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25/5/17

¡Frankétienne! (Monumento al ego 28)

Maro y Yalo con Frankétienne
Nos lo topamos en la caseta de la Embajada de Haití, el penúltimo día de la XX Feria Internacional del Libro Santo Domingo 2017 (FILSD): impecable, fresco, cordial, con abalorios “cristianos” sobre el pecho y un aura de inspiradora calma que dista un poco de su discurso pesimista y provocador.
 (...)
Le preguntamos si tendría la amabilidad de respondernos algunas preguntas. Contesta que sí, pero que las hagamos despacito porque no habla mucho español y debido a un accidente cerebrovascular solo escucha bien de su oído izquierdo.
Son tantas las preguntas que una quisiera hacerle a Frankétienne…

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10/5/17

En el Día Mundial de las Aves Migratorias

Aves en el lago Enriquillo

El Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma) invita a celebrar hoy el Día Mundial de las Aves Migratorias. El tema de este año: “Su futuro es nuestro futuro”.
En República Dominicana, aunque llegan a bosques internos y altos como la Sierra de Bahoruco y la loma Quita Espuela, si quieres fotografiarlas y observarlas por montones las encuentras en las lagunas interiores y las albuferas y zonas costeras donde abundan los manglares y diversas especies de juncos, algas, musgos, insectos, crustáceos y peces pequeños.
Estos hábitats les proporcionan refugio y alimento.
Se dejan ver especialmente en las zonas de vida silvestre de Nigua, en San Cristóbal; en las lagunas y lagos interiores de Cabral, Oviedo, Saladillo y Enriquillo; y a lo largo de las costas de Montecristi, La Gran Laguna y Perucho (María Trinidad Sánchez) y Nisibón (La Altagracia).
Se han reportado más de 100 especies de aves migratorias en territorio dominicano, las más “avistadas” suelen ser bubíes (Anous stolidus), playeros solitarios (Tringa solitaria), gaviotas pico negro (Sterna sandvicensis), playeritos manchados (Actitis macularía), gaviotas oscuras o charrán (Onychoprion fuscatus) y las cigüitas de manglar (Setophaga petechia).

9/5/17

Una gina casi bonsái...


Nadie podía creer que tuviéramos una plantita de gina (Pithecellobium dulce) como “mascota vegetal”.  Se acercaban y preguntaban qué mata era esa, tan rara para estar en una maceta y en interiores.
Gina. Es gina. ¿O es jina? La de las vainas verdes con masitas rosablanco por dentro, una pulpa que comen los pájaros y la gente también.
Los más jóvenes no entendían nada. Ni siquiera, decían, habían visto un árbol con estas características. Algunos adultos la conocían. Pero los del campo... Ay, los que habían crecido en un campo o viajan mucho al interior… Esos sí sabían de qué frutita se trataba. Y recordaban haberla comido, o haberla maroteado, como escribimos en aquella ocasión. Nada.
La de la foto creció así de linda en nuestro pozuelo/macetero después de germinar en el patio del fotógrafo Leo Santiago (tiene tantas plantitas frutales que cultiva por placer que ya no sabe qué hacer con ellas) y pasar a adornar nuestra mesa de trabajo. La regalamos para que sea plantada en tierra, en un patio grande, porque pronto nos mudamos (harán cambios en el espacio) y a donde vamos no podemos llevar muchas cosas…