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23/3/13

Por la conservación de las ballenas jorobadas

Richard, Alicia, Gaston, Ileana, Peter, Kari y Javan en Samaná.
Una delegación de San Vicente y Las Granadinas, único país del Caribe donde está permitida la caza de ballenas, estuvo de visita en Samaná interesada en aprender sobre la observación de jorobadas con fines turísticos.

Santa Bárbara de Samaná
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San Vicente y Las Granadinas (SVG) es el único país del Caribe donde está permitida la caza de ballenas, una actividad a la que se oponen países que, como República Dominicana, promueven el uso no letal de los mamíferos marinos y apoyan la observación de cetáceos con fines turísticos.
La caza en estas islas ubicadas en el arco de las Antillas Menores, al norte de Venezuela, se realiza de manera exclusiva en la isla granadina de Bequia, donde, además de jorobadas, reciben la visita anual de cachalotes y delfines.
En Bequia, la caza es realizada por unos 14 pescadores que utilizan dos botes a vela y es apoyada por unas 1,000 personas de las casi 6,000 que habitan el territorio insular de 18 kilómetros cuadrados.
En 2012, durante la reunión de la Comisión Ballenera Internacional (CBI) celebrada en Panamá, la directora de la organización conservacionista St. Vincent and the Grenadines National Trust, Louise Mitchell Joseph, le comunicó al comisionado alterno de República Dominicana ante la CBI y administrador del Santuario de Mamíferos Marinos Bancos de La Plata y de La Navidad, Peter Sánchez, su interés en que ambos países intercambiaran experiencias, especialmente en lo relacionado con la industria de la observación de ballenas. Sánchez les indicó que, si visitaban el país, con gusto les entrenaban.
El intercambio se concretó y con el patrocinio de SVG National Trust, que costeó el viaje, una delegación de SVG estuvo de visita en Samaná del 12 al 19 de marzo.
La delegación estuvo conformada por Kari Da Silva, del Ministerio de Agricultura, Foresta, Pesca, Transformación Rural e Industria de San Vicente y Las Granadinas y directora del departamento encargado de conectar el turismo con la pesca en SVG; Gaston Bess, excazador de ballenas (arponero) y responsable de la caza de unas ocho ballenas en los últimos años; Javan Stowe, nativo de Bequia e hijo de un capitán de uno de los botes cazadores de ballenas actuales; y Alicia Lavia y Richard Olivierre, miembros activos de la Academia de Navegación a Vela Tradicional, la cual utiliza veleros que anteriormente fueron empleados para la caza de ballenas.

¿Qué hicieron?
La agenda de los invitados incluyó tres observaciones de ballenas en diferentes tipos de embarcaciones: a bordo de un barco grande con guía especializada, en una yola de 23 pies saliendo desde el muelle de Carenero, y a bordo de un catamarán de 60 pasajeros con almuerzo en Cayo Levantado. 
La delegación sostuvo una reunión con los guías locales Wilfredo Benjamín y Carlos Ramírez en la que aprendieron cómo se organiza un día de excursión para observar ballenas; visitaron el Museo de la Ballena del Centro para la Conservación y Ecodesarrollo de la Bahía de Samaná y su Entorno (Cebse) y se reunieron con los dueños de barcos de Samaná, quienes les expusieron sobre los inicios de la observación de ballenas en el país y el mercadeo de esta actividad.
Sánchez, como administrador del Santuario, les habló sobre la valoración económica de estos animales y del valor de la industria de observación de ballenas a nivel nacional.

Impresionados
El pasado lunes, la delegación de SVG compartió con LISTÍN DIARIO sus impresiones del viaje y los resultados fueron más que halagüeños para el futuro de las ballenas jorobadas en Bequia. Los chicos contaron lo emocionante que fue para ellos vivir por primera vez la experiencia de observar ballenas con un fin ecoturístico y alabaron la receptividad con que los recibieron los dominicanos.
Kari Da Silva afirmó que lo mejor del viaje es que todo cuanto vieron y aprendieron en Samaná les servirá de guía para comenzar en San Vicente y Las Granadinas iniciativas de conservación y observación con propósitos turísticos.
Gastón no sólo expresó su alegría por todo lo aprendido en Samaná sino “que nos comunicó su asombro por el nivel de organización de la industria de observación de ballenas”, expresa Peter Sánchez.
Javan Stowe, cuyo padre de 60 años se mantiene activo en la caza de ballenas, dijo que en el momento en que Bequia decida no cazarlas y, en cambio, opte por la observación, él participará en la nueva industria porque confirmó que resulta muy lucrativa.
Sánchez considera que la visita fue todo un éxito gracias también a la colaboración de Ileana González, veterinaria local  involucrada en la industria de observación de ballenas y quien fungió como edecán de la delegación; de Kim Beddall, Nadim Peguero y Augusto González, que brindaron  parte de su tiempo para conversar y exponer ante la delegación; del apoyo del Cebse y del Moto Marina Yacht Club.

Una actividad no sostenible
Peter Sánchez explica que actualmente Bequia tiene autorización de cazar cuatro ballenas jorobadas por año por los próximos 6 años bajo los lineamientos de caza aborigen de la CBI.
“Estos lineamientos impiden la comercialización de la carne de ballena y sus derivados como también la utilización de equipos modernos, debido a que sólo debería ser autorizada a poblaciones autóctonas, las cuales necesitan de la carne de ballena para cumplir con los requerimientos nutricionales de sus poblaciones”.
En Bequia, además, sigue el biólogo marino, se ha comprobado la caza de crías de ballenas jorobadas, “en total infracción a las normativas de la CBI”.

Más beneficios para SVG

Peter Sánchez señala que las islas de San Vicente y Las Granadinas reciben alrededor de 200 cruceros al año. “Como el turismo de cruceros tiene menos intermediarios y allí la temporada de ballenas es más larga que en República Dominicana, ellos pudieran sacarle muchísima ventaja a la observación y parar la caza de ballenas en sus aguas”.
 

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