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16/6/14

La encuesta de Falcondo (Novela de una chica ilusa, cap. 14)

 
La Vega.-  Ayer, justo mientras hablábamos del lío entre los herederos de la familia Rosario-Díaz y la Barrick, un carro se para frente a la galería. Baja una persona, se acerca y pide que le respondan una encuesta que está realizando Falcondo en La Vega sobre la explotación minera en loma Miranda.

Acepto responder si no es necesario dar el nombre. No es necesario dar el nombre. Pero me piden la dirección y el número de la casa. Le digo que si se los doy ellos pueden averiguar quién respondió la encuesta, ¡jaaaaa! Neurótica, Yalo.
Lo piden, dice la persona que me encuesta, porque luego pasará un supervisor a confirmar que, efectivamente, la encuesta fue realizada. Me quejo por la falta de confianza que les tienen a ellos, a los encuestadores. La persona me dice que hacen bien, porque ellos podrían sentarse bajo una mata de mango y llenar la encuesta.
Tiene razón, ¡grrrr!
Las preguntas eran cerradas con algunas respuestas largas. Y tenía que elegir una opción aunque no estuviera de acuerdo con ninguna de las opciones.
Las primeras preguntas me pusieron de mal humor: ¿cuántos años tengo, de cuántos son mis ingresos mensuales, cuál es mi profesión, mi grado académico y qué religión practico? Le digo a la persona que, para los fines, esas preguntas son irrelevantes si lo que Falcondo quiere saber es si estoy o no a favor de la explotación de la loma. ¿Vale más la opinión de un universitario que la de un campesino? ¿O al revés? ¿Qué m… importan mis creencias religiosas en este caso?
Respondo algunas, me niego a responder otras. La persona que me encuesta, muy gentil, dice que tengo que responder. Le digo que puede poner al margen de la pregunta que la persona encuestada dice que esa información no les importa. Pero me da cierta pena y continúo.
Me fijo en que para seleccionar mis respuestas, la persona que me encuesta borra otras ya seleccionadas en mi plantilla. Le pregunto si está usando una plantilla usada y me dice que la persona anterior desistió de seguir respondiendo y las hojas están contadas.
“Pero, pero –digo- así como pueden pensar que te sentaste bajo una mata a llenar la encuesta pueden pensar, por los borrones, o que yo soy muy indecisa y cambio de parecer, o que tú te estás equivocando al colocar la respuesta, o que manipulaste lo que dije”. Seguimos.
Son muchas preguntas, algunas un poco largas. Noto que la persona que me encuesta terminará con dolor de garganta. Le digo que, si gusta, puedo tomar las hojas y responder directamente, pero me responde que no se lo permiten.
Yalo by Hutchinson
Yo creo que le temen a las notitas que los encuestados puedan dejar al margen.
En una, ella pregunta algo sobre cómo afectará a tal río tal explotación minera en loma Miranda. Le miro y le digo que esa pregunta es un gancho porque ese río no está en loma Miranda y Falcondo no hace el tipo de explotación minera que me insinúa, que si no hay una opción entre las respuestas para decir eso. Que no, que tengo que elegir entre las respuestas. La pregunta siguiente -¡bravo, Yalo- comienza insinuando eso mismo que yo le dije.
Un gancho, je.
Y así continuamos, respondiendo muchas preguntas trabajadas, muchas preguntas que quieren llevar al encuestado a sentir que no conoce tanto del tema como para oponerse a la explotación de loma Miranda. Se lo hago saber, pero me responde que acaba de llegar de un lugar –un paraje lejísimo, omito el nombre a propósito- donde casi todos los habitantes estaban de acuerdo con la explotación, pero ¡ay!, luego se le zafó decirme que Falcondo los había visitado previamente, les había hablado del proyecto, de los beneficios que traería, de los empleos que crearía. Así no se vale.

