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21/12/18

Zorzal camping


El ecoturismo se vive de una manera especial en la Reserva Privada El Zorzal, la primera área protegida privada de República Dominicana. Pernoctar al aire libre, disfrutar de lo simple, saborear los productos de la zona, recorrer la reserva o dormir en una casa de campaña sobre una plataforma (tipo palafitos) en medio del bosque son experiencias que Sésar Rodríguez invita a disfrutar por solo 45 dólares por día todo incluido.
En la casa de visitantes y otra casita disponible para los viajeros caben entre 15 y 19 personas cómodamente. ¿Ven las casitas de campaña? Debajo de las plataformas no hay nada… Bueno: la verde vegetación, la sombra y la brisa del bosque recuperado.

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Seguir leyendo en Listín Diario: Programa ‘Dos mundos, un ave’

27/11/18

Así como las flores...


Se acerca una supercosecha de Syzygium samarangense (manzana de agua). O pomarrosa, o marañón, o cajuilito rojo… Como quieran llamarla. Por donde sea que una pasa están las matas a rebosar de flores, con ese color tan intenso (entre rosado y rojo turquesa) que invita a suspirar. Son difíciles de ver, porque este árbol echa las frutas en el interior, como el de las carambolas (Averrhoa carambola).
Recuerden que si quieren comerlas por montones, gratis o a precios que dan risa, solo tienen que ir a Sánchez, Samaná, donde se dan por todos lados. Estos días hemos visto muchos ejemplares en flor en La Vega, en San Cristóbal y en la misma capital.





21/11/18

La Llovedora, en Loma Miranda



Es una ruta soñada para aquellos viajeros que no hacen alarde de una buena condición física, un sendero sombreado de apenas kilómetro y medio a lo largo del río Jagüey que termina frente a una pared asombrosamente negra de la que brota una lluvia permanente. 


Dejando atrás el popular balneario Acapulco, solo hay que seguir el curso de agua hacia arriba, a los pies de loma Miranda, para ir internándose poco a poco en el corazón de la montaña. Hay que atravesar cuatro o cinco veces el río con su lecho cargado de piedras de todos los tamaños y corriente cristalina para ubicar los senderos, pero no importa buscar aquí y allí si el guía es el veterano excursionista Manuel Peralta Ureña.


El suelo, una tupida alfombra de hojas o un camino de tierra, amortigua los pasos y hace más agradable la caminata. Solo una pequeña subida antes del destino final y ahí está.

Lluvia que brota de las piedras
Luego de media hora de ejercicio ecológico, se escucha el rumor de una cascada y tras la maleza aparece La Llovedora. 

Le caben muchas definiciones, pero la más justa es que parece la falda de una cascada cuya agua se desparrama sin sentido por la terraza de piedras acompañada de la música característica de un suave y constante aguacero. 
A simple vista, parecería que la lluvia brota de las piedras. Los hilos de agua parecen surgir de todos lados, de cualquier grieta, de lo alto, de los lados, de entre los árboles. 
El charco es cristalino y de pocos desniveles, haciendo del balneario un lugar perfecto para disfrutar en familia. Y para olvidarse, entre muchas otras cosas, del cada vez más nocivo estrés citadino.





12/11/18

Acampada en Candongo Arriba


Candongo Arriba es una idílica comunidad ubicada en el municipio de Bonao, provincia Monseñor Nouel, que ofrece otra experiencia de monteo en República Dominicana.
Ocho kilómetros son suficientes para llegar al campamento, una casa de familia que permite la acampada, y de ahí dos horas más de caminata para disfrutar de los saltos que hacen atractivo el lugar para los visitantes: las cascadas del río Casa de Piedra, en honor a la cueva por donde pasa el río; y la cascada del río Cundo y la confluencia de este río y el Tireíto.


También se encuentra en Candongo el charco de Las Golondrinas, y los paisajes de montaña de un municipio ecoturístico de gente solidaria que acoge con cariño a los viajeros. El tiempo promedio de caminata hasta el campamento es de tres horas.

¿LE GUSTARÍA CONOCERLO?
Manuel Peralta Ureña, reconocido excursionista y explorador de trayectos pocos conocidos, visitará el lugar los días 1 y 2 de diciembre. ¿Qué ofrece, además de transporte ida y vuelta? La oportunidad de probar café orgánico, el clima agradable de las lomas de Bonao, animales que llevarán el equipaje, todas las comidas, té en la noche, mulo de emergencia. Y mucha diversión. El cupo es limitado para 15 personas. Escríbale si necesita saber más detalles a manuelpu33@gmail.com


25/10/18

#TBT --- Sobre el río Nizao


El esófago, estómago, duodeno y parte del intestino delgado del contraembalse Las Barías (Peravia) en diciembre de 2010. Río arriba (abajo en la foto) está la presa de Valdesia, compartida por Peravia y San Cristóbal.

