Abundan las de tonos amarillo, rojo, rosado y blanco, pero hoy día es posible 'producir' flores de cualquier color. Si no existe, se 'fabrica'
Yaniris López
Santo Domingo
¿Sembraste flores en una maceta o en el jardín, regaste luego las semillas y, al nacer, brotaron plantas con flores de colores muy diferentes a las primeras, incluso de formas distintas a las originales? Aunque lo ocurrido tiene una explicación sencilla para los botánicos, la reacción del que vive la experiencia por primera vez va del asombro a la incredulidad.
Tres fenómenos explican estas variaciones de colores, indica el encargado de Taxonomía y Exploraciones del Jardín Botánico Nacional, Brígido Peguero: el factor hereditario, la manipulación humana y las características fisiológicas del suelo y de las plantas.
Para entender cómo el factor hereditario o la genética mendeliana afecta las variaciones de las flores, basta con repasar las lecciones de biología aprendidas en la escuela, porque, como dice Peguero, es tan simple como que los hijos heredan los caracteres de los padres.
En botánica, los cruces provocados cuando el polen de una flor fertiliza a otra funcionan en plantas del mismo género y el resultado le debe mucho al azar.
“Si de manera natural se cruza una planta de flores blancas con una de flores rojas, por ejemplo, se supone que su descendencia saldrá intermedia, rosada”, dice Peguero. Pero no siempre.
Al final, y como ocurre con todos los seres vivos, el resultado dependerá de los cromosomas que determinan sus características, de los genes dominantes y recesivos presentes en la planta. “Las flores te pueden salir rojas, blancas, rosadas y hasta una combinación de los tres colores”.
Intervención humana
El segundo factor se da cuando el hombre manipula las plantas para cambiar el color de sus flores. ¿Cómo? A través de la polinización, tomando el polen maduro de una planta y soplándolo encima de la flor. “Claro, aquí tampoco la posibilidad es 100%; hay mucho de azar, así como una pareja puede o no engendrar hijos aun teniendo relaciones sexuales”, indica Peguero.
Las flores que presentan más variedad de colores (e intervenciones) son las begonias, las rosas, las orquídeas, las dalias, las margaritas, los gladiolos y los lirios de agua (cala). En general, dice el botánico, las flores de la familia de las asteráceas o compuestas, que suelen ser hermafroditas.
Una colorida especialidad que exige paciencia
La intervención humana permite el desarrollo de líneas o variedades artificiales y cultivables de plantas. Y una de las intervenciones más frecuentes para cambiar el color de las flores y otras de sus características es la aplicación de hormonas.
Las hormonas se inyectan a la planta, se riegan sobre ella como abono floreal o se aplican en el suelo para, dependiendo del objetivo del horticultor, acelerar o retrasar su crecimiento, hacerlas más resistentes, obtener flores más grandes o pequeñas, intensificar los colores de los pétalos o ayudarla a enraizar.
Como ejemplo, Brígido Peguero usa la Flor de Pascua. Mientras la planta tradicional llega a medir hasta cinco metros, la tendencia es el cultivo de ejemplares enanos. Botánicamente es la misma planta, expresa, simplemente le fueron aplicadas hormonas para retener su crecimiento.
“Cuando aplicas hormonas puedes obtener un color intermedio o muchas tonalidades a la vez, hasta que la línea se va perfeccionando. Es todo un proceso que puede tomar años, una especialidad de la que se encargan los horticultores”, explica Peguero.
Calidad de la tierra
Un tercer factor que incide en las variaciones de los colores de las flores es el fisiológico, y tiene que ver con los solutos y minerales presentes en el suelo que pueden cambiar las características de la planta. “Es lo mismo que sucede con los humanos y los animales: la leche de una vaca que comió anamús no sirve, y si la juntas con otra leche, la daña; o por eso es que no puedes amamantar a tu bebé comiendo chicharrón o grasa, porque la grasa saldrá en la leche materna”.
Un detalle interesante, señala Peguero, es que las degradaciones de colores dependen de los pisos altitudinales (niveles de altitud) del suelo. Así, en las zonas bajas las flores son menos intensas, y en las zonas altas, más coloridas.
Las orquídeas
Aunque en el país la horticultura no está muy desarrollada, un proyecto exitoso de esta rama de la botánica es el orquidiario del Jardín Botánico Nacional (JBN), donde se reproducen exóticas variedades de orquídeas a través de la germinación por semilla y el cultivo in vitro.
Y si, pese a su aparente abundancia, la gente se queja por los elevados precios que debe pagar por conseguir estos ejemplares, se debe, explica Wilkin Encarnación, del departamento de Horticultura del JBN, a que se trata de plantas de lento crecimiento y de cuidados especiales.
“Las orquídeas son caras por la técnica de reproducción y por el tiempo que tardan en desarrollarse a nivel de floración (se toman entre tres y cuatro años); son plantas de crecimiento lento que exigen tiempo y dedicación”, dice Encarnación.
----
Relacionado:
¡No me digas!
P.D. Todas las orquídeas mostradas aquí forman parte de la colección del orquidiario del JBN
2 comentarios:
Bien Lindas Yalo, quiero una flor "Darmata" que chulería si esa apareciera así mismo como los perros...
Me ha gustado mucho tu otro blog, el de las fotos. Son hermosas y dan ganas de ir a visitar todos esos lugares preciosos que a veces solemos pasar por alto.
Un abrazo
Publicar un comentario