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P.D.:
1. Hay algo que Falcondo no entiende. Poco importa el motivo por el que gran parte de la población se opone a la explotación de loma Miranda. Poco importa que la loma no reúna las condiciones para ser declarada área protegida. En un país donde la población decide sobre sus recursos y es respetada por sus autoridades, si la población no quiere que se explote, no se explota. Así de sencillo.
2. Hay algo que la población (no están incluidos los políticos) no entiende. Más allá de la razón, de las buenas intenciones y de las manifestaciones sociales, “aves del mismo plumaje vuelan juntas”. Pero esta es una opinión muy pesimista de la Yalo.
3. Al despedirse, mientras cerraba la verja le voceo a la persona que me encuestó: “Lo hiciste muy bien. No te dejes molestar ni manipular por gente desagradable como yo”.

12/6/14

Monumento Natural Los Tres Ojos

El cenote visto desde el techo de la caverna.
¿Ecoturismo en la ciudad? Sí. Es la mejor forma de describir la experiencia que se vive en la cueva de Los Tres Ojos. Además de los tres manantiales, un cenote o dolina también pertenece al monumento natural.

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Yaniris López
Santo Domingo Este
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Con su cenote, ojos de agua de fondos transparentes, formaciones rocosas y verdes senderos, el Monumento Natural Parque Los Tres Ojos es uno de los principales atractivos del municipio Santo Domingo Este, tan accesible y cerquita del centro de la capital dominicana que sorprende que no reciba muchas más visitas.
El acceso a su área verde es gratis. Esto incluye pasear por los senderos y realizar actividades recreativas en sus pequeñas plazoletas.
Pero si quiere conocer la cueva donde se encuentran los manantiales que dan nombre al lugar deberá pagar 100 pesos y aceptar que le coloquen una bandita en la muñeca que lo acredita como visitante –o para que se sienta turista, por qué no.

La boca de una garita disimula los primeros peldaños de la escalera descendente que lleva al corazón de la caverna.

Lago de Azufre
Desde lo alto ya se aprecia el primer ojo de agua y los senderos de ladrillos y piedras que conectan los tres lagos subterráneos y facilitan el recorrido por el suelo de la enorme cueva con parte de su techo a cielo abierto.
Las estalactitas, las raíces de los mangles y las formaciones rocosas parecen vigilar a los recién llegados, el ruido desaparece y una paz que generalmente se asocia a lugares muy distantes de la ciudad augura un bonito paseo. Los ojos de agua, de diferentes tamaños y formas, son tres: el Lago de Azufre (se pensaba que sus aguas eran azufradas), La Nevera (de aguas muy frías) y Las Damas, que por ser el más bajito de los tres, con 1.5 metros de profundidad, era destinado al baño de mujeres y niños hace unos 35 años, cuando el manantial era usado como balneario público.
Durante el recorrido, el guía explicará que el parque mide 3.5 kilómetros cuadrados; que la cueva, descubierta en 1916, guarda vestigios de la cultura indígena; que las aguas de los lagos, conectados entre sí, forman parte del río subterráneo Brujuelas; y que el baño se prohibió para conservar sus recursos.
La única persona autorizada para disfrutar de sus aguas es Bienvenido Cabrera, el Tarzán del parque, que, para cuando los turistas alcanzan La Nevera, se tirará al ojo de agua de 6 metros de profundidad en un “show” que asegura realiza desde hace más de 50 años. Y lo hace con gusto aunque esté de mal humor porque alguien le reclamó su mala costumbre de fumar dentro de la caverna.

Los Zaramagullones
En el lago La Nevera se toma una rústica –pero segura- embarcación que atraviesa por un costado el ojo de agua y atraca en una estrecha plataforma que conecta con Los Zaramagullones, un cenote de unos 220 metros de circunferencia y aguas verdes rodeado por una tupida vegetación.
Aquí el guía explica que precisamente por estar al descubierto es que recibe el nombre de cenote y no de ojo de agua.
 Este es uno de los puntos más “fotogénicos” del recorrido y el único desde donde el visitante puede apreciar el cenote a “ras de agua”.
Ya en el exterior, sobre el techo de la caverna, se obtiene una vista espectacular de la depresión geológica.