18/10/18

Grevillea(s) en Constanza


Ya tenemos el nombre del árbol con flores naranjas doradas que poco a poco se está adueñando de los jardines y las aceras de muchos puntos en Constanza, La Vega.
Se llama Grevillea robusta y es nativo de las costas del este de Australia. Y aquí se da en un valle intramontano (je). Es una especie de ‘roble’ que según Wiki recibe también los nombres de roble sedoso, roble australiano, roble plateado, árbol de fuego o pino de oro.
Ah, y está considerada como la especie más grande del género Grevillea (hay más de 370 especies), alcanzando entre 18 y 35 metros. Las de aquí no están tan grandes todavía.
De la familia de las Proteaceae, el detalle más lindo del árbol es que su madera se usa para elaborar instrumentos musicales, entre ellos la guitarra. Era muy usada en ebanistería. Las flores salen por paquetes y algo locas, pero ¡son tan lindas!




Amanecer nublado en Río Limpio, Elías Piña


26/9/18

Un reto de observación...


Que hace mucho no lo hacíamos. Aquí les va. Es una planta elegantemente ancha que suele alegrar patios grandes y jardineras en hileras. Las hojas se parecen al fruto ¿o es un vegetal? más consumido en RD en cenas y desayunos. La confunden con una palma, pero en realidad no lo es. Su nombre común tiene mucho que ver con nosotros, es decir, con los monteros y aventureros. Su nombre científico es Ravenala madagascariensis, pero intenten “adivinar” de qué planta se trata antes de buscarlo en Google. Je.

24/9/18

Ríos Blanco y Colorado


¿Notan la línea/corriente de agua que los separa? Aquí se juntan los ríos Blanco y Colorado en el Valle de Dios (Los Cacaos, San Cristóbal, Parque Nacional Montaña La Humeadora), a unos 10 minutos de caminata del área de acampada.
El Blanco desemboca en el Colorado y este, a su vez, en El Mahomita, kilómetro y medio más adelante, aproximadamente.
Son muy bajitos a esta altura. Los visitantes se introducen en sus aguas para tomarse fotos y refrescarse.
¿Los colores? Arena blanca en uno y arcilla roja, en el otro.

7/8/18

En sus marcas, listos…


Y se armó el bollo. Los gatitos se pelearon por el cable por varios segundos. Les gustó tanto la pelea que al final terminaron peleando por placer y se olvidaron del cable. Luego volvían y se cuadraban, volvían y armaban el bollo, pero ya lejos del cable. Si el cable seguía siendo el motivo de la pelea, cualquiera que dejara la pelea podía correr hacia él y declararse ganador. Pero los gatos, que suelen ser muy inteligentes, sabían que era más divertido ‘pelearse’ de a dos que jugar solo. Y el cable… Bueno, el cable solo era la excusa para hacerlo…



26/7/18

La verdadera historia del Valle de Dios y el río Colorado


Fuimos al Valle de Dios y conocimos el río Colorado el pasado fin de semana. Toda una aventura. De la historia que publicamos ayer en Listín Diario reproduzco tres partes que considero interesantes porque hay algunas informaciones falsas sobre estos lugares rodando por ahí. ¿Quién fue la primera persona que documentó el lugar (para tv)? ¿Cuándo se realizó la primera visita ecoturística abierta al público? ¿Por qué el río tiene este color y quién y por qué le puso el nombre al valle?

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El valle y el río de moda
Hace tres años, el explorador dominicano José Then invitó a otro gran aventurero, Manuel Peralta Ureña, a explorar la parte alta del río Mahomita, al noroeste de San Cristóbal. Querían ver si encontraban charcos y cascadas a su paso por el Parque Nacional Montaña La Humeadora.

Comenzaron la ruta el 29 de marzo de 2015 en la comunidad Santana Abajo (municipio Los Cacaos) con el guía Antonio Tejeda (El deportao). Luego de seis kilómetros de subidas y bajadas divisaron desde lo alto de una loma un área verde claro descampada que contrastaba con el verde oscuro de los bosques que la rodeaban y hasta allí los condujo Antonio. Llegaron a las 12:30 de la tarde.


