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25/3/08

¡Ay, ay, ay…! Mi papá es un c…

¡Pobre carajita! Qué pena que no le pregunté –sonriendo, claro- el nombre y el apellido al chico, para regalarle esta foto a la nena cuando crezca y le pregunte a su pai por qué no escogió otro lugar para sentarse que no fuera debajo de las podridas tablas del podrido puente que atraviesa el Jimenoa, uno de los ríos-balnearios-etc.- más visitados de Jarabacoa, tan visitado que una se pregunta dónde es que se meten los 20 pesos que cobran por bañarse allí. Bueno, sí sabemos dónde se los meten… Eh, sí, ahí mismo.

PD: El ¡Ay, ay, ay…! debe cantarse dos veces como en aquella canción de Menudo:
Ay, ay, ay,
ay, ay, ay,
creo que me voy a enamoriscar!

1 comentario:

Baakanit dijo...

Bueno, bueno. Esto me recuerda a mi último viaje a La Vega. Yo me senté al ladito de la catedral y un motoconchista se me acercó y me dijo:

"Hermano, quítese de ahí, que se le están cayendo los ladrillos a la catedral."

Muy linda la foto a pesar del peligro.

Ciao