Ábranla y fíjense en el extremo derecho inferior de la foto. Algún teórico de los antiguos astronautas podría afirmar que se trata de un geoglifo alienígena: un rostro plasmado en un bosque seco de República Dominicana visible desde el espacio con el propósito de enviar algún mensaje extraterreste.
Pero no. Las rosetas de un agave inclinado fueron las que “dibujaron”, sobre un pedacito pelado de la ladera, esta cara blanca y asustada que hasta miedo da al principio, cuando acercas la foto.
Es más, al ladito de la cara ‘humana’ se forma de una vez la de un perrito. ¿Logran verla?
La imagen fue tomada por Ricardo Briones y publicada en la página 28 del libro Legado de vida - Parques Nacionales de la República Dominicana (APAC, 2012). El pie de foto que acompaña la lámina dice: Montañas cubiertas de bosque seco espinoso.