro cúbico. Premio de escultura de la 28 Bienal Nacional de Artes Visuales. |
Y confiesa: “Yo iba a la Bienal con mis hijos todavía pequeños y me ilusionaba.
Me llenaba los ojos con las piezas y por dentro decía que las que yo hacía
podían participar, pero no sabía cómo hacerlo, no sabía cómo llegar hasta
aquí”.
Eliomar, uno de sus hijos (arquitecto) que había trabajado el tema de la Bienal
para un trabajo de tesis, le motivó a presentarse en la presente edición, inaugurada
el pasado 16 de agosto.
Las tres obras que presentó fueron seleccionadas y se pueden observar en el
Museo de Arte Moderno (MAM) hasta el 17 de noviembre.
García se siente tan apegado a cada pieza que ve nacer que luego de enviarlas a
concurso llegó a desear que “De 0 a 10” (una escultura forjada en aluminio,
hierro y acero inoxidable) no ganara, si tenía esa posibilidad, para que el MAM
no se quedara con la obra.
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Culebra jarta (raíz de amapola), La sagrada familia y De 0 a 10. |
Por amor al
arte
Aunque supo desde pequeño que tenía un gran talento para el dibujo, Delio
García dice que su formación es autodidacta porque no encontró en San Francisco
de Macorís la oportunidad de estudiar artes visuales.
Su primera obra en madera, un animal imaginario al que llamó “Yacajimosaurio”,
fue tallado en 1981 con dos nudos de limón dulce y naranja agria. Tenía 16.
Ocho años después “descubriría” el hierro y con el tiempo cualquier material
que aporte a una idea creadora: plástico, piedra, vidrio, fibra, madera y
alambres de aluminio, de cobre y algo de bronce.
“Los materiales son infinitos porque los uso de acuerdo al trabajo que esté
haciendo, y preferiblemente 'desechados’, porque trato de alinearme con el
reciclaje y la conservación de la naturaleza, tratando de usar lo menos posible
materiales nuevos”, comenta García.
Su amor por la naturaleza y su formación académica (estudió Educación mención
Biología y Química en la UASD) se pueden apreciar en el conjunto de su obra.
Entre las 400 piezas que conserva en su casa y otras 10 en la de su madre,
García tiene varios trabajos que presentan la incubación de aves, pero los que
más se repiten son los reptiles, especiamente culebras, por las que Yeyo siente
cierta adoración “por lo que representa para los campesinos”.
También hay piezas simbólicas cargadas de significados familiares, personales,
sociales y cristianos.
El profesor interviene poco la obra “porque la pieza se va con lo que la naturaleza
me insinúa”, expresa.
“Trato de sacarle la forma natural que tiene, la que le hizo Dios, que es mi
guía. Gracias a Dios he desarrollado una capacidad de observación que me
permite ver algo, formas en todo lo que me rodea”, dice a LISTÍN DIARIO.
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Langosta a la plancha |
Y es cierto. En objetos que la gente patea o pasa por encima, él ve un cuerpo,
el pico de pájaro, una pata, una pluma, un ojo o un estómago. Los materiales los consigue en la calle, en
los montes, en regueras donde venden piezas para fundir y en depósitos de
carros viejos. Muchas de sus obras
tienen movimiento para romper, expresa el artista, con la rigidez que
caracteriza a las obras escultóricas.
Trabaja sin bocetos y sobre la marcha, interviniendo varias obras a la vez
mientras encuentra la pieza que encaje a la perfección. No vende sus obras ni
trabaja por encargo. “Me turbo”, dice. Todo lo hace por amor al arte...
Sueño
Como no persigue un fin comercial, la casa de Delio García está abierta al
público que desee conocer su obra. Su
sueño es elaborar una especie de exposición virtual y didáctica para compartir
su trabajo con estudiantes del último año del bachillerato. De esta forma puede combinar sus dos
vocaciones: el arte y el magisterio.
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Cigua calandria. Los huevos son boyas de cisterna. |
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Árbol de cola talado en 1984 y hélices de enfriamiento. Es un espectáculo ver las flores moverse con la brisa. |
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Obra realizada con el tumor del árbol Corazón de paloma. |