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11/1/10

El corazón de la madera en manos de Rivera Mora


Por Yaniris López

Río Limpio, Elías Piña.
La enramada y el pequeño taller de Rivera Mora Guzmán no dicen gran cosa. Como casi la totalidad de las infraestructuras y los deseos en Río Limpio, el distrito municipal más pobre del país (Pedro Santana, Elías Piña), su riqueza y valía sólo se descubren ante los ojos de aquellos que se acercan buscando experiencias natas, únicas, vernáculas. Y él es su artista más internacional, y sus obras tienen mucho del trabajo que se hace con empeño, con cariño. Quizá por eso deslumbran al primer contacto visual.
Desde que siendo adolescente descubriera el arte de tallar la madera, cuando un pedazo de guayacán cayó en sus manos, la escultura ha sido su modo de vida, su inspiración, su gran alegría. Las retorcidas formas de sus cubiertos, lagartos y culebras (su estilo más conocido) las hace de un tirón, con troncos y piezas de madera muerta que sabanea por los campos y montes de los alrededores. Por suerte hay mucha. Más de 300 tipos, dice Rivera. Sus favoritas son la madera de los árboles de café, naranja, cabirma santa, caoba, acacia magium, nogal, el cedro criollo, el roble de cierra y el cambrón.
Él conoce el corazón de cada una, las trabaja por dentro. Así como le cautiva la suavidad del cedro y el roble, se deja seducir por la dureza del guayacán, el canelón y el palo de jaikí, “las más fuertes”, señala. Para el público, para los curiosos que contemplan su trabajo, es un divertido reto adivinar el tipo de madera que usó en determinado objeto a partir del color de la escultura: negro fuerte para el ébano, amarillo claro para el café y mamey intenso para la caoba.
Los nudos y las curvas llaman la atención, ¿cómo logra esculpirlos utilizando una sola pieza, no importa cuán pequeñita sea? Con paciencia y mucho trabajo.

En formato grande
La inmensidad del valle de Río Limpio, coronado con las lomas y los 1,900 metros de altura del pico Nalga de Maco, inspiran el arte de Rivera Mora, un arte que en el 2009 estrenó cambios: el artista riolimpiense se ha decidido por el formato grande y nos presenta esculturas de formas y colores poco vistos en el país.
Sus lagartos y sapos miran ahora desde lo alto de una hoja de eucalipto o sobre un globo terráqueo. Cazan, contemplan el paisaje, descansan... y miden más de un metro.
“Siempre me ha llamado la atención la forma de cazar de los lagartos y quise hacerles una escultura. Son animales muy inteligentes”, explica Rivera. Como se declara amante de la naturaleza, como le apasiona el tema y es un gran conocedor de la flora y fauna criollas, Rivera prefiere trabajar con madera muerta, contribuir con el medio ambiente, cuidar los bosques.
Ya saben, si desean conocer el corazón de la madera, si encuentran un tronco abandonado y creen poder sacarle formas únicas y sorprendentes, escríbanle: rivermora@gmx.net

5 comentarios:

Timoteo Estévez dijo...

mierkina pero que jevi, ta eso y lo mejor que no son arboles buenos... eso si me gusta, yalo no me digas qué no te llevaste un rana de esas?

Timoteo Estévez dijo...

yalo que jevi esta el jurón, wao que jevi... igualito al que le tiraste la foto.. ese juronsito

Gigi en Gigilandia dijo...

Ta cool!!!

ge dijo...

Excelente entrada, particularmente me gusta la idea de utilizar la naturaleza para hacer negocios, sin hacerle daño a la misma.

Por una ecología sustentable en la República Dominicana.

Rohini Kumari Devi Dasi dijo...

Como dos gotas de agua...!!!