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9/8/20

Nombres propios

Esto ocurrió de verdad en 2012.
Sarah (ya debe ser casi una adolescente) debía tener como dos años y medio o tres años (porque hablaba clarito) cuando la conocimos en la casa de Yiyi, en La Vega.
Creo que era una vecinita.
Estaba jugueteando con la perrita de la casa, esa que ven en la foto, cuando llegamos.
Yo pregunté cómo se llamaba la perra y me dijeron que Sarah.
Al parecer, la niña no lo sabía. 
Preguntó sorprendida por qué la perra se llamaba como ella, me pareció que algo dolida.
Si la hubieran visto, tan pipiolita.
Unos minutos después la llamaron/vocearon desde una casa vecina y cuando se marchaba se volteó y dijo, mirando a la perra y a todos los que estábamos allí: “Ahora me voy. Cuando yo vuelva, que ella ya no se llame como yo”.

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