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A Vladimir Fernández
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Una vez concluyan de manera definitiva los trabajos en la carretera que conecta Piedra Blanca (Monseñor Nouel) con Sabana Larga (San José de Ocoa), más viajeros dominicanos tendrán la oportunidad de disfrutar de una vía panorámica tan bonita como las de los municipios Jarabacoa y Constanza en La Vega y San José de las Matas en Santiago. Si todavía no lo hacen es porque el camino es casi intransitable y los atractivos turísticos del área son poco conocidos.
Como habíamos escrito en 2013, desde Piedra Blanca hasta el Cruce de Ocoa, en la provincia Peravia, hay 84 kilómetros de puros verdes en los que unas 42 fuentes acuíferas (entre ellas los ríos Maimón, Nizao, Ocoa y Banilejo) alimentan una de las zonas de agua más importantes de República Dominicana.
“En ese trayecto, la carretera pasa
por el Parque Nacional Montaña La Humeadora (una zona de bosque nublado que registra una de las pluviometrías más altas del país) e incide en los alrededores de otros tres: Valle Nuevo, La Barbacoa y Padre Luis Quinn”.
(Leer en Listín Diario).
Pocos viajeros, esos que han tenido el placer de hacer el trayecto en camionetas, vehículos 4 x 4 o, como ya lo hicieron los chicos del Hispaniola Dual Riders en motocicletas, ya conocen la maravilla que es el tramo Piedra Blanca-Juan Adrián-Rancho Arriba (y un poco más: Sabana Larga).
Si hacemos a un lado las zanjas y los pelados “derricaderos” que diseñan las lluvias y la erosión (es que hasta eso es bonito), nos queda un paisaje de montañas y valles muy parecido al de la zona de Casabito.
Entonces es una delicia pararse a observar las cascadas que se pierden entre las piedras y la maleza, apenas distinguibles desde un vehículo en marcha; detenerse en el punto exacto de la carretera desde donde se obtiene la mejor vista de La Humeadora, o dejar que la vista se deleite en la contemplación, desde un mirador natural, de las formas perfectas de las lomas (parecen dibujadas) y los valles sembrados de hortalizas y vegetales.
¡Qué lindos se ven los pueblitos intramontanos desde lo alto de las mesetas y los despeñaderos! ¡Cuántos tonos verdes se pueden contar entre los altos pinares y la yerba tierna! ¡Qué coqueta la ermita de la virgen de la Altagracia en un costado del camino, qué risa con los charamicos que se ofrecen en la vía en pleno verano y cuánto se aprende en una visita a los invernaderos!
¡Qué desafiantes a la aventura lucen los senderos de tierra que se unen a la carretera principal!
¡Cuántas flores y plantas "raras" alegran los caminos, los patios y las cercas de las casas! ¡Y qué rica la comida y el buen trato a los viajeros del hotel y restaurante Tell Alpin (Rancho Arriba).
Na.
Qué prometedor es el futuro ecoturístico alrededor de esta carretera, sobre todo en la parte que corresponde a San José de Ocoa. Porque lo que ven en las fotos es solo un poquito de lo mucho que ofrece la provincia sureña. Dejar la vía principal y explorarla “por dentro” es parte de otra historia que espero contarles algún día...
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