La reina taína, según los registros, nació en 1464 y murió en 1504, condenada a la horca por el entonces gobernador (e hijo de p...) Nicolás de Ovando.
Anacaona fue esposa de Caonabo y tras la muerte de su hermano Bohechío gobernó el cacicazgo de Jaragua.
La piedra donde, dicen, se sentaba, forma parte de la Plaza Ceremonial Indígena (también llamada Corral de los Indios) ubicada en el municipio Juan de Herrera, provincia San Juan.
El lugar, de forma circular y bordeado de caobas, es uno de los pocos monumentos precolombinos que se conservan en el Caribe. Es lindo, además.
Visitarlo, sobre todo cuando la hierba lo cubre casi por completo y las caobas están verdes, verdes, es realmente evocador.
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21/8/13
15/8/13
Los 10 minutos más largos...
Al narrar una visita a la
loma Isabel de Torres, en Puerto Plata, no deben faltar los “inolvidables”
momentos que se viven a bordo del teleférico que lleva a su cima.
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La curiosidad por descubrir qué esconde la cima de la montaña más allá de la figura con los brazos abiertos que se alcanza a ver desde la carretera minimiza en parte el susto de subir por primera vez a un teleférico y vivir, en el pequeño cubículo que en ese momento transporta a unas 12 personas, los 10 minutos más largos del mundo.
La sensación es la misma no importa cuántas veces se realice el viaje.
“No miren hacia abajo -aconsejan algunos-, para que no se mareen”.
Pero no. Es imposible no caer rendidos ante los verdes del espeso follaje de la cordillera Septentrional dominicana. Hay que disimular el miedo y observar el paisaje, los árboles y esa franja de la costa norte del país salpicada de puntos de colores y tejas rojas.
Una vez acostumbrados a la vista -y como nunca faltan los agitadores de miedo-, una voz comienza a imaginar futuras trágicas anécdotas que nos recuerdan que el artefacto, el primero del Caribe, no es de ahora, pues fue inaugurado en 1975 por el entonces presidente Joaquín Balaguer como parte de las infraestructuras levantadas para el lanzamiento de Puerto Plata como polo turístico.
El guía explica que la idea de construir un funicular para alcanzar la cima de
la loma había sido del arquitecto Cristian Martínez, y que los trabajos
comenzaron en 1972 con el suministro de los primeros equipos del teleférico a
cargo de la empresa italiana Ceretti e Tanfani.La curiosidad por descubrir qué esconde la cima de la montaña más allá de la figura con los brazos abiertos que se alcanza a ver desde la carretera minimiza en parte el susto de subir por primera vez a un teleférico y vivir, en el pequeño cubículo que en ese momento transporta a unas 12 personas, los 10 minutos más largos del mundo.
La sensación es la misma no importa cuántas veces se realice el viaje.
“No miren hacia abajo -aconsejan algunos-, para que no se mareen”.
Pero no. Es imposible no caer rendidos ante los verdes del espeso follaje de la cordillera Septentrional dominicana. Hay que disimular el miedo y observar el paisaje, los árboles y esa franja de la costa norte del país salpicada de puntos de colores y tejas rojas.
Una vez acostumbrados a la vista -y como nunca faltan los agitadores de miedo-, una voz comienza a imaginar futuras trágicas anécdotas que nos recuerdan que el artefacto, el primero del Caribe, no es de ahora, pues fue inaugurado en 1975 por el entonces presidente Joaquín Balaguer como parte de las infraestructuras levantadas para el lanzamiento de Puerto Plata como polo turístico.
Mientras el funicular se interna en el verde y en la neblina, otra voz recuerda al visitante que no hay que tener miedo, que el Ministerio de Turismo reporta que miles de usuarios utilizan anualmente el teleférico (107,000 en 2012); que los cables son sustituidos cada cierto tiempo antes de que muestren deterioro; que el mantenimiento es permanente y que cuentan con una planta eléctrica de emergencia.
