Sí, pero su disponibilidad dependerá de la presión que ejerza el ser humano
sobre ella. La escasez de agua es un problema mundial, sobre todo por el tema
de la contaminación, dice Domingo Brito, de Medio Ambiente.
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Yaniris
López
yaniris.lopez@lis tindiario
Santo Domingo
yaniris.lopez@lis tindiario
Santo Domingo
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El ciclo
hidrológico de República Dominicana lo determinan las lluvias que caen durante
el año. De estas lluvias, algunas se van a los ríos, arroyos y lagos; otras
mojan el suelo y las plantas y algunas se infiltran en los acuíferos, de donde
obtiene su recarga.
Según datos del Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos (Indrhi), se estima que la precipitación de lluvias en el país es de 73 kilómetros cúbicos por año y que de estos se evaporan 47.03 kilómetros cúbicos, quedando disponibles, como recurso, 25.97 kilómetros cúbicos. Esta agua disponible se divide en dos: el escurrimiento superficial, de unos 23.49 kilómetros cúbicos, y las aguas subterráneas, con 2.48 kilómetros cúbicos.
Incluyendo caudales temporales y permanentes, en el país se han registrado unas 4,000 corrientes de agua, indica el Atlas de la Biodiversidad de República Dominicana (2011).
La mayor cantidad de zonas productoras de agua superficial se encuentra en la cordillera Central, donde nacen 709 cauces de río y arroyos.
En la cordillera Septentrional se han registrado 243 cauces y en la Oriental 193 ríos y arroyos. En las sierras de Neiba y Bahoruco nacen unos 160 ríos y arroyos y en la zona cárstica de Los Haitises nacen 147 arroyos y pequeños caños. También indica el Atlas que el país cuenta con 35 presas con capacidad de embalse de 2,191.4 millones de metros cúbicos. Para julio de 2010, de acuerdo con el Instituto Nacional de Agua Potable y Alcantarillados (Inapa), existían en el país 363 acueductos y 109 sistemas de acueductos rurales descentralizados. Las presas de Rincón, Valdesia, Monción y Bao-López Angostura suministran agua para acueductos.
A partir de estos datos, ¿hay suficiente agua en las cuencas del país para responder
a la demanda de la población o, al contrario, existen motivos para alarmarse? El
agua disponible es suficiente para responder a la demanda agrícola y de consumo,
pero la respuesta a la pregunta dependerá del compromiso humano frente a este
recurso, señala Domingo Brito, director de Aguas y Cuencas Hidrográficas del
Viceministerio de Suelos y Aguas del Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales.
“Cuando tienes casi 26,000 millones de kilómetros cúbicos disponibles y nada más 2,000 millones a nivel de presas, indica que gran parte del agua se pierde, no se aprovecha”, explica Brito.
Los problemas de disponibilidad de esta agua también tienen que ver con la tensión hídrica, dice, un término que se usa cuando un país utiliza más del 45% del recurso agua, como es el caso de República Dominicana.
“Si tuviéramos la misma distribución de lluvias en todas las cuencas, a nivel nacional, se podría esperar que estemos tranquilos, pero hay zonas en las que hay abundancia y hay zonas en las que no.
Las cuencas del Yaque del Norte, Yaque del Sur, Yuna y Nizao son cuencas con mucho caudal, sin embargo, sus aguas están muy comprometidas con las poblaciones que tienen a su alrededor y el compromiso del uso de esas aguas”.
Según datos del Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos (Indrhi), se estima que la precipitación de lluvias en el país es de 73 kilómetros cúbicos por año y que de estos se evaporan 47.03 kilómetros cúbicos, quedando disponibles, como recurso, 25.97 kilómetros cúbicos. Esta agua disponible se divide en dos: el escurrimiento superficial, de unos 23.49 kilómetros cúbicos, y las aguas subterráneas, con 2.48 kilómetros cúbicos.
Incluyendo caudales temporales y permanentes, en el país se han registrado unas 4,000 corrientes de agua, indica el Atlas de la Biodiversidad de República Dominicana (2011).
La mayor cantidad de zonas productoras de agua superficial se encuentra en la cordillera Central, donde nacen 709 cauces de río y arroyos.
En la cordillera Septentrional se han registrado 243 cauces y en la Oriental 193 ríos y arroyos. En las sierras de Neiba y Bahoruco nacen unos 160 ríos y arroyos y en la zona cárstica de Los Haitises nacen 147 arroyos y pequeños caños. También indica el Atlas que el país cuenta con 35 presas con capacidad de embalse de 2,191.4 millones de metros cúbicos. Para julio de 2010, de acuerdo con el Instituto Nacional de Agua Potable y Alcantarillados (Inapa), existían en el país 363 acueductos y 109 sistemas de acueductos rurales descentralizados. Las presas de Rincón, Valdesia, Monción y Bao-López Angostura suministran agua para acueductos.