Más que una cueva Luego de largos años marcados por la falta de vigilancia y el descuido ambiental, el Monumento Natural Los Tres Ojos fue rescatado en 2008 por las autoridades de Medio Ambiente.
Parte de este trabajo se puede apreciar en la limpieza del entorno, cierta vigilancia y en la abundancia de especies nativas y endémicas de la flora y la fauna dominicanas.
Aves, murciélagos, lagartos y jurones comparten espacio con frutales, mangles, suculentas, robles, copeyes, helechos, caobas, uvas de playa, otros árboles y cobertores de suelo. A lo largo de los senderos fueron colocadas unas 20 piezas de los famosos santos de palo que elaboran los artesanos de Bonao.
Si, además de la cueva, decide recorrer los senderos del parque, la naturaleza le premiará con el rojo y brillante espectáculo de los flamboyanes en flor…


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¿Qué hace falta en los tres ojos?
- Folletos con información oficial y detallada del monumento natural que estén disponibles en la caseta de entrada o en la tienda de artesanía que funciona en el parqueo de la cueva.
- Más vigilancia en los senderos exteriores, especialmente en los alrededores del cenote.
- Un número telefónico al que las personas puedan llamar para solicitar información (información que incluso en el Ministerio de Medio Ambiente se dificulta conseguir).
- Más respeto ambiental por parte de los visitantes. Muchos agreden la naturaleza al escribir en las hojas y troncos de los árboles.

UBICACIÓN Y ACCESO.
El Monumento Natural Los Tres Ojos está ubicado en el extremo este del Parque Mirador del Este (provincia Santo Domingo).
La entrada se encuentra en la calle marginal Las Américas Este (del Expreso Las Américas).

HORARIO Y TARIFA.
El parque está abierto todos los días de 8:00 de la mañana a 5:00 de la tarde. La entrada a la cueva cuesta 100 pesos para todo público. Este precio no incluye el guía (su tarifa dependerá del tamaño del grupo) ni la barcaza que lleva a Los Zaramagullones (en este caso se deberá pagar 25 pesos).

Un patio así...

...como el del hotel California, en Jarabacoa (La Vega). Sólo durante el verano...

5/6/14

Jardinería de corales en República Dominicana

Gracias al exitoso programa de recuperación de corales iniciado en 2004 por la Fundación Ecológica Puntacana, cerca de 4,000 metros de tejido lineal de las especies Acropora se han propagado en los últimos 10 años.

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Yaniris López
Santo Domingo
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Factores naturales y humanos han provocado un descenso de las colonias de corales en todo el mundo. Se estima que en el Caribe, la población de las especies Acropora cervicornis (cuerno de ciervo) y Acropora palmata (cuervo de venado) ha mermado en más de 97% en los últimos 30 años, considerándose ambas en estado crítico de extinción.
Debido a la importancia de estas especies para el ecosistema marino del Atlántico central, la Fundación Ecológica Puntacana se propuso en 2004, en una alianza con la Escuela de Marina y Ciencia de la Universidad de Miami y la organización Counterpart International, rescatarlas de la extinción.
El exitoso resultado son casi 2,000 metros de tejido lineal de Acropora propagados solamente en el vivero de Punta Cana y varias réplicas del proyecto en distintos puntos de la costa dominicana.
¿Cómo lo hicieron? Recolectaron material de colonias existentes y las propagaron en viveros bajo el agua en armazones de soga y metal ubicados frente a las costas de Punta Cana, en la provincia La Altagracia.
A medida que crecían los corales, podaban los armazones y los fragmentos de corales eran plantados nuevamente en el arrecife.
Para 2012 los corales, a través de la reproducción asexual o del desove, volvieron a su propia recuperación.