Pese a lo que dicen el guía y los “optimistas”, el visitante asustadizo nota que lo peor ocurre justo antes de llegar: la cabina se tambalea generando una angustia terrible y los cables negros y grasosos aparecen ante los ojos cada vez más cerca, como si se apresuraran a chocharnos de frente.
“Salten”, dice alguien y, algo mareados y sobresaltados, sorteamos los centímetros que separan la cabina de la oscura terraza donde ahora podemos respirar aliviados.
En realidad, pensamos ya en tierra firme, no era para tanto...
La loma
Así, al sur de la ciudad de Puerto Plata y a unos 800 metros sobre el nivel del mar, alcanzamos la loma Isabel de Torres.
Declarada reserva científica el 11 de agosto de 1983 y monumento natural en 2009, es una parada casi obligada de los turistas que visitan la Novia del Atlántico, a unos 215 kilómetros al norte de Santo Domingo.
El recorrido por el área protegida deja muchas satisfacciones.
Lo primero en llenar la vista es la impresionante figura blanca del Cristo Redentor, una versión en miniatura del Cristo de Río de Janeiro levantada en 1970 y en cuya base o domo (una antigua fortaleza antiaérea construida en la época de Trujillo) funcionan tiendas de artesanía y un restaurante.
El primer impulso es subir las escalinatas hasta la punta del cerro y tomar fotos.
El aire puro invita a respirar hondo y llenar los pulmones de bocanadas frescas. Las flores, las calzadas y las fuentes del jardín botánico construido en 1973 por el ingeniero Benjamín Paewonsky sugieren pasear por los alrededores, disfrutar de un espacio que el viajero no se imaginaba que existía a esa altura. Las plantas han crecido tanto que han formado un bosque húmedo.
La vista de la Costa de Ámbar y de la ciudad de Puerto Plata ñsi lo permite la neblina- deja en el recuerdo un panorama espectacular de cielo y tierra simplemente inolvidable, tan inolvidable que la vuelta, de nuevo a bordo del teleférico, ya no da tanto miedo...
Así, al sur de la ciudad de Puerto Plata y a unos 800 metros sobre el nivel del mar, alcanzamos la loma Isabel de Torres.
Declarada reserva científica el 11 de agosto de 1983 y monumento natural en 2009, es una parada casi obligada de los turistas que visitan la Novia del Atlántico, a unos 215 kilómetros al norte de Santo Domingo.
El recorrido por el área protegida deja muchas satisfacciones.
Lo primero en llenar la vista es la impresionante figura blanca del Cristo Redentor, una versión en miniatura del Cristo de Río de Janeiro levantada en 1970 y en cuya base o domo (una antigua fortaleza antiaérea construida en la época de Trujillo) funcionan tiendas de artesanía y un restaurante.
El primer impulso es subir las escalinatas hasta la punta del cerro y tomar fotos.
El aire puro invita a respirar hondo y llenar los pulmones de bocanadas frescas. Las flores, las calzadas y las fuentes del jardín botánico construido en 1973 por el ingeniero Benjamín Paewonsky sugieren pasear por los alrededores, disfrutar de un espacio que el viajero no se imaginaba que existía a esa altura. Las plantas han crecido tanto que han formado un bosque húmedo.
La vista de la Costa de Ámbar y de la ciudad de Puerto Plata ñsi lo permite la neblina- deja en el recuerdo un panorama espectacular de cielo y tierra simplemente inolvidable, tan inolvidable que la vuelta, de nuevo a bordo del teleférico, ya no da tanto miedo...
Flora y fauna
Hasta ahora, el inventario general de los recursos naturales del Monumento Natural Loma Isabel de Torres indica que hay alrededor de 594 especies botánicas, 583 dadas a conocer gracias a los estudios realizados por el doctor Alain Lioger. Once especies fueron reportadas por el doctor Eugenio de Jesús Marcano y su esposa.
Helechos, orquídeas, bromelias, pajón, yerba guinea, palmas manaclas y maya cimarrona sortean los senderos y el interior de la montaña, primera área protegida por decreto del país.
