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5/7/17

Rivina humilis (Esas apariencias)


Miras de lejos el muro y el angelito del lado izquierdo del cerebro se regodea en malos pensamientos hacia los dueños de la casa: tan descuidados, tan cochinos, dejando que la mala hierba se adueñe de la sucia tapia tal vez para no pintarla. Seguro son unos haraganes de m…
Te vas acercando, porque tienes obligatoriamente que pasar frente a la pared, y piensas qué les podría costar quitar los matorrales esos, feos, que suben alegres cubriendo todo, jubilosamente amenazantes, hierbas invasoras que hay que eliminar, usurpadoras especies que ponen en peligro las plantas criollas, de aquí…

Sigues avanzando y a menos de dos metros distingues unas bolitas pequeñitas de color carmesí que serpentean entre las hojas. ¿Qué serán? ¿Y ese color? ¿Pero…? Te acercas, bajas hasta la trepadora, hasta la desafiante enredadera y…
Y ves muchísimas Rivina humilis de bayas tan rojas como la sangre, hermosas, brillantes, ofreciendo un contraste espectacular entre el verde de las hojas y el gris del muro. Y buscas, lees y ves que le dicen así, sangre de toro, fruta tinta. Que de las 37 especies analizadas del género Rivina solo dos son aceptadas, la humilis y la brasiliensis. Que se pueden encontrar desde el sur de Estados Unidos hasta Centroamérica, el Caribe y la América del Sur tropical. Que son nativas, pues. De aquí.
Y al alejarte piensas: “Otra vez caes, Yalo. Otra vez te dejas llevar por esas apariencias…”.




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