“Cuando tienes casi 26,000 millones de kilómetros cúbicos disponibles y nada más 2,000 millones a nivel de presas, indica que gran parte del agua se pierde, no se aprovecha”, explica Brito.
Los problemas de disponibilidad de esta agua también tienen que ver con la tensión hídrica, dice, un término que se usa cuando un país utiliza más del 45% del recurso agua, como es el caso de República Dominicana.
“Si tuviéramos la misma distribución de lluvias en todas las cuencas, a nivel nacional, se podría esperar que estemos tranquilos, pero hay zonas en las que hay abundancia y hay zonas en las que no.
Las cuencas del Yaque del Norte, Yaque del Sur, Yuna y Nizao son cuencas con mucho caudal, sin embargo, sus aguas están muy comprometidas con las poblaciones que tienen a su alrededor y el compromiso del uso de esas aguas”.
Contaminación
Otro problema que enfrenta el recurso agua en el país es el de la contaminación. “Puedes tener mucha agua, pero si esa agua se contamina se reduce su disponibilidad, porque se necesitaría una mayor inversión para hacerla potable”, expresa Brito.
Las cuencas más contaminadas del país son las del Yaque del Norte, Yaque del Sur, Ozama y el Higüamo, ríos que pasan por muchas poblaciones que ejercen presión sobre ellos.
En la región Este, sigue Brito, la contaminación es también un problema de intrusión salina, debido a que su acuífero costero es una zona cárstica de caliza porosa, donde tanto la contaminación como la intrusión marina viajan muy rápido.
“En la medida que hace presión, el agua salada va entrando a la tierra y contaminando el acuífero”, señala. Por tratarse de una zona en la que proliferan los proyectos inmobiliarios con fines urbanos y turísticos, como medida de regulación se les está pidiendo a los constructores que no tomen las fuentes de agua de la zona costera, sino que las lleven a los hoteles por tuberías colocadas kilómetros más adentro, donde el agua no tiene problemas de intrusión.
Otro problema que enfrenta el recurso agua en el país es el de la contaminación. “Puedes tener mucha agua, pero si esa agua se contamina se reduce su disponibilidad, porque se necesitaría una mayor inversión para hacerla potable”, expresa Brito.
Las cuencas más contaminadas del país son las del Yaque del Norte, Yaque del Sur, Ozama y el Higüamo, ríos que pasan por muchas poblaciones que ejercen presión sobre ellos.
En la región Este, sigue Brito, la contaminación es también un problema de intrusión salina, debido a que su acuífero costero es una zona cárstica de caliza porosa, donde tanto la contaminación como la intrusión marina viajan muy rápido.
“En la medida que hace presión, el agua salada va entrando a la tierra y contaminando el acuífero”, señala. Por tratarse de una zona en la que proliferan los proyectos inmobiliarios con fines urbanos y turísticos, como medida de regulación se les está pidiendo a los constructores que no tomen las fuentes de agua de la zona costera, sino que las lleven a los hoteles por tuberías colocadas kilómetros más adentro, donde el agua no tiene problemas de intrusión.
Qué hacer para mejorar la gestión
Domingo
Brito señala que las instituciones rectoras en la gestión del agua en el país trabajan
para descentralizar los sistemas de riego y adoptar medidas para cambiar los
tradicionales y hacerlos más eficientes.
“Si tienes un sistema de riego por
inundación para arroz hay que revisarlo, porque se contempla que hay zonas en las
que no debería sembrarse arroz porque esa agua se va a necesitar para otro tipo
de cultivo”, dice.
Hay un programa para ir recuperando áreas que son sensitivas, como la cordillera Central.
“Desde hace un tiempo el Ministerio ha estado trabajando con actividades de reforestación y de conservación de suelos porque es la única forma de mantener el caudal constante en los ríos. Cuando llueve, si la cuenca hidrográfica está descapotada, como decimos popularmente, y no tiene cobertura vegetativa, el agua sube de una vez porque el suelo no es capaz de retenerla. El otro problema es que ese suelo se va a los cauces de los ríos y las presas, obras muy costosas hechas para durar entre 50 y 100 años, a los 11 ya están dañadas”.
Hay un programa para ir recuperando áreas que son sensitivas, como la cordillera Central.
“Desde hace un tiempo el Ministerio ha estado trabajando con actividades de reforestación y de conservación de suelos porque es la única forma de mantener el caudal constante en los ríos. Cuando llueve, si la cuenca hidrográfica está descapotada, como decimos popularmente, y no tiene cobertura vegetativa, el agua sube de una vez porque el suelo no es capaz de retenerla. El otro problema es que ese suelo se va a los cauces de los ríos y las presas, obras muy costosas hechas para durar entre 50 y 100 años, a los 11 ya están dañadas”.
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Publicado el 22 de marzo de 2012 en Vida Verde de Listín Diario
Publicado el 22 de marzo de 2012 en Vida Verde de Listín Diario
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