Entre la avifauna se han registrado 32 especies de aves, incluyendo 5 especies endémicas de la isla. Al agudizar ojos y oídos se pueden ver y escuchar ciguas palmeras, carpinteros, rolitas, cotorras, carraos, palomas ceniza, guaraguaos y algunos anfibios.
Hasta ahora, el inventario general de los recursos naturales del Monumento Natural Loma Isabel de Torres indica que hay alrededor de 594 especies botánicas, 583 dadas a conocer gracias a los estudios realizados por el doctor Alain Lioger. Once especies fueron reportadas por el doctor Eugenio de Jesús Marcano y su esposa.
Helechos, orquídeas, bromelias, pajón, yerba guinea, palmas manaclas y maya cimarrona sortean los senderos y el interior de la montaña, primera área protegida por decreto del país.
Entre la avifauna se han registrado 32 especies de aves, incluyendo 5 especies endémicas de la isla. Al agudizar ojos y oídos se pueden ver y escuchar ciguas palmeras, carpinteros, rolitas, cotorras, carraos, palomas ceniza, guaraguaos y algunos anfibios.
De interés
- El teleférico de Puerto Plata tiene capacidad para 18 personas. Es del tipo
“va/viene” y consta de tres cables en cada lado, dos cabinas, dos estaciones y
una torre de sostén de los cables.
- De estación a estación el aparato recorre 2,700 metros de cable a una
velocidad promedio de 5 metros por segundo.
- Horario: de lunes a domingo de 8:30 de la mañana a 5:00 de la tarde.
- Precio: Adultos RD$350 y niños menores de 10 años RD$200, con ofertas de temporadas para los dominicanos.
- Dirección: avenida Manolo Tavárez Justo, sector Las Flores. Página web: telefericopuertoplata.com/
13/8/13
Fieles al madero
Treinta artistas dominicanos, pioneros, consagrados y emergentes, evocan
en una exposición el uso de la madera en la escultura criolla.
Antes de presentarse impecables ante el público, la “Infanta 10” de Antonio
Prats Ventós formó parte de un esbelto roble, la “Damisela” de Miguel Estrella
de un pedazo de guayacán y “Las mellizas de Guazumal”, de Marcelo Bermúdez, de
sendos troncos de caoba.
Las 32 piezas que se exhiben en la sala de exposiciones temporales de la universidad Apec fueron, de hecho, trabajadas en madera.
De ahí el nombre de la exposición de la Unión de Escultores Dominicanos (UEDOM): “El madero, tradición en la escultura dominicana”, abierta al público desde el pasado jueves y hasta el 12 de septiembre con obras de 30 artistas dominicanos.
Es la primera vez que una exposición de este tipo reúne a tantos escultores locales y lo mejor, dice Freddie Cabral, presidente de UEDOM y curador de la muestra, es que brinda al público la oportunidad de apreciar en un solo lugar las creaciones maestras de pioneros como los fenecidos Gaspar Mario Cruz, Prats Ventós, Luis Martínez Richiez, Antonio Toribio, Miguel Estrella y Alberto Ulloa junto al trabajo de artistas vivos consagrados y emergentes.
Las 32 piezas que se exhiben en la sala de exposiciones temporales de la universidad Apec fueron, de hecho, trabajadas en madera.
De ahí el nombre de la exposición de la Unión de Escultores Dominicanos (UEDOM): “El madero, tradición en la escultura dominicana”, abierta al público desde el pasado jueves y hasta el 12 de septiembre con obras de 30 artistas dominicanos.
Es la primera vez que una exposición de este tipo reúne a tantos escultores locales y lo mejor, dice Freddie Cabral, presidente de UEDOM y curador de la muestra, es que brinda al público la oportunidad de apreciar en un solo lugar las creaciones maestras de pioneros como los fenecidos Gaspar Mario Cruz, Prats Ventós, Luis Martínez Richiez, Antonio Toribio, Miguel Estrella y Alberto Ulloa junto al trabajo de artistas vivos consagrados y emergentes.
“La madera tiene su particularidad. Algunos hacen leña con ella, otros
construyen viviendas, pisos y muebles. Pero para el escultor, la madera es una
obra que implica sacar lo que hay dentro de ella. Para hacerlo nos valemos de
madera noble, es decir, maderas que perduran a través del tiempo como el
guayacán, el roble, la caoba, la baitoa y muchas otras”.
Es posible apreciar en la sala la evolución de la escultura dominicana de los últimos 50 años porque la exposición muestra, por un lado, la maestría generalmente simple de los grandes maestros y, por el otro, la talla abundante y ansiosa de los jóvenes.
“El artista consagrado estudia la madera y le quita sencillamente lo que tiene de más. El joven viene con mucha fuerza, vigor y pasión y debe consumirlos”, lo explica Cabral.
El conjunto mantiene, sin embargo -como expresa el escultor a LISTÍN DIARIO-, las características del arte espacial y tridimensional hecho en República Dominicana y que se distingue por el movimiento típico del trópico, las estampas costumbristas y el erotismo de las curvas femeninas.
“Todas esas cosas que dan lugar a obras con una identidad asociada a nuestra cultura”, apunta.
Es posible apreciar en la sala la evolución de la escultura dominicana de los últimos 50 años porque la exposición muestra, por un lado, la maestría generalmente simple de los grandes maestros y, por el otro, la talla abundante y ansiosa de los jóvenes.
“El artista consagrado estudia la madera y le quita sencillamente lo que tiene de más. El joven viene con mucha fuerza, vigor y pasión y debe consumirlos”, lo explica Cabral.
El conjunto mantiene, sin embargo -como expresa el escultor a LISTÍN DIARIO-, las características del arte espacial y tridimensional hecho en República Dominicana y que se distingue por el movimiento típico del trópico, las estampas costumbristas y el erotismo de las curvas femeninas.
“Todas esas cosas que dan lugar a obras con una identidad asociada a nuestra cultura”, apunta.
Sobre UEDOM
La Unión de Escultores Dominicanos (UEDOM) se formó en junio de este año precisamente a partir de la invitación que se les hizo a los artistas para esta exposición, comenta Cabral.
“Me di cuenta del deseo que teníamos de hacer cosas en común y pensé que la mejor manera de hacerlo era formando una asociación. Hasta este momento no había un gremio que agrupara a los escultores de República Dominicana”.
Uno de los objetivos de UEDOM es motivar a los nuevos artistas a optar por la
escultura como forma de expresión y rescatar su prestigio como la categoría de
las artes dominicanas que más lejos ha llegado en el plano internacional, de lo
que da cuenta el nombre del escultor Luis Martínez Richiez, el primer
dominicano en ganar la Bienal de París, en 1959.
Actividades
Como parte de “El madero, tradición en la escultura dominicana”, en la Sala de Exposiciones Temporales de Apec Cultural se realizarán paneles formativos los jueves 15, 22 y 29 de agosto y el jueves 4 de septiembre en los que se tratarán los temas: “La talla sobre madera en la escultura dominicana”, “La escultórica dominicana en el devenir de la nación”, “La escultórica dominicana, un análisis crítico” y “El mercado del arte de la escultura en RD”.
32 obras; 30 escultores
La sala de exposiciones de APEC acoge las obras de: Gaspar Mario Cruz, Antonio Prats Ventós, Luis Martínez Richiez, Antonio Toribio, Miguel Estrella, Alberto Ulloa, Ramiro Matos, Pedro Méndez, Ramón Osorio, Félix Paula, Genaro Reyes (Cayuco), José Ramón Rotellini, Ángela Burgos, Guadalupe Casasnovas, Andrés Julio Araujo, Ángel Araujo, Marcelo Bermúdez, Rafael Colón (Mangat), Johnny Segura, Sixto Sepúlveda, José Esperanza Trinidad, Fernando Ureña Rib, Salvador Vassallo, Freddie Cabral, Miguel Domínguez, Wilton de Jesús, Miguel Estrella (hijo), Danilo González, Roberto Herrera y Andrés Lantigua. Una obra del escultor Juan Trinidad fue también incluida en la exposición.
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