El lugar tenía su letrero: El valle de Dios, y en medio una caseta usada por los trabajadores de las brigadas forestales de Medio Ambiente que todavía hoy laboran de lunes a viernes en la reforestación, cuidado y control de la zona. Los monteros publicaron fotos y datos del lugar en las redes sociales.

Peralta los compartió con Lotetta Jiménez, de la Brigada Ecológica Aniana Vargas, quien para mayo de ese mismo año organizó la primera excursión ecoturística abierta al público hasta el lugar.

Cuatro años antes, en 2011, la periodista Altagracia Salazar ya había realizado un documental sobre el valle luego de visitarlo en compañía de Julio César Domínguez Montás, entonces viceministro de Medio Ambiente y encargado del programa de rehabilitación de la cuenca del río Nizao.
Las visitas no han parado desde hace tres años. Entre 30 y 100 personas se acercan todos los fines de semana para conocer el valle y muchos de los atractivos diseminados en sus alrededores. Uno, en particular...

¿Qué tiene de especial la zona y por qué se ha convertido en la excursión ecoturística de moda?


EL RÍO COLORADO

Luego de 10 minutos de caminata suave desde el área de camping se encuentra el motivo que inspira muchos de los viajes al Valle de Dios: conocer el único (todavía) río rojo de República Dominicana, entrar a sus aguas, tocarlas, caminar por su lecho y preguntar, claro, por qué tiene ese color. La teoría más difundida sobre el color de las aguas es que en su nacimiento hay una mina de óxido de hierro.

El guía forestal Ramón Osiris Casado (Yaco) asegura que cuando llueve se pone todavía más rojo, que cerca de su nacimiento tiembla la tierra de manera constante y que “si metes una vara y la empujas se va hundiendo, hundiendo”.


Domínguez Montás, en cambio, explica que simplemente el río nace en un pozo de arcilla roja, muy abundante en toda la zona, y que por eso este color característico tan marcado en su nacimiento que se mantiene a veces incluso hasta su desembocadura en el río Mahomita, un kilómetro y medio más adelante.

“Es roja porque el manantial sale directamente de la arcilla, y a veces también tiñe el Mahomita”, sostiene Domínguez.

El punto de encuentro para los excursionistas ver el famoso río es la confluencia donde el arroyo Blanco le entrega sus aguas al Colorado, un espectáculo visual que hace olvidar el dolor en las piernas y todos los contratiempos de la subida, si los hubo.


¿POR QUÉ VALLE DE DIOS?
Cuenta Manolo (Tomás Santana, nuestro guía) que el paraje se llamaba Arroyo Colorado, y que el nombre “El valle de Dios” se lo puso en 2009 el entonces viceministro de Medio Ambiente Julio César Domínguez Montás en un encuentro en el que participaron unas 200 personas.

Ya en Santo Domingo, don Julio no solo corrobora esta historia, sino que nos narra cómo pasó. Dice que conoce bien el lugar desde hace muchísimo tiempo pues en 1994, siendo todavía gobernador de la provincia San Cristóbal, el presidente Joaquín Balaguer lo nombró supervisor de la zona.

Y sostiene que el 22 de marzo de 2009, estando en Arroyo Colorado con los comunitarios de Los Cacaos para firmar el convenio entre Medio Ambiente y la Empresa de Generación Hidroeléctrica Dominicana (Egehid) que dejaría inaugurado el proyecto de rehabilitación de la cuenca del Nizao, los ríos bajaron de repente, rapidísimos, llenos agua, “una cosa tremenda”.


“Estando durmiendo en un pequeño rancho ya abandonado escuchamos un fuerte ruido y eran los ríos y arroyos bajando agua sin estar lloviendo en el área. Al otro día el valle lucía con una hermosa playa de arena y cubierto todo de una espesa y hermosa neblina”.

Al grupo le impactó tanto lo que pasó que Domínguez les pidió: “Levanten la mano, que hoy yo bautizo este valle como El valle de Dios. Y ahí mismo juramenté una comisión para que en lo adelante el valle fuera conocido de esta forma”.
Y así fue.

Cuando el ministro de Medio Ambiente Jaime David Fernández le dijo que todos los valles eran de Dios él respondió que sí, que podrían ser todos de Dios, pero que ese era “de nuestro Dios” y un lugar especial donde se conjugan todas las aguas de las montañas cercanas.

El letrero lo mandó a hacer con Luis Castillo, artesano oriundo de Baní ya fallecido que residía en La Colonia (Cambita). “Es una tabla de madera de melina (Gmelina arbórea) quemada con fuego”, explica Domínguez Montás.

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Más fotos de la aventura: