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28/12/08

¡Qué tupé! ¡Qué mal gusto!

Mira que construir el centro para visitantes de Valle Nuevo (Parque Nacional Juan B. Pérez Rancier) casi al lado de la principal atracción de la zona, Las Pirámides de Constanza, habiendo tanto espacio en el valle, como que deja mucho que decir del buen gusto de mi apreciada Secretaría de Medio Ambiente (Semarena).
Avic, que viajó hasta la zona a principios de este mes, nos muestra las fotos de “lo chulo” que va quedando el centro, y de lo feo que se verán, en lo adelante, las fotos que tomemos en uno de los espacios ecoturísticos más apreciados por los aventureros dominicanos.
¡Qué tupé! ¡Qué mal gusto! ¡Qué coj…! Tá bien, el mundo no se acabará por eso, pero cónchale…

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P.D.: Será como fotografiar el Altar de la Patria, en el parque Indepedencia: muy lindo y todo lo demás, pero el edificio construido al fondo es el que se roba el show.

14/12/08

El despojo (Novela de una chica ilusa, cap. 3)


Aunque no cree en eso, Yalo pensó que dado que tiene tan buena suerte para que la engañen, que casi nunca ha logrado entregar un trabajo a tiempo, que es haragana en extremo y tonta y pendeja en igual proporción… Ella pensó que un despojo no le vendría mal.
Así, aprovechando que acompañaba a unos amigos –que sí creen en eso– hasta las tierras de Solín, tal vez el más grande santero de San Juan y, cuidado, del país, decidió que ya era hora de “quitarse lo malo y echarlo en el mar”.
Franqueó caminos y laderas, cruzó riachuelos y carreteras y al llegar al llano de Solín hizo como Vicente (que hace lo que ve hacer a la gente): le dio tres vueltas a las cruces de Liborio, tocó cada una de las –no sé cuántas- campanitas del altar –enorme, imponente– y mandó a comprar el velón que emanaría la luz que le indicaría a Solín cuán descricajada era su vida.
Cuando le tocó su turno se sentó en la silla frente al altar mirando los trapos de colores que se enganchan en el techo por cada alma “despojada”, se sobresaltó cuando Solín le dijo que descruzara los pies y se quedó allí como una estatua, sin saber qué decir.
No preguntó nada, no dijo una sola palabra pero tampoco hizo falta. Solín la “desnudó” de arriba abajo, le dijo todo lo que ella quería y temía escuchar y muchas cosas de esas que ella siempre dice que se arrepiente de pensar y hacer. La más ingenua fue: “Tenga cuidado con el dinero, porque así como le llega se va”. Y con las palmas y los dedos de las manos dibujó la siguiente frase: “Le entra por aquí –porque le entra– y le sale por aquí”.
Las demás observaciones fueron muy dolorosas como para exponerlas así, sin que nadie pague por escucharlas.

Con cada palabra de Solín Yalo intentaba que los ojos no se le salieran y, a lo muy cibaeña que es, mantuvo siempre una actitud de: “Ja, no estoy muy segura de lo que usted dice”, cuando en el fondo quería decirle: “¡Mierda, Solín!, ¿cómo es que pegaste en todo?”
Para finalizar, Solín le dio su respectivo despojo con hojas de las que Yalo sólo alcanzó a reconocer la ruda. El agua usada despedía un olor “indescifrable”, como esos olores que emanan de las habitaciones de las abuelas que se están muriendo. Para completar la obra subimos hasta las montañas de Liborio y nos mojamos con la agüita santa que quita hasta las pecas.
Y de nuevo para el valle para hacer un recorrido por San Juan de la Maguana. El viaje había terminado. A las 5:00 de la tarde saldría la última guagua de Caribe Tours.

Allí vamos
¡Vida nueva!, pensó Yalo. Adiós, temores. Adiós, arrepentimientos. Es tiempo de renacer. ¡Allá nos vemos, Santo Domingo!
El frío de la guagua, unido al polvo recogido durante el día, presagiaron una incipiente gripe que Yalo pensó no pasaría de ahí, por lo menos no después de haber dejado atrás todo lo malo.
De la parada siguió hasta el trabajo y allí la “jalaron” los jefes a una oficina para informarle que el proyecto en el que venía trabajando desde hacía un año y pico había sido cancelado, y que ya le informarían lo que haría en lo adelante.
Luego, por primera vez en su vida como empleada –que ya ronda los trece años–, Yalo faltó tres días al trabajo. Sí, ella nunca había faltado, por ningún motivo, a ninguno de sus trabajos (ni siquiera cuando le sacaban las muelas para que los brackes encontraran espacio en su boca). Faltar es lo de menos, se dijo, algún día tenía que ser, ¡pero faltar por una gripe era inconcebible! ¡Intolerable!
Pero así fue. ¿Las hojas? ¿El agua? ¿El polvo de agosto de San Juan? ¿El frío de la guagua? ¿Un castigo del Señor? Ella intenta averiguarlo aún. Solín le había predicho lo del trabajo –en serio– pero también le había dicho que si de algo Yalo debía estar muy orgullosa, con todo y quejarse tanto, era de su envidiable salud…
 
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P.D.: A veces, cuando recuerda el despojo con cariño, Yalo se pregunta de qué color habrá puesto Solín su trapo en el techo de la santería...

25/11/08

¡Nacieron tortugas en Güibia!

Yalo fue la primera sorprendida. ¿Tortugas en la asquerosa playa de Güibia, en el malecón de Santo Domingo? Buehhh... Lo creo porque lo dice una de mis secretarías “favoritas”: Medio Ambiente.
Ellos monitorearon el nido. Nacieron 111 tortuguitas carey de 144 huevos incubados en las arenas amarillas.
“Técnicos de la Subsecretaría de Recursos Costeros y Marinos de SEMARENA, en colaboración con la Policía Municipal del Ayuntamiento del Distrito Nacional (ADN), vigilaban el nido desde agosto hasta octubre”, dice una nota enviada a los medios.
No se tienen registros oficiales de la última vez que alguna anidó en el lugar.
Según la bióloga Antonia Marte Cabrera, técnica de la institución, este año se han contabilizado entre 40 y 50 nidos en playas de todo el litoral dominicano. 
“Algunos anidamientos han sorprendido, por ser en playas muy pobladas, que hacía años que no se producían, como los de tortuga tinglar en Cabarete, Puerto Plata”.
En cada nido las tortugas depositan unos 100 huevos en promedio, dijo.
¿Vieron, Secretaría de Turismo? ¡Hay vida en Güibia! Quién lo iba a decir. Dos millones de capitaleños esperan que la limpien, regeneren y la hagan parecida a lo que era en los años 50 del siglo pasado: el mejor lugar de esparcimiento playero de la Primada y hoy Patrimonio de la Humanidad...

6/11/08

Buen té, excelente café…

O al revés. "Buen café, excelente té".
Don Julio repite estas palabras no sé cuántas veces al día.
Se pasea por El Conde, el parque Colón y las calles de la Ciudad Colonial el día entero anunciando su rica mercancía.  
Es el cafetero ambulante oficial de La Zona y de algunos salones de belleza que lo esperan con ansias después del mediodía, cuando el sopor obliga a buscar en esta bebida la alerta necesaria para seguir en pie.
En esos momentos la voz de don Julio es una bendición. Porque su voz no molesta. Treinta años de experiencia le han convertido en un “marchante” educado, fino. Comenzó con dos termos y ahora lleva seis. Y seguro que es porque no puede cargar más.
Empezó siendo un jovencito porque no pudo seguir estudiando. Vendiendo café y té hizo su casa y mantiene a sus tres hijos. Siempre afable y contento, no le importó posar para Yalo, que cada vez que lo ve y le compra café piensa que si tomara a don Julio como ejemplo no se quejaría tanto de la vida, de lo que estudió, de las experiencias que le ha tocado vivir y de las cosas que aún anhela descubrir.
Lo piensa mientras camina, pero lo olvida todo al llegar al parque Independencia, la condená. Por eso su “depre” es eterna.

28/10/08

Viaje en yola

La timidez no justificada de Yalo le impidió, teniendo frente a frente al jefe de la Marina de Guerra, Julio César Ventura Bayonet, disponible por unas dos horas, hacerle una pregunta que siempre ronda su loca cabecita: Si ella quisiera viajar legalmente en yola a Puerto Rico, con sus papeles y visa en orden, ¿la dejarían zarpar desde cualquier puerto y a la hora que quiera?

20/10/08

Conversación frente a la Catedral

(Basada en hechos reales)

 Pues mira que sí, Cipriana. Yo los vi, con estos ojos que se los tragarán la tierra. Hortensia dice que es mentira, pero es verdad. Te lo juro por mi mamacita, que debe ser una de esas que andan por ahí, porque como entenderás son tantas que, bueno…
Yo digo que es mentira porque no es verdad que sean tan grandes como ella dice. Y mantengo mi palabra.
Tita comienza a llorar.
 No llores, che. Yo confío en ti, es sólo que, caray, te pasaste. Si se entera el Cardenal…
Tita, sollozando y haciendo pucheros como los bebés, dice:
 Pues… aunque… no lo… creas… es verdad. No son embustes. Entraron todos corriendo por esa puerta que está ahí, como si hubieran hecho algo malo, atropelladamente. Sniff. Hace mucho tiempo que los veo, desde lo alto de ese muro, donde duermo. Lo hacen todas las noches, uno o dos. Pero esta semana fueron más de cinco, grandotes, gordos, asustados, huyendo de algo, y se perdían en la oscuridad. Snif. Yo no soy embustera, usted lo sabe. Defiéndame, comadre. Snif, sniff.
 Yo también los he visto, hermana, pídale disculpas a la Tita.
 Ah, así como que no cuadra. Dos contra una. Yo no he dicho que sea mentira, lo que pongo en duda es que fueran tan grandotes. Ahora bien, si es cierto lo que dice Tita, no me cabe en la cabeza cómo es que logran entrar por esa ranura tan pequeña.
¡Son demonios, hermana, demonios!
 Bah, ratones nomás, Cipriana. Ratones que adoran “orar” en la Catedral.

PD: Yalo, única testigo de los hechos, atestigua que es cierto lo que dice Tita. Bien grandotes.

16/10/08

Juan Campusano y su idilio con el golf

Apenas tenía ocho años cuando Juan -Manitas- Campusano aceptó el reto de golpear una pelotita de golf. Con el tiempo logró dominarla; 30 años después, esa bolita lo convirtió en el número uno

Por Yaniris López

Le dicen Manita porque nació con un defecto en la mano izquierda al que, por suerte, nunca le hizo caso. Si lo hubiera hecho, se habría perdido la oportunidad de participar en su primer torneo de caddie a la edad de 9 años. No ganó, pero se mantuvo en la competencia. ¿Cuánto tiempo hace de eso? Treinta y algo, dice. Para entonces ya tenía un tiempecito trabajando y tanteando el área: comenzó como bolero en la cancha de tenis del Santo Domingo Country Club y luego como recogedor de bolas en el campo de golf del mismo lugar. ¿Socio? Nada que ver. Se trataba, y aún se trata, del club más exclusivo de la ciudad. Su papá era empleado del club –por 48 años- y lo dejaba ayudar y corretear por los alrededores. Así fue conociendo todos los secretos de ambos deportes.
Entre el tenis y el golf, se decidió por el más lento y aburrido. Pero estas últimas palabras no deben decirse muy alto delante de Juan, que, sin perder la calma y sin dejar de ser amable responde: “El que cogió un palo de golf e hizo un swing no lo deja. Este es el deporte que atrae a todos los jugadores. La gente dice que es un deporte tonto, pendejo, pero no es pendejo nada. El que lo practica y empezó a darle a la bola cree que es inofensiva y que se la va a comer, pero después quiere seguirle dando, porque esa bolita te desafía”.
Le gustó mucho el desafío de esa pelotita y se tomó la cosa tan en serio que pocas personas han logrado escalar tan rápido los escalafones de este deporte como él.

Los primeros años
“Comencé como caddie, la persona que carga el equipo de palos a los jugadores. Es como un instructor que le ayuda, le da la caída y le recomienda los movimientos”, recuerda. En el golf, afirma, “el caddie sabe tanto o más que un jugador, y en un torneo recibe tanta presión como el jugador”.
Para entender cuán bueno es Juan Campusano hay que hablar de su primer torneo con 18 de handicap. Como sabe que no todo el mundo entiende el término intenta explicarlo. “Cómo te digo. Es la ventaja que el campo le da al jugador”, dice. Ni idea. Intentó explicarlo de nuevo. “Tengo 18 de handicap, para 72, tengo que tirar 90 palos para poder competir, si yo tiro noventa con los 18 de handicap esa es la ventaja que me va dando el campo”. No importa, luego buscaremos esos términos en internet.
“Lo emocionante de todo es que cada vez que pasaba un torneo muy seguido significaba bajar mi handicap. Bajé a 18, a 12, luego a 9, luego a 6, de 6 a 4, de 4 a 2 y luego a cero”.
Los analfabetos golfísticos se preguntarán si eso es bueno o es malo. “Eso es muy bueno”, goza Campusano. “Cuando baja el handicap es porque eres muy bueno y estás jugando muy superior a lo que tienes”.
La ventaja de su aprendizaje es que siempre ha competido con gente que sabe jugar bien. “Hubo una época, en los noventa, en que se cuestionó si los mejores jugadores que había en el país eran los caddies. En esa época el golf estaba duro. Nosotros teníamos un grupo de caddies que salíamos al campo y no tirábamos más de 75 palos. Nuestra competencia era Juan Martínez, el mejor del grupo”.
Lo suyo fue así, rápido, aunque hace apenas unos años, desde el 2001, que forma parte de la Federación Dominicana de Golf y participa en sus torneos.
Para esta época Juan reserva el apartado de los agradecimientos, en el que figuran don Antonio Rodríguez Echavarría –con el torneo que organizaba todos los años para los caddies- y los directivos del Santo Domingo Country Club. Ellos le motivaron para que se inscribiera en la Federación y compitiera. Cuando lo hizo, un amigo que se llama Cheo dijo que le daba seis meses para que, si no se convertía en el número 1, por lo menos fuera el dos.
Ya es el número 1 del nivel superior y en su casa cuenta con más de cien trofeos.
Vaya, el número uno, Juan.
“Eso dicen”, responde.
Es que no hay forma de desligar los méritos de Campusano con la fama de “deporte élite” que tiene el golf. Ese es su gran mérito: rompió barreras, logró imponer y mantener su talento e hizo del golf un deporte “sin exclusión”.
Él lo admite. “Estoy aquí por las facilidades que me han dado muchos golfistas amigos, que me han metido la mano. El equipo no es caro, pero una persona pobre no puede disponer de 50 mil pesos para hacerse con un equipo de palos. Es verdad que duran 20 años, pero un pobre de repente no puede contar con una cantidad tan grande”.
Con relación a la selección nacional de golf, asegura que tiene una debilidad: las prácticas. “Tenemos que practicar mucho, no dejarlo para cuando se acerque un torneo”.
¿Practicar, Juan? No parece que este deporte amerite muchas prácticas. “Hay que practicarlo. Los profesionales te tiran 500 y 1,000 bolas practicando a diario. Terminan de jugar y se mandan a un driving ranch a tirar bolas. Yo practico antes, porque cuando uno termina de jugar nadie me hace tirar bolas con ese estropeo”.
¿Estropeo, Juan? ¿Cómo puede estropear el golf?
“Sí”, dice. “Una ronda suele durar cuatro horas”.
¡Uff!

Foto: Francis Guerrero/Listín Diario

3/10/08

Nada de cemento en Mano Juan

La Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARENA) inició la demolición de dos infraestructuras en proceso de construcción en el poblado Mano Juan, isla Saona, parte del Parque Nacional del Este, informó la institución.
Un equipo integrado por técnicos y abogados de la Subsecretaría de Áreas Protegidas y miembros de la Policía Ambiental iniciaron el desmantelamiento de las construcciones, una propiedad de Eddy De la Cruz y otra de Eddy Quiñones.
Las construcciones de este tipo en Saona violan los artículos 174 y 175 de la Ley 64-00, de Medio Ambiente y Recursos Naturales, así como el artículo 33 de la Ley 202-04, de Áreas Protegidas, y el artículo 13 (incisos 18, 21 y 23) de la Ley 67-74, de Parques Nacionales.
Ambos propietarios admitieron que levantaron las construcciones sin autorización ni consulta con la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales, y alegaron que desconocían que necesitaban solicitar permisos o estudios de impacto ambiental.
La Secretaría de Estado de Medio Ambiente y Recursos Naturales hizo un llamado a la ciudadanía y al empresariado a respetar las leyes y cumplir con los procedimientos y especificaciones de las autorizaciones de la institución para evitar pérdidas en sus inversiones. Las demoliciones se realizan con apego estricto a los lineamientos del Código Procesal Penal, dice Semarena.

Fotos: Semarena
PD de Yalo: Ojalá hicieran lo mismo en todas las áreas que se irrespetan en el país, ¡acciones mucho más perjudiciales que acampar en Bahía, m...!

30/9/08

¡Se conectan a internet con ollas y calderos!

TECNOLOGÍA RURAL AL ESTILO CRIOLLO

Por Yaniris López
Foto: Víctor M. Pérez (Listín Diario)


LOS BOTADOS, Yamasá.- La casa de Jean Carlos de León está ubicada entre cacaotales, tan tupidos que las dos viviendas más cercanas no se ven desde ningún ángulo. Se encuentra en el paraje La Yautía, a tres kilómetros de lodo, zanjas y pendientes del distrito municipal Los Botados, al sur del municipio de Yamasá, en la provincia de Monte Plata.

Los vehículos no llegan hasta la casita azul donde vive con su abuela, doña Aurelia. A veces, dice, si el camino está seco puede entrar con su motocicleta.

Allí, en medio de la modestia más extrema y un silencio que abruma, Jean Carlos no percibe la distancia y los kilómetros que, según la gente, lo separan del mundo moderno y globalizado. Mientras haya energía eléctrica, él está conectado a Internet y a todas las herramientas que ofrece sin pagar un centavo. La antena que le proporciona conexión, compuesta por una pequeña olla de aluminio vieja, un cable y un pedazo de cobre, está en la cima de una mata de coco de unos 40 pies de altura, tal vez más. El mismo se subió a conectarla. ¿Cómo lo hizo?

La señal la toma de la antena de Los Botados, la primera comunidad en beneficiarse, en octubre de 2007, del proyecto Conectividad Rural de Banda Ancha que ejecuta en el país el Instituto Dominicano de las Telecomunicaciones (Indotel). Hace unos meses Jean Carlos, de 21 años y estudiante de ingeniería industrial en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), le preguntó al encargado del proyecto de conectividad rural del distrito cómo se captaban las señales. Edwin San Román le respondió que bastaba con que la antena principal estuviera visible desde donde él estaba ubicado, es decir, desde su casa.

Sólo un poco de ingenio
Ante la respuesta de San Román, y tan escondido como él sabía que se encontraba su hogar, Jean Carlos necesitaba empeñarse si quería conectarse a Internet, un servicio del que toda la comunidad de Los Botados ya disfrutaba y que él necesitaba para hacer las tareas, navegar y conversar con sus amigos.

Acostumbrado a desarmar radios y cuantos aparatos electrónicos llegaban a sus manos desde pequeño, se le ocurrió “crear una antena”. Compartió la idea con su amigo Wilfrido de Paula, también de La Yautía, y juntos trabajaron en algo que nunca se imaginaron iba a llamar tanto la atención.

“Me ubiqué en las otras antenas, me fijé en el material que usaban, me salió la idea y la fabriqué”, dijo Jean Carlos a LISTÍN DIARIO, que llegó hasta su casa para conocer su trabajo. En unas cuantas horas lograron la conexión. Sólo necesitaron un cable coaxial, un pedazo de cobre y una olla vieja.

“No me tomó tanto tiempo”, sigue Jean Carlos. “Fue de una vez, el mismo día”. Según el joven, “el alambre tiene un cable coaxial que cubre la parte de cobre, esa la uno con la olla y la otra partecita de cobre la uno con el mismo cable”. Y eso es todo. La olla funciona como un espejo que enfoca hacia la antena “y evita que la señal sea unidireccional”.

La antena de Wilfrido, que tiene 23 años y estudia Informática en la UASD, está ubicada en la parte trasera de su casa. El jarro viejo de aluminio lo sostiene una larga caña brava.

SUPERACIÓN
En la humilde salita de su casa, Jean Carlos mantiene una especie de taller alrededor de una computadora IBM del año 2000 ensamblada con piezas que él mismo recoge y arregla. Su interés por las computadoras y las telecomunicaciones creció a partir de su primer contacto con las máquinas en el año 2002, durante un curso básico que tomó en Villa Mella. El resto lo ha hecho por cuenta propia.

Doña Aurelia, que ya pasa de 80 años, lo deja trabajar. No se mete en sus asuntos porque no entiende nada de esas cosas. Sólo sabe que ahora se acercan muchas personas hasta su casa para ver la antena que construyó Jean Carlos en lo alto de la mata de coco. El mismo presidente del Indotel, José Rafael Vargas, se acercó para ver lo que habían hecho los chicos.

A los papás de Wilfrido, en cambio, no les sorprenden los inventos de su hijo y sirven de anfitriones de los visitantes cada vez que, debido a las clases, Wilfrido se ausenta. Recuerdan que cuando se enroló como auxiliar de la Autoridad Metropolitana de Transporte (Amet) hace unos años dijo que lo primero que compraría sería una computadora. “Son muchachos despiertos, han subido juntos desde chiquitos, se ponen a inventar y les funciona”, dice Teofino de Paula, padre de Wilfrido. Jean Carlos también fue auxiliar de Amet hace unos dos años.

Hoy ambos chicos están desempleados, enfocados en sus estudios y deseosos de seguir “inventado” y encontrar trabajo en las áreas de las telecomunicaciones y la informática. Ya demostraron que ingenio y deseos de trabajar les sobra. Sólo esperan seguirlo demostrando. ¿Alguien se anima?

25/9/08

Sí, es cierto. Pero lo recuperaron

Pues resulta que es verdad, que se robaron a Neptuno para venderlo por piezas (es de cobre). Lo encontraron tirado en una calle hecho un trapo. Hasta un vídeo hay en Youtube donde se ve el pobrecito. Anda, por lo menos nos quedan las fotos del recuerdo, aunque los puertoplateños ya le pidieron al síndico que la restaure. Mientras lo colocan donde estaba, les recomendamos pasar por el David desnudo de la avenida del malecón y retratarse con él bien rápido, antes de que alguien les vocee "¡agárraselo, agárraselo!"

¿En serio se robaron a Neptuno?


Está bien. No me reiré. El año pasado "denunciamos" que al Neptuno del malecón de Puerto Plata, que tiene una islita para él solo frente a la playa de Long Beach, le robaron el tridente. Ahora Jaclin me contó que se llevaron la estatua completa. ¿Será verdad? Porque según tenía entendido no es tan fácil llegar hasta allí, porque las aguas alrededor de la isleta son medio turbulentas. Si alguien sabe algo nos avisa, ¿sí?
M..., ni las estatuas ubicadas en medio del mar se salvan...

22/9/08

En la Casa-Museo Cayuco

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Yaniris López
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Además de sus 35 kilómetros de playa, de sus cuevas, montañas, artesanía, ríos, lagunas y mangles, una apuesta museográfica con opciones para locales y extranjeros se prepara para recibir al público en Miches: la casa museo de Cayuco (Genaro Reyes), uno de sus más grandes creadores y director artístico del festival cultural ArteMiches.
El lugar es mucho más que su taller y su refugio. Ubicada a orillas del río Yeguada, la casa exhibe y almacena toda la obra del artista desde que empezó a bregar con la madera en 1983.
Y Cayuco quiere compartirla con todos. Artistas y visitantes.
Para eso y por otros motivos volvió hace cinco años a su pueblo natal luego de trastrabillar por varios países y la capital- y se quedó a vivir frente al Atlántico dominicano, entre hierros, madera, lagartos, plantas y antigüedades.
“Es un lugar con mucha energía y los trabajadores como yo necesitan de esa energía para canalizar cierta búsqueda en la materia”, nos dijo Cayuco en la primera intromisión periodística a su refugio.
En el museo, de 400 metros cuadrados, los visitantes “se van a encontrar con lo que ha sido mi trayectoria, las obras de los últimos años de oficio”, dice Cayuco, que comenzó su carrera artística en el año 1983 aprendiendo ebanistería en la Escuela Vocacional de las Fuerzas Armadas de Miches.
De la ebanistería se desplazó a la artesanía y de ésta al tallado de madera. Luego se dedicó a la recuperación de materiales y a la soldadura.

“Sigo con el dibujo, voy unos años a la Universidad Autónoma de Santo Domingo, luego voy por el teatro y he estado canalizando inquietudes literarias a través de círculos literarios de la Zona Colonial, como el Cacibajagua, dirigido por el poeta Carlos Gómez Robles”.
Dice que todo ese proceso de aprendizaje es lo que ha venido a seguir canalizando en Miches. “A seguir compartiendo, contribuir a la formación de jóvenes con disposición a este tipo de oficio”.
En realidad son muchos oficios: hay dibujos, madera, muebles tallados y soldaduras distribuidos por todo el lugar.
“El proceso museográfico no es más que tratar de organizar científicamente la colección, porque ahora todo está como en un almacén, porque el proceso de montaje y de curaduría es un asunto que necesariamente se desarrolla a largo plazo, porque como puedes entender esto es autogestivo y la locura es precisamente esa: embarcarnos en un proyecto museográfico”.

Apuesta cultural
 Cayuco está consciente del trabajo que le aguarda. Sabe que será difícil despertar el interés artístico en un lugar que prefiere otro tipo de entretenimiento.
“Cuando es difícil vivir del oficio como artista plástico en el centro de Santo Domingo, imagínate en la ruralidad, donde todavía la gente no es sensible para adquirir, coleccionar, valorizar la producción de sus artistas y artesanos locales. La gente prefiere invertir en toda otra cosa, en zapatos, ropa, en un radio chino, una lavadora, pero no en un cuadro de un pintor local porque todavía no llegan a esa sensibilidad, y eso es parte de los quehaceres de Artemiches, educar, formar, orientar”.
Artemiches es un festival cultural que se celebra cada año en el municipio y que busca acercar las manifestaciones artísticas y la literatura a sus moradores.
Cayuco diseñó el trofeo en forma de yola o cayuco que se entrega durante la actividad.


Poesía visual
La casa entera de Cayuco es una obra de arte que amerita muchas horas de contemplación.
Horas para ver la colección de barcos y partes de muñecas apretadas en una vitrina, o un taburete que formaba parte de la decoración de un bar ensamblado a partir de un viejo gato automovilístico y pedazos de varillas.
Horas para ver las hojas de grayumo incrustadas en el techo, los cientos de catálogos que esperan ser organizados en un estante, un pedazo de larimar de la playa de Barahona, “la chiva atómica” y “la vinera”, una pieza ensamblada partiendo de la recuperación de vestigios de construcciones coloniales: cerrojos y pedazos de vigas centenarias.
“El hecho de recuperar es que me permite acceder a materiales con mucho pasado y precisamente eso es lo que uno impregna en el ensamblaje, toda la historia de los objetos hallados. No es difícil trabajar las alegorías. Uno busca expresarse a través de la materia”, explica Cayuco.
También hay piezas de galeones recuperados de la Costa Esmeralda y cientos de objetos que conforman una colección de amigos y artistas que quieren dejar algo para el espacio de 400 metros cuadrados que a Cayuco le parecen pocos.






19/9/08

El premio es también para… (Monumento al ego 14)


1.Santiago Tejedor, creador y director de la página de ciberperiodismo de viajes donde se publicaron los trabajos digitales, tuaventura.org. Porque deja que sus corresponsales escriban con el alma. Porque cada entrega de la página nos enseña a comprender el verbo viajar y llegan cargadas de detalles que editan en los diarios, que quitan en los diarios, que excluyen en los diarios. Porque cree en el talento de todos los viajeros –no importa la profesión- y les permite transmitir sus vivencias como a ellos les dé la gana. Porque ha publicado –y nos deja publicar- cosas de RD en las que valora todo lo que hay “más allá del resort”.
2. Tres editoras del Listín Diario: Doris Javier, María Isabel Soldevila y Rosa Borg (Martha Queliz también). Porque a ellas les tocó aprobar y muchas veces defender los trabajos publicados en el formato impreso (sobre todo cuando algunas autoridades salían con un “¿de dónde sacó ella eso?” Y yo loca por decirles, cortándoles los ojos: “De donde ella dice, porque ella estuvo ahí”). Porque gracias a sus diligencias LD fue el medio de comunicación que más apoyo le dio este año al ecoturismo, al turismo cultural y a la promoción de los perfiles provinciales de todo el país. Porque soportaron mi pereza, mi mala maña de dejarlo todo para último momento y aún así confiar en que todo saldría bien…
3. Las Aldeas. Porque esos primeros campamentos en Jarabacoa, Monción, Constanza y Hainamosa cuando apenas éramos unos bichos prendieron en Yalo el amor por la naturaleza, el campo, la lucha, la monteadera y el maroteo.
4. María Mercedes. Na. Porque es la que soporta conmigo la esperadera en los montes (hacer turno para hacer pipí, por ejemplo), el frío de los montes, las maldiciones de los montes, el calor de los montes, la humedad de los montes, y también la que comparte conmigo la belleza de los montes. La belleza única, indescriptible y sublime de los montes. Ah, y porque ella es la que cocina en el monte...
5. Los chicos de “Párate Ahí Tours” (Ismael, Albida, Naivi, Lai, Chabe, Rafa, Eli, Maro, Omar y Cristian). Porque son los viajeros más auténticos, locos, sensibles y manipuladores con los que me ha tocado viajar. No necesitan un solo motivo para coger carretera. Sólo que alguien insinúe la palabra viajecito…
6. Y todos los lectores de Ningún lugar está lejos… en RD. Porque hay que estar medio… para soportar a la Yalo esa.

14/9/08

Con santos no hay misa...

Qué risa. El sacerdote asignado al paraje Hoyo Oscuro, de la sección Sierra Prieta (La Victoria), se niega a dar misa en la iglesia de la comunidad hasta que los moradores quiten los cuadros de los santos y vírgenes que tienen en el altar.
Mientras, las oficia en la escuela.
La iglesia, que está como quien dice abandonada, sirve de depósito de las butacas rotas del centro educativo.
Don Obispo de la Cruz, uno de los fundadores de Sierra Prieta, me dijo que ellos no piensan quitar nada porque “esos santos fueron dejados ahí por sus ‘antecesores’, padres y abuelos, con un propósito santo”, y que ellos respetan a los santos, motivo por el que “ni locos” los moverán de su lugar.
Yo –que no sé nada de religión- respeto la decisión del sacerdote y comparto eso de no venerar imágenes, pero me quedo con los moradores, que han demostrado más devoción y osadía al defender lo que consideran “su patrimonio espiritual”.
Ay, cómo me gustaría que ese sacerdote insinuara que quiten el cuadro de la Virgen de la Altagracia del altar de la Basílica de Higüey. No joda nadie.

11/9/08

Tour virtual por el Zoológico

La última novedad de la página del Zoológico Nacional es un tour virtual por las principales áreas del Parque (en realidad son vistas panorámicas). Gracias a la tecnología, paseamos por los caminos y observamos la fauna y la vegetación del parque de 1,250,000 metros cuadrados y 8 kilómetros de carreteras que constituye uno de los pulmones más importantes de la zona urbana de Santo Domingo. Varios clics y visualizamos las entradas exterior e interior del lugar, el trencito, la planicie I (donde está el Emú) y la planicie II (el rinoceronte y los bisontes americanos). Otros clics y el viaje virtual nos llevará por las áreas de los primates, los felinos y la planicie donde descansan los hipopótamos, la Isla de Monos Araña y la Isla de Cabras y Maribues africanos. Todo el colorido del lago de la aves, los avestruces, la caseta de los monos, los osos y el zoológico de niños también están incluidos en el tour.
La pantalla de acceso no presenta ninguna herramienta “extraña”. Y ya en la página, no está de más seguir navegando y conocer un poco sobre los programas y servicios que lleva a cabo el Parque Zoológico Nacional, inaugurado el 5 de julio de 1975.
Ubicación: avenida Los Arroyos, en Arroyo Hondo. Teléfono (809) 562-3149.
Horario: de martes a domingo de 9:00 a.m. a 5:00 p.m.
Entrada: público en general RD$30, incluido paseo en tren.

PD: No, no es ninguna payola sentimental. Sólo me pareció chévere...

9/9/08

Divinas letrinas

Hace unos años, cuando trabajaba para el periódico Hoy, me tocó hacer un reportaje sobre el trabajo social que hacía una ONG en los lugares más alejados de las provincias del sur del país. Lo titulé “De comunidades aisladas a núcleos de integración social” porque eso, precisamente, era lo que hacía la organización, ayudar a elevar la calidad de vida de los moradores organizándolos en núcleos comunitarios y facilitándoles ayuda económica. De todas las actividades que realizaban, hubo una que me afectó en gran manera y que nunca he podido olvidar: las comunidades hacían una fiesta cada vez que inauguraban un grupo de tres o cuatro letrinas. Sí, letrinas. Un hoyo en el suelo con cinco hojas de zinc y un sentadero. Recuerdo que ese día, que coincidió con las fiestas de San Miguel, en uno de los parajes que bordean el río Mijo, en San Juan de la Maguana, prepararon unos cinco calderos enormes de sanchocho en fogones al aire libre y la gente bailaba salves y palos de lo más feliz. Lo recordé porque la semana pasada tuve que recurrir a una de ellas para vaciar el contenido de mediodía de brincaderas por los campos de la provincia Espaillat. Leo Santiago pensó que sería divertido tomarme unas fotos entrando en la letrina. De hecho, se rió muchísimo. Pero qué va. No me importa usarlas. En el monte, una letrina es un lujo. Y yo también haría una fiesta si su construcción implicaría dejar de defecar en los ríos y entre los matorrales.

2/9/08

¿Chow mein o lou mein?

Nunca discutan con Iván, el chino que atiende en el Centro Restaurante Popular del Barrio Chino, en la avenida Duarte después de la Benito González. El y su papá son unos expertos manipuladores (insertar sonrisa).
El menú dice que el plato se llama “chow mein” y así se lo pide una pero entonces él, con su carota, siempre te dice: “Lou mein, lou mein, no chow mein”. Pero anjá, Iván, ahí dice chow mein. “Pero es lou mein, con pasta apastado y blandito como lo comen los dominicanos”. Una se ríe. Nació en China y se llama Iván. Está bien, Iván, tráeme un show mein.
“¡Lou mein!”, explota una y otra vez con su español "alitraneao". “El chow main trae pasta frita”.
Está bien, lo que quieras, Iván.

“No, decidan ustedes”. Pero Iván, lo que sea que traigas está bien. Bueno, trae el lou mein ese.
Es de las cosas más rápidas que preparan, porque si una se queda a esperar que te presenten el pescado y las carnes para que luego te los cuezan, fácil que pierdes una hora sentada. Con la discusión olvido lo de los vegetales y a los cinco minutos grito a la chica dominicana que sirve de mesera:
“¡Ay, mi madre, sin vegetales, corazón, no me le pongan vegetales!”
Y ella, que por suerte no ha heredado a Iván (que al final siempre sonríe cuando una se va), pone la cara medio triste y dice “ya está en el caldero, mezclada con el pollo y la pasta”. En fin, que siempre dejo el “chow mein” o “lou mein” como lo ven en la foto: casi enterito, porque aquí entre nos, no sé por qué siempre le echan más vegetales que pedazos de pollo.

15/8/08

Una expedición "kowabonga" a Cabarete (2)

Los surfistas suelen lanzar un fuerte “kowabonga” cuando logran dominar una gran ola. Indica júbilo, goce, pasarla bien... Cabarete es ese grito, eterno.

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Yaniris López
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Sin auto, a menos que te hospedes en un hotel del centro debes tomar un motoconcho para llegar a la ciudad. Turistas, trabajadores y residentes lo usan sin rechistar. Te cuesta 10 pesos de día y 20 de noche. Cada motoconchista usa un chaleco rojo numerado, medida establecida por las autoridades para organizar el transporte y proteger a los turistas.
Al salir, nuevamente los letreros neón van apareciendo casi inmediatamente y llega un punto en que todos se juntan. Hemos llegado a Cabarete, ciudad de una calle principal famosa por ser la favorita de románticos, amantes de deportes acuáticos, bohemios y hippies de unos 30 países. Aunque esa noche también descubrimos otra cosa: intelectuales, genios en computación y grandes negociantes también se refugian aquí de vez en cuando.
“Es que aquí todo el mundo se lleva bien. Nadie te conoce y el único objetivo común es pasarla bien”, responden los turistas. Para los negociantes, la actividad turística deja buenas ganancias en la zona.
Y, pequeño o grande, cada lugar de Cabarete tiene su público. Los bonches nocturnos no tienen horario pero todos aconsejan los que empiezan a partir de las 10:00 y 11:00. En estos días están de moda los bares Onno’s, Holala, Opa’s y Kiti Bar, donde se reúnen los kiboarders.
Los ritmos se mezclan, el baile invita, los “sanky” se portan bien esa noche y llega un punto en que nadie les hace caso a las voces de U-Brown, Shakira y a un lejano “I jumping, jumping”. Si prefieres algo más calmado, a orillas de la calle está el acogedor restaurant Exenkessel, donde probará las mejores pizzas y comida internacional.
Cuando vence el cansancio termina la noche en Cabarete. Nada del otro mundo y, sin embargo, ese ambiente irresistible hace el viaje inolvidable.
Y si la noche es para el bonche, el día en Cabaerete es para la playa, los deportes acuáticos y la aventura. Las mañanas son para el surf y las tardes para el windsurf y el kite.

Algo interesante sobre el surf nos lo reveló Julia, una chica belga radicada en Cabarete desde hace dos años: nadie se pelea por las olas, como parece que ocurre en otros sitios mucho más famosos como Hawai. Además, ¡no hay tiburones!
Si, en cambio, no te gusta la playa, ni el surf, ni el kite, Cabarete es ciudad de muchas alternativas. Puedes disfrutar de las excursiones a Boca de Yásica o al Parque Nacional El Choco, con sus cuevas y las lagunas “Cabarete” y “Punta Goleta”; o puedes montar a caballo, bucear, hacer “hiking”, montañismo, ciclismo, jugar golf o simplemente explorar los alrededores.

La ciudad
Hace apenas unos 15 años que Cabarete se ha dejado descubrir “a gran escala”. Está ubicado a sólo 20 kilómetros de la ciudad de Puerto Plata y su historia está ligada a la de su municipio cabecera, Sosúa, que en 1940 era una pequeña aldea de refugiados poblada originalmente por inmigrantes europeos (alemanes y austriacos) que huían de la Segunda Guerra Mundial.
Con 14.000 habitantes, hay unos 54 hoteles activos que entre villas, cabañas y edificios ofertan unas 2,500 habitaciones. Hay más de 100 negocios incluyendo restaurantes, bares, tiendas de ropas y de regalos, rent-car, supermercados, bancos de cambio, farmacias, centros médicos, estación de radio y estaciones de gasolina y 7 escuelas de surf y windsurf.
En esta zona se celebra cada año algunos eventos nacionales e internacionales como el Cabarete Race Week, la Copa Mundial de la Asociación de Windsurfing, la Copa Mundial de Kiteboarding y diferentes festivales de jazz.

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Una expedición "kowabonga" a Cabarete (1)
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Publicado en La Generación,
Listín Diario, en enero de 2003
Fotos: Yalo y Cabareteonline

8/8/08

Una expedición “kowabonga” a Cabarete (1)


Los surfistas suelen lanzar un fuerte “kowabonga” cuando logran dominar una gran ola. Indica júbilo, goce, pasarla bien... Cabarete es ese grito, eterno.

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Yaniris López
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Esta vez viajaremos a Cabarete y, aunque no lo creas, “enmochilarse” hasta allá no cuesta tanto. Sólo necesitas llevar ropa cómoda, trajes de baño, bronceador (todo lo demás lo alquilan y muy barato) y separar un boleto en Caribe Tours, único transporte que nos llevará hasta Sosúa, la parada más próxima a nuestro destino.
Siempre alerta a la bocina, los pasajeros con rumbo a Sosúa son los últimos en abordar -primero lo hacen los que van a Santiago y a la ciudad de Puerto Plata-, así que no hay muchas esperanzas de que nos toque la ventanilla. Si tienes esa suerte, disfrutar de los verdes arrozales y otros paisajes del norte del país te sale gratis.
Después de cinco horas, 235 kilómetros y cuatro paradas, estaremos llegando a Sosúa. Y la adrenalina comienza a subir. ¿Será la ciudad tan pintoresca como la pintan en las revistas? ¿Se verá el mar desde la carretera? Pronto lo sabremos.
Sí, el mar se puede ver a intervalos y la ciudad, desde la calle principal, no es tan preciosa como la pintan. Pero vista desde el mar o tomando una de las calles que se esconden tras las montañas, luce poderosamente atractiva. Pero nuestro destino es Cabarete.
La parada en Sosúa es pequeña y el autobús se queda en la carretera. La tarde se apaga. ¿Será fácil encontrar un taxi? Justo al frente de la parada, un letrero pegado a un árbol nos indica que la central era la sombra de la mata y una pizarra el control de las tarifas. Es mejor no mirar los precios. Se supone que en el interior del país los servicios son más baratos.
- Oiga, señor, ¿cuánto me cobra por llevarme a Kite Beach? Está a unos 10 minutos de aquí, antes de llegar al centro de Cabarete.
- Son 200 pesos.(Después de varias “muelas” terminó en cien, pero aún así me parecía muy caro llevarme a un lugar que se encontraba a 10 minutos).
- Y dígame, ¿de qué otra forma puedo llegar?
- Por aquí pasan carros públicos y guaguas que la llevan por cinco pesos.
¡Haber preguntado antes! Hasta barato está el precio. Tomé “la voladora”, pregunté si alguien sabía dónde estaba el hotel y en menos de 10 minutos allí estaba, frente al Kite Beach, que también lucía mucho más pequeño aunque más acogedor que en su página web.
El hotel está a dos minutos de Cabarete y toma el nombre de la playa donde está ubicado, escenario de las prácticas de kiteboarding, deporte acuático que ha colocado a Cabarete en la mirilla mundial en los últimos tres años. Tan normales y simpáticos que da “grima”, es fácil toparse en cualquier playa con estrellas mundiales del kite como Luciano González, “Bobby” o Eric Hertsens.
La mayoría de los hoteles de Cabarete no ofrecen el servicio todo incluido y sus administradores siempre suponen que los huéspedes almorzarán y cenarán en la ciudad. Y Cabarete, de noche, era una tentación. ¿Sería tan activa como dicen?

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Una expedición "kowabonga" a Cabarete (2)
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Publicado en La Generación,
Listín Diario, en enero de 2003
Fotos: Yalo

4/8/08

¡Qué vergüenza! (Novela de una chica ilusa, cap. 2)

En uno de los parques de Baní, el busto de Juan Pablo Duarte comparte primacía con el de Marcos A. Cabral. El de Cabral está ubicado frente a la catedral, y el de Duarte en el otro extremo.
Ayer, cuando paseando con los amigos de Párate Ahí Tours Yalo le preguntó a un señor muy mayor que estaba sentado en un banco quién era Marcos A. Cabral, él hizo señas con las manos, bajando y subiendo el índice en dirección al suelo, como indicando, pensó ella, que tenía algo que ver con el parque o con la ciudad.
Qué bien, pensó la Yalo. En los pueblos suelen ponerles los nombres de personas importantes de la comunidad a los parques.
―Ahhh, ya entiendo ―dice Yalo―, él les ayudó a construir el parque, ¿verdad?
―Pero mi hija ―respondió el señor, entre asombrado y decepcionado―. Marcos A. Cabral fue presidente de este país.
¡Ups! ¡Ups! ¡Ups!

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P.D.: Marcos Antonio Cabral nació en Baní en 1846 y fue presidente de la República del 10 de diciembre de 1876 al 26 de diciembre de 1876. Dieciséis días, pero lo fue. También se destacó en la Guerra de la Restauración. Murió en 1912. Les juro que Yalo jamás lo olvidará.

28/7/08

Por las carreteras de Miches

Con 35 kilómetros ininterrumpidos de playa, lagunas, cuevas, mangles y una rica biodiversidad, el municipio Miches, con 21 mil habitantes, posee el potencial que necesita la provincia de El Seibo para convertirse en un polo turístico. Al lugar se llega desde El Seibo, desde Higüey y desde Sabana de la Mar. Pero créanme: las carreteras están tan deterioradas que parecen caminos vecinales. Las tres. Yo las vi hace unas tres semanas. El pasado mes de junio, el Secretario de Turismo informó en el periódico Hoy que el municipio contará muy pronto con uno de los mejores sistemas de hotelería y alojamiento de República Dominicana. Dijo que a la provincia le había llegado su momento y que había tenido acceso a los anteproyectos turísticos que se programa construir allí y que, pese a que no han sido aprobados todavía, constituirán un orgullo para el país.
Los moradores del municipio se preguntan, entonces, por qué no empiezan por construirles las carreteras. Y todos comparten la misma respuesta: con todo y el potencial turístico que dicen que tiene, “parece que este pueblo está totalmente olvidado”, se queja Carlos Candelaria, hacendado de Miches.
“Si un turista o cualquier persona toma la carretera que va de Miches a Higüey de noche, sin conocerla, es posible que se accidente, porque ni siquiera los puentes tienen señales visibles. Se derrumbaron cuando el ciclón George y no han vuelto a reparar nada en esa zona”, me dijo.
En el caso del puente sin arreglar que se encuentra después de Pedro Sánchez, “parece que están esperando que se derrumbe un cargador de refresco o de gas propano y gasolina para repararlo”. Tampoco entiende, por ejemplo, “por qué tan pronto como se llega a El Seibo uno se puede ir hasta el lago Enriquillo en pista y sin embargo ninguno de los accesos que entran a Miches sirve. Son peores que caminos vecinales”.
Peor: dice que ni siquiera los mismos oriundos del pueblo se atreven a visitarlos porque sus vehículos se les desbaratan en la carretera.
“Yo quisiera que me digan, entonces, de qué desarrollo es que hablan, cuando lo que parece es que hay personas interesadas en que el pueblo de Miches no se desarrolle”, termina Carlos (en la foto).

PD: Yalo escribió ésto como reportera, porque sabe que cualquier cosa personal que diga puede ser usada en su contra por algunos prepotentes funcionarios y autoridades del ¿gobierno? que se gastan los dominicanos.

22/7/08

El Casón, monumento nacional

El Comité Pro Centro Cultural Novia de la Bahía de Sabana de la Mar anunció que El Casón, la antigua mansión victoriana de 1917 que intentaron convertir en centro cultural para la comunidad, ha sido declarada formalmente patrimonio nacional mediante decreto 248-08. El Comité expresa un gran júbilo y una gran satisfacción "por haber cumplido uno de nuestros principales sueños; demostrando así que cuando una comunidad se une, sobre todo la juventud, puede lograr lo que se proponga".

Publicado en Resumen Turismo el 22/07/08

Mis felicitaciones para salvemoselcason.blogspot.com (de ellos es la foto), que se fajaron para conseguirlo.

18/7/08

Los murales de Salcedo (3)




Historia sobre Salcedo y el origen de los murales
Fotos: Yalo

Festicafé 2008 (monumento al ego 13)

Vale. Tá bien. Hace semanas que pasó el Festicafé 2008, que se celebró los días 7 y 8 de junio en la comunidad de Polo, en Barahona. Es que no me atrevía a escribir nada porque cualquier cosa que dijera vendría embarrada con mi palabra favorita. No, ya va. El Festival fue todo un éxito. No me refería a eso. Además de probar el mejor café orgánico del mundo –los había de todo el país-, de participar en una jornada de reforestación, de cantar a todo pulmón con Dany Rivera y de bailar a to’ lo que da con Enerolisa- comimos tanto que… bueno… Unas 25 personas hicieron cola para… En fin, nada. Abrazos de mediados de julio.

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En la primera foto: Enerolisa y Yalo.
En la última: Julissa Lorenzo, Emilia Santos, Yalo y Joan Guerrero.
Fotos de Bienvenida Vásquez y Emilia Santos