Buena acogida
Diego Lirman, profesor de la Universidad de Miami y líder de este proyecto científico para la fundación Puntacana, dijo a LISTÍN DIARIO que el éxito del programa ha resultado una grata sorpresa para la comunidad científica, que al principio mostró cierta resistencia.
Pero era una resistencia entendible -opina Lirman-, que suele aparecer cuando se manipula la naturaleza y sus elementos se mueven de sitio.
“Cuando empezamos a hacer un análisis y revisión de quiénes estaban trabajando y dónde, nos encontramos con más de 50 proyectos de restauración de corales que usaban el género Acropora en el Caribe, incluyendo a Florida. Luego nos dimos cuenta de que muchos de esos proyectos habían terminado, habían sido de corto plazo o no habían tenido suficiente apoyo local y fueron desapareciendo”.
Pero no era el caso de los viveros de Punta Cana, apuntó el ecólogo marino en uno de los talleres que cada cierto tiempo organiza la fundación.
Según Lirman, a nivel de la propagación en los arrecifes de corales de las especies cuernos de ciervo y cuernos de arce, este es uno de los tres centros más importantes dentro del Caribe, incluyendo Florida, en cuanto a la biomasa y fenotipos y a la cantidad de colonias que se han trasplantado de vuelta a los ambientes naturales.
Este logro provocó un cambio de opinión en la comunidad científica en los últimos cinco años.

“Inclusive tenemos socios que en su momento habían estado no sólo en contra, sino con dudas respecto a la metodología. Ahora que hemos demostrado que funciona, que estamos mejorando el medio ambiente, que no estamos modificando la genética y que no estamos contribuyendo a la degradación, estamos siendo más respetados”, expresa.
Lirman considera, sin embargo, que la alarma sobre el deterioro de los corales debe continuar. “Hay que entender que trabajar solamente en un frente no va a solucionar el problema. Hay problemas ambientales locales y nacionales que impactan los ecosistemas y que se deben mejorar para que la recuperación de los corales perdure”.

Miles de tejidos en línea
Jake Kheel, director de la Fundación Ecológica PuntaCana, confirma que actualmente existen nueve viveros de corales en República Dominicana establecidos por la Fundación Ecológica Puntacana y sus socios Reef Check RD y Fundemar. Estos viveros están ubicados en Punta Cana, Punta Rucia, Bayahíbe, Pedernales, Las Galeras, el Parque Submarino La Caleta, Sosúa, Montecristi y Palmar de Ocoa.
Hasta julio de 2013, más de 1,665 metros de tejido lineal de Acropora se habían propagado en el vivero de Punta Cana (la fundación maneja cuatro de estos viveros) y unos 2,000 metros de tejido en los otros viveros.
En lo que va del 2014, sigue Kheel, 13 sitios de trasplantes adicionales han sido establecidos en Punta Cana, utilizando unos 1,920 fragmentos del vivero.
“Esto equivale a unos 700 metros de tejido. En total, 35 sitios de trasplante han sido establecidos en la zona arrecifal de Punta Cana desde el 2010”, explica Kheel.
La Fundación Reef Check Dominicana, que maneja viveros en Sosúa (Puerto Plata), La Caleta (provincia Santo Domingo), Palmar de Ocoa (Azua), Las Galeras (Samaná) y Juancho (Pedernales), instalará próximamente uno en la provincia Montecristi.

Bancos de genética La Fundación Ecológica Puntacana inició también la instalación de bancos de genética de las especies Acropora en Sosúa. “Es bueno tener depósitos en otros lugares para restaurar los arrecifes en caso de tormentas”, explica Diego Lirman, ecólogo marino de origen argentino.
Las especies del género Acropora, agrega, contribuyen a la estructuración de los arrecifes, proveen de hábitat a otras importantes especies e invertebrados y son ideales para ser criados en jardines (viveros marinos) gracias a su rápido crecimiento.
“En nuestros viveros hemos podido repoblar lugares que habían perdido toda la población de corales”, dice.


Adopta un coral 
Aunque ocupan menos del 0,001% de la superficie de los océanos del mundo, los arrecifes de coral, como explica la fundación Reef Check Dominicana, contienen alrededor de un cuarto de toda la vida marina conocida. Para buscar aliados en el trabajo de restauración de corales, Reef Check promueve la campaña “Adopta un coral”.
¿De qué se trata? La institución mantiene un registro de cada uno de los corales en los viveros, “haciendo posible que cada persona se haga responsable de asegurar el adecuado mantenimiento y posterior trasplante de uno o varios corales. Esta es una excelente oportunidad para que la restauración activa de estos corales sea autosuficiente, y es una manera muy innovadora y diferente de hacer un regalo a alguien en un día especial”, entiende la organización sin fines de lucro. Si te interesa colaborar, escríbeles a info@reefcheckdr.org